EDITORIAL: Menores frente a la violencia
EDITORIAL: Menores frente a la violencia L os efectos perversos de la expansión del crimen se constatan de manera brutal en el número de homicidios y de personas que son víctimas de delitos con altos grados de violencia. Ello explica que la principal preocupación de los chilenos sea la delincuencia, con el consecuente temor, que altera los hábitos de vida y las relaciones sociales.
Según la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana, el año pasado el número de hogares víctimas de los delitos de mayor connotación se elevó a niveles similares a los de antes de la pandemia, pero con una mayor percepción de inseguridad que los expertos atribuyen a los también mayores grados de violencia. Se calcula que casi un cuarto de los hogares sufrió un robo, asalto o hurto en el período.
En tanto, a partir de las cifras del Ministerio Público, es posible afirmar que durante el primer trimestre de este año se registró un promedio de 12,3 homicidios consumados, frustrados o intentados al día, lo que plantea que iniciativas como el plan "Calles sin violencia" no han tenido el éxito esperado, mientras que las tácticas delictuales se han complejizado, con una violencia antes desconocida para la realidad nacional. Esta situación parece aún más grave por la constatación de un creciente número de niños y adolescentes que son víctimas o victimarios de esa violencia delictual. La infiltración del crimen organizado ha repercutido en el reclutamiento de jóvenes para la perpetración de delitos, aprovechando su menor responsabilidad penal. De hecho, según la fiscalía, se constata un mayor involucramiento de menores en homicidios consumados y frustrados, en una tendencia creciente en el tiempo. En tanto, información proveniente de la Defensoría de la Niñez indica que, en lo que va del año, suman nueve los casos de menores de edad fallecidos por armas de fuego. En 2024, la cifra total llegó a un triste récord de 51 casos. La presencia de bandas organizadas vinculadas al narcotráfico, con mayor poder de fuego y con tácticas delictuales violentas exige una coordinación eficiente entre las distintas instituciones del Estado orientadas a la persecución del delito. En materia de delincuencia juvenil, los expertos proponen cruzar datos, de manera de levantar alertas tempranas respecto de la vulnerabilidad social de los niños y jóvenes. El ausentismo escolar y las situaciones de violencia intrafamiliar pueden ser reveladores de ambientes propicios para que los menores se inicien en el crimen o estén expuestos a situaciones de violencia. Se requiere de un foco especializado para poder aplicar medidas de prevención. El crimen organizado suele utilizar a los jóvenes vulnerables como su brazo armado, mediante la extorsión y la oferta de falsas oportunidades. Con tasas elevadas de deserción escolar y un mercado laboral deprimido, son muchos los que se ven dramáticamente involucrados en la vía delictual.
La sociedad en su conjunto tiene la tarea de rescatar a los niños y jóvenes que son víctimas de la violencia con políticas eficaces, de manera de recuperar los espacios que la inseguridad les ha arrebatado. En un contexto de cifras preocupantes, la sociedad tiene la tarea de rescatarlos. Menores frente a la violencia. -