Canadá en guardia
Canadá en guardia Hace unos años, Mark Carney no hubiera sido el candidato preferido para reemplazar al carismático Justin Trudeau. Por su estilo serio y sobrio, su historial de tecnócrata y reconocida capacidad como economista, estaba más indicado para el cargo de ministro de Finanzas que de premier de Canadá.
Pero la guerra comercial lanzada por Donald Trump al socio más cercano de Estados Unidos y su pretensión de hacer de Canadá el “51 Estado” han hecho menos atractivo el estilo populista o las inclinaciones “progresistas” antes en boga.
La percepción de que la economía y la soberanía están en riesgo impulsó la candidatura de Carney al liderazgo del Partido Liberal y, como tal, a tomar control del gobierno, aunque sea en forma temporal, hasta las elecciones que deben realizarse a más tardar en octubre.
Sin embargo, se da por hecho que se convocarán anticipadamente, ya que Carney necesita aprovechar el envión que le ha dado la altísima votación (85,9%, unos 120 mil votos) obtenida el domingo en las internas de su parti-do. Hasta hace poco, los conservadores en la oposición lideraban las encuestas por 20 puntos, pero hoy están casi en empate con el aspirante opositor Pierre Poilievre perdiendo apoyo por su supuesta cercanía al trumpismo.
Carney hizo campaña con una agenda centrista, alejándose del más izquierdista Trudeau, que perdió popularidad por el mal estado de la economía, el alto costo de vida, la falta de vivienda y problemas con el sistema de salud. En su giro al centro del partido, el nuevo líder ha prometido, por ejemplo, que eliminará un impuesto verde a la emisión de carbono, introducido por Trudeau.
Carney no le teme al enfrentamiento con Trump, piensa que el Presidente de EE.UU. solo entiende la fuerza y que “cualquier intento por apaciguarlo fracasaría”. En enero, cuando lanzó su candidatura, dijo que era “necesario enfrentar a un matón”, y no ha bajado el tono ahora que está apunto de asumir como Primer Ministro: “No buscamos la pelea, pero los canadienses estamos siempre listos cuando alguien tira el guante... Estados Unidos no debe equivocarse, en comercio como en hockey, Canadá ganará”, espetó.
El nuevo líder liberal considera, y con razón, que las tarifas del 25% a los productos canadienses que se pretende imponer son “injustificadas”, y que con eso “Trump ataca a los trabajadores, las familias y los negocios canadienses, y no podemos dejarlo triunfar”. Por eso, ha apoyado el arancel de represalia anunciado por Trudeau, que dejaría en vigencia hasta “que nos muestren respeto”. La experiencia que tiene Carney en el manejo de crisis es quizás uno de sus más valiosos activos, y la adquirió como gobernador del Banco de Canadá, durante la crisis de 2008, que sorteó gracias a medidas adecuadas, y en el Banco de Inglaterra, durante el Brexit. Sostiene Carney que además, para enfrentar este momento crucial en la economía canadiense, se necesitan habilidades de negociación, lo cual hace pensar que buscará algúntipo de diálogo con Trump.
Aunque habría que esperar que mientras tanto se mantenga el tono beligerante, incluso que se tomen medidas más drásticas, como la que anunció el gobernador de Ontario, acerca de imponer el 25% de sobretasa a la electricidad que exporta a tres estados norteamericanos, y hasta cortar el suministro si la guerra comercial escala.
Estas semanas han sido muy dañinas para las tradicionalmente buenas relaciones entre Estados Unidos y Canadá, el ambiente está tenso y los ánimos exasperados; tanto que los consumidores rechazan los productos norteamericanos a los que están acostumbrados, el turismo binacional ha caído a niveles no vistos y el patriotismo refleja el rechazo al maltrato que Trump hace de los vecinos. Carney se hizo eco de ese malestar cuando dijo que “Canadá nunca jamás será parte de EE.UU. en ningún modo, forma o condición”. Por ahora, Trump no ha contestado. Carney no le teme al enfrentamiento con Trump, piensa que el Presidente de EE.UU. solo entiende la fuerza..