Autor: CATALINA AILLAPÁN
El nuevo problema de las parejas que se separan: la custodia compartida de las mascotas
El nuevo problema de las parejas que se separan: la custodia compartida de las mascotas Testimonios cuentan cómo lo han solucionadoDividir las semanas en las que se quedan con el perro o pedir dinero para su cuidado y salud son casos cada vez más comunes, reconocen dos abogados y una psicóloga. Hace ocho meses que Runavi y perros, un cocker y un mestiCinco tienen dos casas. Estos zo, pasan una semana en la casa de Bruno Giordano y otra en la de Andrea Ahumada, su expareja. Pese al quiebre sentimental, la “custodia” de las mascotas es compartida y todos los gastos caninos siguen siendo a medias. “Priorizamos el bienestar y las emociones de los perritos, y de nosotros mismos que también los necesitamos”, comenta él. Su situación no es atípica. Esta custodia compartida de las mascotas tras una ruptura está apareciendo cada vez más en las consultas de la psicóloga Gianella Poulsen, jefa de la Unidad de Terapias de Pareja y Sexualidad de UC Christus. “Varias parejas tienen un gran compromisoafectivo con sus mascotas. Muchos de los problemas que hasta hace poco trabajábamos solo relacionado a sus hijos, hoy lo hacemos con sus mascotas”. Estos casos también llegan a manos de abogados. Brenda Pérez, abogada particular, cada vez media más acuerdos legales entre parejas que tras un quiebre, estando casados o no, discuten la tenencia de las mascotas en común. “En vez de pelear por los bienes, pelean por las mascotas, porque ya son consideradas parte de sus familias”, dice Pérez. El estudio jurídico Wolfenson ha visto unos 30 casos de este tipo en los últimos cuatro años.
Su abogado y socio principal, Ariel Wolfenson, explica: “Se puede firmar un acuerdo civil para establecer la responsabilidad de cada cotutor de la mascota, incluyendo visitas y/o manutención”. Eso puede incluir sus gastosalimentarios y de salud. Hace tres años Josceline Arévalo (34) y su expareja llevan una custodia compartida con Lúcuma, una perra pug que adoptaron viviendo juntos. “Nunca he dudado que él no la quiera o no la cuide bien. Ella tiene un gran apego hacia él. Siempre sentí que era como su hija y no era mi derecho quitársela”, afirma. Poulsen cree que es “importante tener la conciencia de que es un servivo amado por ambos, que les importa cuidar, que necesitan su cariño y cercanía porque los alegra. Por lo tanto, deben buscar el bien mayor para ambos y para la mascota”. Giordano coincide: “El cariño que dan es único.
Con ellos puedo compartir el día, la noche, los sueños, la enfermedad y todas las emociones”. Por eso, cuando Runavi y Cinco no se quedan en su casa, Giordano los extraña, porque le falta “ese apoyoemocional que me dan con su cariño, movidas de cola y llamadas de atención para jugar”. Sin embargo, reconoce que a veces tener que seguir viendo a su ex para entregarle a los perros es complicado. Límites clarosEse tema lo han resuelto Josceline Arévalo y su expareja. Para ellos es muy importante mantenerlímites; por eso nunca han visitado la casa del otro. Y para entregarse a Lúcuma cada semana, intentan que sea en un parque en el que la perrita pasea usualmente, en una esquina o en una estación de Metr o. Solo s iguen ha blan do po r WhatsApp respecto a Lúcuma, por temas monetarios, de alimento o salud de ella, y para coordinar los intercambios. Bruno Giordano y su expareja también limitan susADIDECJosceline Arévalo confiesa sentirse“muy sola” sin su perra Lúcuma cuando a su ex le toca tenerla. En 2018 la adoptaron viviendo juntos. En 2022 terminaron su relación de 9 años. Dificultad de los gatosUna custodia compartida con los gatos es más complicado. “Son mucho más territoriales que los perros”, explica Claudio Galleguillos, médico veterinario y director del Hospital Clínico Veterinario U. Andrés Bello. Por lo que no responden bien a movimientos y cambios de su ambiente.
Su recomendación es que “se mantengan en el hogar de origen, con la persona que es más apegada”. El veterinario advierte que cuando un cotutor se va de este hogar “empieza a cambiar sus olores y el gato no necesariamente lo va a reconocer como antes y puede hasta asustarse”, o rechazarlo cuando lo visite. “Es súper triste para nosotros, pero todo depende de cómo vaya reaccionando la mascota; no podemos obligarla a que se acostumbre a una rutina que le estamos inventando”, sostiene Galleguillos. Y agrega: “Si sufren muchas alteraciones en su rutina, tienden a orinar o defecar fuera de su caja de arena, pasar más tiempo escondidos y ponerse agresivos”. mensajes a estos temas. Sin embargo, no siempre es posible lograr la custodia compartida. “Cuando una relación termina mal, las conversaciones no siempre funcionan. Y es válido, muchas veces inevitable, dejar proyectos en común con dolor, entre ellos, las mascotas”, sostiene la psicóloga Poulsen. Por eso pasó Anahí Montenegro. Con su exmarido tenían una mestiza, Tatona, y un poodle, Bimbo. Tras divorciarse ella se quedó con Bimbo y él con Tatona, ya que era más dependiente de él. “Cuando me despedí de Tatona, me miraba ladeando su cabeza como preguntándome ¿ por qué te vas?. Fue terrible sentir que la abandonaba un poco”, dice entre lágrimas.
Y agrega: “No verla más, cuando la había cuidado por siete años, me dolió mucho, más que dejar mi propia casa”. Pero ella asegura que en su situación, era la única forma de terminar definitivamente la relación con su exmarido. El quiebre de una relación amorosa no solo afecta a los humanos, también influye en las mascotas. “Los perros son dependientes de su manada; para ellos emocionalmente es un gran choque, porque pierden una estabilidad y rutina”, afirma el médico veterinario Claudio Galleguillos. Al principio pueden manifestar estrés y ansiedad, “en un hiperapego con la persona que se queda, porque tienen una sensación de abandono”, agrega Galleguillos. Josceline Arévalo cuenta que al comienzo, “cuando nos juntábamos los dos para que Lúcuma se fuera o volviera a una de nuestras casas, se ponía muy feliz. Y después parecía no entender por qué uno se iba. Le costó adaptarse, yo la veía más triste”. También “pueden ponerse más inquietos, romper cosas, ladrar o aullar más y perder el apetito”, señala el veterinario. Esto lo ha visto Bruno Giordano: “Cinco principalmente se queda más atento a la ventana y al principio comía menos o no comía.
Runavi pedía más atención”. Para minimizar el malestar de las mascotas en esta situación, Galleguillos enfatiza la necesidad de mantener cierto grado de estabilidad con su rutina, es decir, “mantener sus horas de paseo, comida, sueño y regaloneo. También sus propios platos, cepillos, juguetes y olores.
Puede ayudar si tiene algo específico que huela al otro tutor”. Mantener una rutinaSus mochilitas que llevan de una casa para la otra, con sus esenciales de uso diario”. La pareja se conoció hace 16 años y convivió por 8. En la foto, cuando aún estaban juntos. Testimonios cuentan cómo lo han solucionado.
Bruno Giordano cuenta que sus perros El nuevo problema de las parejas que se separan: la custodia compartida de las mascotas Testimonios cuentan cómo lo han solucionadoDividir las semanas en las que se quedan con el perro o pedir dinero para su cuidado y salud son casos cada vez más comunes, reconocen dos abogados y una psicóloga. Hace ocho meses que Runavi y perros, un cocker y un mestiCinco tienen dos casas. Estos zo, pasan una semana en la casa de Bruno Giordano y otra en la de Andrea Ahumada, su expareja. Pese al quiebre sentimental, la “custodia” de las mascotas es compartida y todos los gastos caninos siguen siendo a medias. “Priorizamos el bienestar y las emociones de los perritos, y de nosotros mismos que también los necesitamos”, comenta él. Su situación no es atípica. Esta custodia compartida de las mascotas tras una ruptura está apareciendo cada vez más en las consultas de la psicóloga Gianella Poulsen, jefa de la Unidad de Terapias de Pareja y Sexualidad de UC Christus. “Varias parejas tienen un gran compromisoafectivo con sus mascotas. Muchos de los problemas que hasta hace poco trabajábamos solo relacionado a sus hijos, hoy lo hacemos con sus mascotas”. Estos casos también llegan a manos de abogados. Brenda Pérez, abogada particular, cada vez media más acuerdos legales entre parejas que tras un quiebre, estando casados o no, discuten la tenencia de las mascotas en común. “En vez de pelear por los bienes, pelean por las mascotas, porque ya son consideradas parte de sus familias”, dice Pérez. El estudio jurídico Wolfenson ha visto unos 30 casos de este tipo en los últimos cuatro años.
Su abogado y socio principal, Ariel Wolfenson, explica: “Se puede firmar un acuerdo civil para establecer la responsabilidad de cada cotutor de la mascota, incluyendo visitas y/o manutención”. Eso puede incluir sus gastosalimentarios y de salud. Hace tres años Josceline Arévalo (34) y su expareja llevan una custodia compartida con Lúcuma, una perra pug que adoptaron viviendo juntos. “Nunca he dudado que él no la quiera o no la cuide bien. Ella tiene un gran apego hacia él. Siempre sentí que era como su hija y no era mi derecho quitársela”, afirma. Poulsen cree que es “importante tener la conciencia de que es un servivo amado por ambos, que les importa cuidar, que necesitan su cariño y cercanía porque los alegra. Por lo tanto, deben buscar el bien mayor para ambos y para la mascota”. Giordano coincide: “El cariño que dan es único.
Con ellos puedo compartir el día, la noche, los sueños, la enfermedad y todas las emociones”. Por eso, cuando Runavi y Cinco no se quedan en su casa, Giordano los extraña, porque le falta “ese apoyoemocional que me dan con su cariño, movidas de cola y llamadas de atención para jugar”. Sin embargo, reconoce que a veces tener que seguir viendo a su ex para entregarle a los perros es complicado. Límites clarosEse tema lo han resuelto Josceline Arévalo y su expareja. Para ellos es muy importante mantenerlímites; por eso nunca han visitado la casa del otro. Y para entregarse a Lúcuma cada semana, intentan que sea en un parque en el que la perrita pasea usualmente, en una esquina o en una estación de Metr o. Solo s iguen ha blan do po r WhatsApp respecto a Lúcuma, por temas monetarios, de alimento o salud de ella, y para coordinar los intercambios. Bruno Giordano y su expareja también limitan susADIDECJosceline Arévalo confiesa sentirse“muy sola” sin su perra Lúcuma cuando a su ex le toca tenerla. En 2018 la adoptaron viviendo juntos. En 2022 terminaron su relación de 9 años. Dificultad de los gatosUna custodia compartida con los gatos es más complicado. “Son mucho más territoriales que los perros”, explica Claudio Galleguillos, médico veterinario y director del Hospital Clínico Veterinario U. Andrés Bello. Por lo que no responden bien a movimientos y cambios de su ambiente.
Su recomendación es que “se mantengan en el hogar de origen, con la persona que es más apegada”. El veterinario advierte que cuando un cotutor se va de este hogar “empieza a cambiar sus olores y el gato no necesariamente lo va a reconocer como antes y puede hasta asustarse”, o rechazarlo cuando lo visite. “Es súper triste para nosotros, pero todo depende de cómo vaya reaccionando la mascota; no podemos obligarla a que se acostumbre a una rutina que le estamos inventando”, sostiene Galleguillos. Y agrega: “Si sufren muchas alteraciones en su rutina, tienden a orinar o defecar fuera de su caja de arena, pasar más tiempo escondidos y ponerse agresivos”. mensajes a estos temas. Sin embargo, no siempre es posible lograr la custodia compartida. “Cuando una relación termina mal, las conversaciones no siempre funcionan. Y es válido, muchas veces inevitable, dejar proyectos en común con dolor, entre ellos, las mascotas”, sostiene la psicóloga Poulsen. Por eso pasó Anahí Montenegro. Con su exmarido tenían una mestiza, Tatona, y un poodle, Bimbo. Tras divorciarse ella se quedó con Bimbo y él con Tatona, ya que era más dependiente de él. “Cuando me despedí de Tatona, me miraba ladeando su cabeza como preguntándome ¿ por qué te vas?. Fue terrible sentir que la abandonaba un poco”, dice entre lágrimas.
Y agrega: “No verla más, cuando la había cuidado por siete años, me dolió mucho, más que dejar mi propia casa”. Pero ella asegura que en su situación, era la única forma de terminar definitivamente la relación con su exmarido. El quiebre de una relación amorosa no solo afecta a los humanos, también influye en las mascotas. “Los perros son dependientes de su manada; para ellos emocionalmente es un gran choque, porque pierden una estabilidad y rutina”, afirma el médico veterinario Claudio Galleguillos. Al principio pueden manifestar estrés y ansiedad, “en un hiperapego con la persona que se queda, porque tienen una sensación de abandono”, agrega Galleguillos. Josceline Arévalo cuenta que al comienzo, “cuando nos juntábamos los dos para que Lúcuma se fuera o volviera a una de nuestras casas, se ponía muy feliz. Y después parecía no entender por qué uno se iba. Le costó adaptarse, yo la veía más triste”. También “pueden ponerse más inquietos, romper cosas, ladrar o aullar más y perder el apetito”, señala el veterinario. Esto lo ha visto Bruno Giordano: “Cinco principalmente se queda más atento a la ventana y al principio comía menos o no comía.
Runavi pedía más atención”. Para minimizar el malestar de las mascotas en esta situación, Galleguillos enfatiza la necesidad de mantener cierto grado de estabilidad con su rutina, es decir, “mantener sus horas de paseo, comida, sueño y regaloneo. También sus propios platos, cepillos, juguetes y olores.
Puede ayudar si tiene algo específico que huela al otro tutor”. Mantener una rutinaSus mochilitas que llevan de una casa para la otra, con sus esenciales de uso diario”. La pareja se conoció hace 16 años y convivió por 8. En la foto, cuando aún estaban juntos. Testimonios cuentan cómo lo han solucionado. Bruno Giordano cuenta que sus perros