Feriantes sin permisos
Feriantes sin permisos La feria de las pulgas de La Serena enfrenta una problemática compleja. Los feriantes más antiguos cuentan con permisos regularizados desde 2006 y reclaman que la situación es injusta, ya que las reglas no son las mismas para todos. Desde el término de la pandemia, muchas personas han decidido vender en las calles colindantes a la feria, pero no han logrado regularizar su situación y continúan operando sin los permisos correspondientes. La mayoría de estos comerciantes debe pagar por tener sus puestos y, además, costear el traslado de sus productos cada día que asisten a la feria. Aseguran que las cosas van cada vez peor, ya que las ventas han disminuido notablemente y las ganancias se han visto mermadas, en un panorama desolador para estos comerciantes. No es de extrañar, considerando que el país está sufriendo un cese en su crecimiento económico, según lo indicado por el Imacec en su último balance.
Pareciera que el camino va cuesta arriba, la competencia desleal de quie-nes venden sin permisos, está afectando significativamente los ingresos de los feriantes regularizados, que están cansados de esta situación, además de representar un riesgo latente, ya que los productos en venta no están siendo fiscalizados. Con constantes alzas en los precios, no hay bolsillo que aguante, y es comprensible que muchos vendedores irregulares tengan esa motivación al levantarse temprano y disponerse a ir a vender. Sin embargo, esta situación no solo afecta la estabilidad económica de quienes cumplen con las normativas, sino que también pone en riesgo el orden y la seguridad en la feria. Es fundamental que las autoridades actúen de manera decisiva para garantizar un comercio justo y equitativo, protegiendo así tanto a feriantes como a consumidores. La implementación de regulaciones claras y efectivas no solo beneficiará a los comerciantes que cumplan con las normativas, sino que también asegurará la calidad y seguridad de los productos disponibles en el mercado..