Confianza rota: un reto impostergable
Ignacio Irarrázaval Centro de Políticas Públicas UC son buenas noticias las del N informe de la OCDE sobre la confianza en las instituciones públicas del país. Tal como ha advertido la Encuesta Bicentenario UC, la confianza institucional ha experimentado una caída preocupante.
Hoy, solo el 30% de las personas en Chile reporta un nivel alto o moderadamente alto de confianza en el gobierno, y solo el 51% se muestra satisfecho con los servicios administrativos públicos, incluida su confiabilidad, en comparación con el 66% en promedio Además, atributos clave como la cortesía y la competencia de los funcionarios públicos de primera línea son evaluados significativamente por debajo de otros paises de la organización. Sin embargo, no todo es negativo. Los esfuerzos por una participación inclusiva en la toma de decisiones han dado buenos resultados.
En Chile, alrededor de una de cada cinco personas (23%) informó haber participado en consultas públicas, superando el promedio de la OCDE (10%). Además, casi la mitad de los encuestados (47%) expresó confianza en su propia capacidad para participar en política (el promedio es de 40%). La confianza es un pilar fundamental para cualquier democracia. Sin ella, la cohesión social se debilita y las políticas públicas pierden legitimidad. La confianza no es solo una expectativa sobre el actuar de las instituciones; es también un requisito para la cooperación social. Un ejemplo claro es el de las vacunas. No basta con tener un buen sistema de salud; si las personas no creen que las vacunas están orientadas a su bienestar, simplemente no se vacunan. Más allá de la coyuntura actual, es crucial recuperar la confianza en las instituciones. Esto implica un esfuerzo sostenido por demostrar que las instituciones no solo son técnicamente competentes, sino también honestas y orientadas al bienestar colectivo.
El informe de la OCDE ofrece una hoja de ruta concreta: mejorar la calidad y capacidad de respuesta de los servicios públicos, fortalecer la integridad y transparencia del gobierno, y abrir más espacios para la participación activa de la ciudadanía. Chile ya ha dado un paso importante al priorizar la confianza pública como un objetivo politico explícito en la Agenda de Modernización del Estado 2022-2026. Sin embargo, la recuperación de la confianza institucional no es solo un desafio político, es una necesidad urgente para un futuro más justo, cohesionado y democrático.