CARTAS: Cuando la desinformación cuesta vidas
CARTAS: Cuando la desinformación cuesta vidas Cuando la desinformación cuesta vidas Señor director: En 1998, el médico británico Andrew Wakefield publicó un estudio en The Lancet que relacionaba relacionaba la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola) con el autismo. El artículo causó alarma mundial. Sin embargo, años más tarde se demostró demostró que era fraudulento: Wakefield había manipulado manipulado datos, tenía conflictos de interés y violó principios éticos. Fue inhabilitado para ejercer medicina y su estudio fue retirado. Pero el daño ya estaba hecho. Aunque la evidencia científica ha refutado por completo sus afirmaciones, aún hay quienes las citan, sembrando dudas sobre la seguridad de las vacunas. Las consecuencias son evidentes: enfermedades enfermedades que estaban bajo control hoy presentan rebrotes en comunidades con baja cobertura de vacunación. Es el caso del sarampiónyla difteria. Este escenario nos obliga a una reflexión urgente urgente sobre el rol de la evidencia científica y la responsabilidad que implica comunicar temas de salud pública. Las opiniones sin respaldo, especialmente cuando se difunden en medios o plataíhrmas con alta visibilidad, pueden generar miedo, decisiones erradas y consecuencias colectivas colectivas graves. La ciencia no es infalible, pero se corrige, se revisa revisa y se fortalece en base apruebas. Y las vacunas, con toda la evidencia acumulada alo largo de décadas, décadas, han demostrado ser una de las herramientas herramientas más efectivas, seguras y solidarias que hemos creado. Defenderlas no es solo una postura científica; científica; es un compromiso ético con el bien común. MACARENA ROJAS ÁBALOS Presidenta Achipec.