Elecciones Primarias: Una Fiesta muy Cara para tan pocos invitados. ¿Valió la Pena Realizarla?
Elecciones Primarias: Una Fiesta muy Cara para tan pocos invitados. ¿Valió la Pena Realizarla? PhD(c) Miguel Ángel Rojas Pizarro. Psicólogo Profesor de Historia www.miguelrojas.cl Elecciones Primarias: Una Fiesta muy Cara para tan pocos invitados. ¿Valió la Pena Realizarla? La participación en estas últimas elecciones primarias fue solo de 6,1% del total del padrón electoral. El costo de organización de los comicios fue de poco más de $31 mil millones para un total de 4 millones 844 mil electores.
Datos preliminares del Servel daban cuenta de solo 299 mil electores que participaron en las elecciones primarias verificadas para candidatos a alcaldes en 60 comunas y gobernadores en dos regiones (Coquimbo y Aysén), para los pactos Chile Vamos, Partido Social Cristiano (e independientes) y Contigo Chile Mejor (oficialista. ) Hace años he escuchado que estas instancias políticas son una fiesta de la democracia. Pero la fiesta de solo algunos.
Una fiesta muy cara para tan pocas personas. ¿Vale la pena perder dos días de clases para los estudiantes que sus escuelas son locales de votación, con todos los retrasos pedagógicos que arrastró la pandemia y las altas tasas de deserción escolar? ¿ Se podrían utilizar en beneficios de vivienda o recursos escolares esos 31 mil millones de pesos? Recursos que se utilizan para realizar la `Supuesta Fiesta de la democracia' con plata de todos hacemos una fiesta de algunos pocos y además no podemos ir al baile. ¿Cuántos chilenos militan en un partido político? El Servel detalló que al 31 de julio de 2023 son 436.912 ciudadanos los que militan en un partido político legalmente establecido. Para la elección de los consejeros constitucionales de mayo de 2023, el padrón electoral contemplaba 15.150.572 personas habilitadas para sufragar, por lo que los afiliados a partidos representan solo el 2,88% de los electores.
Si bien la intención de estas elecciones primarias es democratizar la selección de candidatos y promover la participación ciudadana, debemos cuestionar la efectividad y el costo de este proceso, especialmente en un contexto post-pandemia, donde los recursos son escasos y el tiempo educativo es crítico. Primero, el gasto económico asociado con la organización de las primarias es considerable. Estos procesos requieren una inversión sustancial en infraestructura, logística y seguridad. En un momento en que muchos sectores, incluido el educativo, luchan por recuperarse de los impactos económicos del Covid-19, destinar tantos recursos a las elecciones primarias parece un lujo que no podemos permitirnos.
Los fondos utilizados para estas votaciones podrían ser redirigidos hacia necesidades más urgentes, como la mejora de las infraestructuras escolares, la implementación de programas de apoyo para estudiantes rezagados y la contratación de personal adicional para reducir el déficit educativo. Una de las instituciones que tiene menos valoración por la ciudadanía justamente son los partidos políticos. Por lo tanto, esta elección se explica justamente por eso, por la poca capacidad que tienen los partidos políticos. Otro aspecto crítico es el impacto en el calendario escolar. Las recientes elecciones primarias resultaron en dos días sin clases para los estudiantes. Cada día de clases es vital para cerrar la brecha educativa que dejó la pandemia, y la interrupción adicional agrava el problema. Es imperativo considerar alternativas que no sacrifiquen el tiempo de instrucción de nuestros jóvenes, quienes son el futuro de nuestra sociedad. Además, es fundamental considerar que los partidos políticos que no representan un porcentaje significativo de la población, deberían asumir los costos de sus primarias y no el Estado. Es injusto que todos los ciudadanos, independientemente de sus afinidades políticas, deban sufragar el costo de procesos internos de partidos que no tienen una representatividad suficiente. Este enfoque no solo sería más justo, sino que también incentivaría a los partidos a ser más eficientes y responsables en la gestión de sus recursos. En conclusión, si bien las primarias pueden tener un papel en nuestro sistema democrático, es crucial reevaluar su implementación actual. Debemos buscar maneras más eficientes y menos disruptivas de llevar a cabo estos procesos, priorizando siempre el bienestar y el futuro educativo de nuestros estudiantes. En última instancia, una democracia sólida y un sistema educativo robusto no deben estar en competencia, sino en colaboración, para construir una sociedad mejor..