A patadas con el chancho
A patadas con el chancho Gonzalo Peralta A patadas con el chancho a cierta medicina tradicional chilena de índole sobrenatural, donde el "Jesús, María y José" de los estornudos era el primer tónico ante la gripe. En caso de que la sagrada familia no hiciera efecto y la jaqueca nos atormentase, se tomaba un gato negro y se le escupía en la cara. Ante el dolor de muelas se hacía lo mismo, pero con un sapo. Contra el asma, se dejaba una gallina negra E esoterismo sanitario de moda remite en la pieza del enfermo por sieÑ te días, al cabo de los cuales la dolencia pasaba al plumífero. Los perros también fueron Se añ considerados medicamentos ricia se recomendaba orinar en un pan, arrojarlo a la calle y esperar a que un quiltro se lo comiera. El mismo sándwich para perros funcionaba con las verrugas.
Un tratamiento poco ortodoxo para los calenturientos fue descrito por el viajero inglés Gardiner, quien recomendaba poner los pies sobre el lomo de un perro pelado para que el calor del animal ascendiera al cuerpo del enfermo y lo curase. La evidencia del éxito del tratamiento era la infalible muerte del cuadrúpedo. En caso de sufrir de sabañones, hubo una terapéutica aún más violenta y disruptiva: patear a un chancho dormido con el pie afectado para que los sabañones pasaran al desconcertado puerco. En el combate de enfermedades más graves, como la tuberculosis, se ensayaron tratamientos respaldados por la academia, pero no por eso menos estrafalarios.
En un curioso informe publicado en 1864 por los Anales de la Universidad de Chile se planteaba electrocutar al paciente, excitando de esta manera los poros de la piel y, por esa vía, expulsar la enfermedad.
Se advertía que, en el caso de no tener a mano una fuente generadora de electricidad, bien podían servir los chalecos de lana peluda, los cuales, con sus magnéticos pelos, provocarían una leve y benéfica corriente. rían una leve y benéfica corriente. rían una leve y benéfica corriente. rían una leve y benéfica corriente.. - - - -