COLUMNAS DE OPINIÓN: Chespirito: la bonita vecindad bajo juicio
COLUMNAS DE OPINIÓN: Chespirito: la bonita vecindad bajo juicio \Iaciel Campos Director Escuela de Publicidad y Relaciones Públicas Universidad de Las Américas En tiempos de sobreexposición digital y déficit de profundidad, se ha vuelto costumbre observar cómo distintos formatos de entretenimiento exprimen hasta la última migaja de intimidad de aquellos personajes que, por una u otra razón, capturan la memoria colectiva. colectiva. A falta de nuevos relatos, e1 pasado se convierte en potencial espectáculo. Y, como pocas veces, la cultura popular se transforma en materia prima de una farándula farándula retrospectiva que, más que comprender, pretende burdamente desnudar. Roberto Gómez Bolaños Chespirito para toda una generación falleció hace una década y aún sigue siendo motivo de debate, análisis, y ahora, también de comidilla. El genio detrás de El Chavo del 8 y El Chapulín Chapulín Colorado, responsable de una de las obras humorísticas humorísticas más longevas y queridas de Latinoamérica, ha sido objeto de una incesante revisitación.
Ya no basta con examinar su obra; ahora se pretende diseccionar las vidas, relaciones, conflictos y decisiones de sus protagonistas. como si su antiguo set de grabación se hubiera convertido, medio siglo después, en una sala dejuicio moral. No se trata solo de las conocidas diferencias entre Chespirito yCarlos Villagrán. o entre María Antonieta de las Nieves y Florinda Meza. Hoy se desempolvan supuestas traiciones, rupturas y abandonos que van desde la separación con su primera esposa, Graciela Fernández, hasta las razones del distanciamiento con Enrique Segoviano o la salida intempestiva de Ramón Valdés.
Todo, claro, narrado desde una estética de telenovela telenovela con tintes de escándalo, bajo la promesa de “revelar la verdad”. Pero, ¿qué verdad se busca exhibir? ¿ Qué aporta escarbar la vida privada de quienes, hace más de cincuenta cincuenta años, flOS hicieron reír frente a la pantalla? Y ¿ qué buscamos como audiencia al consumir ese contenido? contenido? El interés por la vida ajena es tan antiguo como la humanidad misma. La otrcdad flOS fascina, permite proyectarnos, vivir otras vidas sin asumir sus consecuencias. consecuencias. Sin embargo, cuando esa curiosidad se vuelve obsesiva y se disfraza de justicia tardía, se instala una forma de violencia simbólica: la vitrina permanente, permanente, donde el pasado de los otros se convierte enjuicio colectivo. El auge del streaming ha acelerado esta dinámica. Docuseries, biopics y programas de “investigación” han hecho de los archivos televisivos una mina de oro emocional. emocional. La “realidad ficcionada” se impone: ese híbrido entre hechos y dramatización que confunde fácilmente a una audiencia que, como bien advirtieron los psicólogos psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tvcrsky, no siempre procesa la información racionalmentc. Cuando los sesgos cognitivos entran en juego, las versiones más emotivas o escandalosas ganan tracción, sin importar su rigurosidad o fundamento.
Así, se instala una tensión que ya hemos visto con otros artistas: ¿ debe el juicio moral sobre la vida privada privada contaminar la valoración de la obra pública? Ha pasado con Neruda, Lennon, Presieyy tantos otros que ya no están para dcfcndersc. El riesgo de este revisionismo revisionismo rosa no es solo manchar legados, sino aplicar estándares morales anacrónicos a contextos que ya no existen, desdibujando la frontera entre memoria, mito y verdad. Pese a todo, el legado de Chespirito sobrevive. Su obra fue un fenómeno cultural de una década entera, que supo retirarse sin el desgaste de la sobreexposición actual. Gencró una riqueza enorme, tanto emocional como económica, y dcjó personajes que, aún con conflictos conflictos internos y cuentas sin saldar, son recordados con cariño por millones. Lo que quizás incomoda es que, incluso cn sus imperfecciones humanas, Roberto Gómez Bolaños supo representar una época donde ci humor, la ternura y la inocencia no necesitaban excusas ni escándalos para mantenerse vigentes. Y aunque hoy se intente desdibujar su imagen en nombre de la transparencia, lo cierto es que el corazón de la vecindad como el dci público sigue resistiéndose a ese veredicto tardío. tardío. Porque cuando todo se somete ajuicio, también la memoria pierde sentido. Chespirito: la bonita vecindad bajo juicio. -