Autor: Marcelo Mendoza Rocha, doctor en Ciencia de la Computación, investigador del Centro Nacional de Inteligencia Artificial (CENIA), profesor asociado del Departamento de Ciencia de la Computación, Pontificia Universidad Católica de Chile.
Columnas de Opinión: ¿La IA, aliada o no de la educación?
Columnas de Opinión: ¿ La IA, aliada o no de la educación? conocimientos, sino el del facilitador de actividades prácticas basadas en la interacción entre estudiantes.
Hoy, la comunicación en el aula sigue un modelo horizontal de comunicación, en el cual el docente transmiteno existe capacidad para poder filtrar desinformación, ni tampoco existe un gran interés de las principales plataformas por hacerse cargo de esto. La desinformación inunda las redes sociales sin un contrapeso. El reciente surgimiento de la inteligencia artificial generativa ha materializado el sueño de muchas generaciones que abogaron por empujar las capacidades de procesamiento de lenguaje natural. Inteligencias artificiales como Chat-GPT nos acompañan a diario en un sinnúmero de tareas, y son útiles en muchas de ellas. Sin embargo, no son capaces de discernir entre información verificada e información poco confiable. La IA es un espejo de las fortalezas y debilidades humanas. La educación en la era de Chat-GPT tiene un desafío movilizador. Acompañar a las nuevas generaciones en un escenario en el cual la principal competencia es discernir entre información confiable e información poco creíble. Este desafío releva a las primeras posiciones las habilidades cognitivas de más alto nivel, las cuales se enfocan en el análisis crítico de la información y en la evaluación. Desarrollar estas capacidades en el aula será el foco de la educación del siglo XXI. experiencias, orienta y acompaña. Es el estudiante el principal gestor de su proceso de aprendizaje. La información en las plataformas fluye con una velocidad inusitada. Con cerca de 400 billones de terabytes en contenidos al día, las plataformas de redes sociales han mediado una avalancha de contenidos. En este escenario, la capacidad de discernir entre lo relevante y lo innecesario es vital. Sin embargo, actualmenteLa educación es la actividad transformadora de mayor impacto en la sociedad. La misión de transmitir el conocimiento acumulado a las nuevas generaciones produce tantos efectos positivos que la transforman en un agente promotor de la civilidad y la movilidad social. La visión clásica de la educación descansa en la relación estudiante-docente, una relación en la cual la asimetría de experiencias vitales produce un escenario en el cual el rol docente se enfoca en transmitir conocimientos. Esta visión conductista de la educación plantea un escenario vertical de comunicación.
La irrupción de las tecnologías de la información, primero con el surgimiento de la web en los años 90 y luego con las redes sociales en los 2000, redujo la brecha de acceso a la información. En este contexto, el modelo vertical de transmisión de conocimientos fue superado. Los estudiantes ya tienen la oportunidad de manejar información sin necesidad de ir al aula. La información está ahí, disponible en las plataformas digitales. La educación en la era de la información requiere de la adopción de metodologías activas. El rol docente ya no es más el de la transmisión de. “La educación en la era de la información requiere de la adopción de metodologías activas. El rol docente ya no es más el de la transmisión de conocimientos, sino el del facilitador de actividades prácticas basadas en la interacción entre estudiantes. Hoy, la comunicación en el aula sigue un modelo horizontal de comunicación, en el cual el docente transmite experiencias, orienta y acompaña. Es el estudiante el principal gestor de su proceso de aprendizaje”.