Al viejo Larry se le apagó la tele
Al viejo Larry se le apagó la tele COMENTARIO DE TV Nuestro crítico de TV ha sido uno de los tantos damnificados con los cortes de luz. Aquí, su crudo testimonio. Al viejo Larry se le apagó la tele o vivo en Santiago, pero me estoy quedando en la capital, por motivos estrictamente futbolísticos. El cuento es que, como capitalino circunstancial, me ha tocado estar privado de luz varios días, lo que he descubierto que en mi caso es un asunto fatal en términos, más que laborales, existenciales.
No sólo no he podido ver televisión, sino que tampoco conectar mi celular para echarle un ojo a las páginas de los canales o por último a lo que se comenta en las redes sociales sobre las últimas novedades de la TV. Mientras más horas paso en esta situación más me convenzo de que me está afectando el terrible síndrome de abstinencia televisiva.
Es el mismo que sufro en vacaciones, cuando en nuestro litoral me llega a la mesa una espectacular merluza frita y yo, el pavo, la dejo enfriar pensando en qué estarán los matinales a esa hora. RICHARD SALGADO SALGADO SALGADO SALGADO El asunto es que he comenzado a experimentar fuertes espasmos y a desvariar, a tener visiones. Veo, por ejemplo, a Arturo Longton trabajando más de un mes en algo. A Adriana Barrientos hablando con voz sensual. A Karol Dance haciéndole publicidad a una gran multitienda. A Diana sin equivocarse en una gala de eliminaEl crítico advierte que ya tiene hasta visiones. visiones. ción. Un efecto colateral de este involuntario ayuno de sandeces televisivas es que vienen a mi mente momentos freaks que tenía muy guardados en mi memoria de televidente a sueldo. Como cuando una vez en "De aquí no sale", programa de Luis Jara en el actual Chilevisión, el Rumpy acusó a Zalo Reyes de habérsele escapado un Zalo Reyes de habérsele escapado un gas.
O cuando, en "Mekano", Rodrigo Eitel, líder del grupo "Voxe'*s", saludó efusivamente a Titi Ahubert contándole a Viñuela que se conocían desde niños, lo que... ¡negó la "chavita despechada"! De verdad que me está preocupando este cuadro.
Converso con el conserje del condominio donde me estoy quedando, le pregunto algo y le digo "antes de que me responda, vamos a unos breves consejos comerciales". Me topo con una fiscalización vehicular y corro a entrevistar a los conductores.
Voy manejando de madrugada por una avenida solitaria y me viene el impulso de bajarme del auto, arrodillarme, poner una de mis orejas en el suelo y decir "Si camino no hablar, ser encerrona que venir". Han sido demasiados años viendo televisión. Tantos que esa cajita y todo lo que ella trae consigo han llegado a ser imprescindibles para mí. Así es que lo tengo decidido: el próximo apagón me va a pillar premunido de un equipo electrógeno. Y, como no sé si hay otra vida después de esta, el cajón lo quiero con Wi-Fi. ¡Ya está bueno ya! bueno ya! bueno ya!.