Autor: MARÍA ALICIA RUIZ-TAGLE ORREGO
El notable padre del joven Antilef
Señor Director: El comunicado emitido por apoderados del INBA, irresponsablemente dispuestos a arriesgar la vida y el futuro de sus hijos con tal de mostrar un punto ideológico, nos parece incomprensible al tratarse de jóvenes que tienen la fortuna de acceder a la misma educación privilegiada que ha permitido a generaciones anteriores alcanzar la Presidencia de República, Premios Nacionales, etcétera, La otra cara de esta moneda la encontramos en la familia del joven Alejandro Antilef, de 17 años, quien organizó la visita de alumnos del Instituto Nacional al dueño de la Fuente Alemana. Lo conocí en abril, en una charla sobre democracia en la Fundación Adenauer, donde, con su aspecto de niño e impecable uniforme de colegio, sorprendió a una audiencia básicamente adulta al formular una pregunta brillante. Más sorprendente aún, estaba acompañado por su papá.
Nos hemos encontrado en otras dos charlas sobre democracia, tanto en el Congreso como en la PUC, donde con gran orgullo le regaló a mi marido su flamante "Respawning el Nacional". Siempre bajo la atenta mirada de su papá. No hay que ser adivino para pronosticar un azaroso camino adelante para los jóvenes cuyos padres los utilizan como carne de cañón.
A su vez, padres como el señor Antilef ameritan todo nuestro respeto y agradecimiento por educar a sus hijos para ser instrumentos de paz y por considerar que la democracia es algo preciado que se debe transmitir incansablemente a las nuevas generaciones hasta que llegue a ser parte de su ADN. Su ejemplo nos da esa anhelada lucecita de esperanza.