Los Ángeles, una de las primeras filiales del Hogar de Cristo en Chile
Los Ángeles, una de las primeras filiales del Hogar de Cristo en Chile IClaudia IClaudia Fuentes prensa@latribuna.cl Laciudad Laciudad de Los Ángeles fue, junto con Antofagasta, una de las primeras filiales de Hogar de Cristo en Chile. El 27 de agosto de 1957, en el seno de una sociedad muy conservadora, conservadora, abrió sus puertas la gran obra social fundada por Alberto Hurtado en la capital en 19. Y una de sus primeras e importantes importantes colaboradoras fue Estela Bórquez, la regenta del burdel más elegante de la ciudad.
Según los datos aportados por María Teresa Villafrade, entre las múltiples e increíbles anécdotas anécdotas que se han recopilado con ocasión de los 80 años de Hogar de Cristo, la historia de Estela Bórqucz llegó a nuestras manos gracias un texto sobre un crimen homofóbico que narró el célebre escritor chileno Roberto Bolaño y que fue sacado a la luz pública, en un artículo publicado por el periodista Juvenal Rivera, editor de Diario La Tribuna. En aquella nota se narra que, pese al conservadurismo, la existencia de boites o burdeles era aceptada socialmente. “En Los Angeles, la mayoría de los burdeles se sitUó en el sector norte. En la Villa Hermosa hubo varios locales de ese tipo, incluso casas entre sí.
Ilustrativo es que en sus inicios a fines del siglo XIX el barrio fue conocido como Villa Alegre por sus chinganas y bares, hasta que fue rebautizado como Villa Hermosa en los albores albores del siglo siguiente, al consolidarsc consolidarsc su uso habitacional”. Agrega que “a mediados de los años 50, los burdeles ya cran un negocio próspero. En Los Angeles, “El Zepelín” fue uno de los mayores referentes. Tenía amplios y cómodos salones con buena y abundantes alternativas de comida y tragos. Un campanillero campanillero anunciaba la llegada de los visitantes. También un pianista pianista y, particularmente en los fines de semana, una orquesta se encargaba de amenizar las veladas para los parroquianos permanentes y eventuales. Al fondo, estaban las piezas de las anfitrionas y, hacia el final, las habitaciones del personal del servicio”. “Funcionaba de lunes a domingo, en jornadas que parecían parecían no terminar. No obstante, vio el final de sus días a fines de los años 60 cuando falleció su dueña, Estela Bórquez.
Por cierto, cierto, ha quedado en el olvido que ella no solo regentó ese local, sino que además fue una de las mayores mayores colaboradoras en los primeros primeros años de funcionamiento de la filial Los Angeles del Hogar de Cristo”. HUMANITARIA Y GENEROSA “Es bien especial este hecho, porque la ubicación del prostíbulo prostíbulo era en un sector que estaba estaba rodeado de casas familiares comunes y corrientes, que interactuaban interactuaban entre sí sin ningún problema. Por lejos, el mejor prostíbulo era ci de la señora Estela, era el más elegante. No solo tenía un pianista, sino que fue la primera vez que se supo de orquestas que tocaran en vivo para un evento.
En aquellos años, esto era algo muy excepcional”. Estela, Bórquez, fue una de las más reconocidas representantes de la bohemia local que tuvo su epicentro en la cuadra ocho de la calle Mendoza, al norte de la ciudad, con recintos de la más diversa factura, algunos muy refinados, otros verdaderos antros.
A ella se suman personajes personajes icónicos como El Rubén, o Las Camaronas; y lugares como La Cabaña, El Club de la Medianoche, Medianoche, el Gato Brujo, Alicia La Pobre, Alicia La Rica, LasCoyundas Rica, LasCoyundas o El Ambassador. También estuvieron La Vaca Blanca y el “199” (porque quedaba en la calle Néstor del Río 199). “Ella siempre ayudaba a los más necesitados, no solo al Hogar de Cristo. Estamos a mediados de los 50, con una población mayoritariamente empobrecida donde era común ver a mendigos en las calles, gente que pasaba de casa en casa pidiendo comida, ropa o zapatos. Estela siempre fue generosa y nadie se fue nunca con las manos vacías de El Zepelín”, Zepelín”, agrega Rivera. Había además muchos niños huérfanos y otros que abandonaban abandonaban sus hogares por culpa del maltrato y el abuso. “Estela era una mujer soltera, sin hijos. Mc la describieron como una mujer muy elegante además de humanitaria humanitaria y generosa”, concluye el periodista. LA ANTESALA DEL CIELO José Acevedo, contador, es el trabajador más antiguo de Hogar de Cristo en Los Angcles.
Empezó Empezó con apenas 15 años, un 5 de abril de 1979, como estafeta y, al principio, durante casi cuatro cuatro años, recibió por parte de la Municipalidad el sueldo mínimo conocido como Plan de Empleo Mínimo (PEM). No sabe nada de la historia de Estela Bórquez; es primera vez que escucha esa historia. “Yo llegué al internado del Hogar de Cristo que existía en aquellos años. Mi familiavivía en Quilleco, Quilleco, en el sector de Tinajón, pero tuve que venirme para poder seguir estudiando. En el día estudiaba estudiaba en el liceo y en mis horas libres, trabajaba como junior”, recuerda. En 1983, la fundación lo contrató para ci área administrativa administrativa tras culminar sus estudios de contabilidad. “Alberto Hurtado ha sido todo para mí, mi guía, mi confesor. Yo siempre me encomiendo encomiendo a él y nunca tuve un problema con las auditorias y el manejo de las platas. Estuve 25 años trabajando en contabilidad, eran muchos programas y el trabajo trabajo me absorbía bastante. Incluso Incluso dejé de lado mi familia para poder cumplir. Nunca traicioné la confianza que Hogar de Cristo depositó en mí”, reflexiona. Hoy, con 60 años, siente que le están devolviendo la mano. “Mi señora enfermó hace ocho años yyo soy su cuidador. Mi hija es psicóloga y mi hijo, proftsor, igual que su madre. Entonces, cada vez que necesito un permiso permiso para llevarla a sus controles, porque tiene una enfermedad terminal, melo dan.
Hoy puedo apoyar ami señora porque Hogar de Cristo me apoya a mí”. Para José Acevedo, todos los que trabajan en la fundación “estamos en la antesala del cielo, porque nos dedicamos a full por los pobres. Recuerdo las épocas en que no teníamos las lucas para pagar los sueldos a fin de mes, pero salían. Una vez se nos dañó la lavadora, se lo conté a una voluntaria muy pudiente y ella me entregó un cheque por l00mil pesos, así. Fuia comprar a la tienda y la lavadora que nos servía costaba exactamente eso. Es la forma que Alberto Hurtado tiene de decirnos que está con nosotros”, dice convencido. Después de l5 años de llegar a la institución y ejercer toda su vida laboral dentro de ella, José Acevedo siente una enorme satisfacción. Ha sido testigo de muchos cambios.
De estar ubicados ubicados en Colón 56, donde se inició la obra con una hospedería hospedería para muj eres y niños y luego, otra para varones, en el 2003 se inaugura la nueva dependencia en un sitio de 5 mil metros cuadrados, cuadrados, ubicado en la Avenida Las Azaleas )80. Hoy funcionan dos programas programas allí: el de atención domiciliaria domiciliaria adulto mayor (PADAM) y la hospedería mixta para personas personas en situación de calle. José señala: “Yo seguiré aquí hasta que el Hogar de Cristo disponga otra cosa”. A Una de sus primeras e importantes colaboradoras fue Estela Bórquez, la regenta del burdel más elegante de la ciudad.
EN SUS INICIOS EL HOGAR DE CRISTO se ubicó en calle Colón 56& con una hospedería para mujeres y niños. separados a veces por unas pocas JOSÉ ACEVEI)O, contador, es el trabajador más antiguo de Hogar de Cristo en Los Angeles..