“GASTÓN SOUBLETTE FUE UN REBELDE HASTA EL FINAL”
“GASTÓN SOUBLETTE FUE UN REBELDE HASTA EL FINAL” En 2013, el periodista y escritor Felipe “Gastón Soublette siempre se sintió un outsider”. En la imagen, en su escritorio, de noche. Ossandón se instaló con su familia a vivir a Limache.
Si bien había escuchado hablar de Gastón Soublette, poco sabía de este anciano al que solía ver recorriendo, con paso cansino pero vital, las calles de esta ciudad de la Región de Valparaíso, donde todavía se respira un inconfundible aire rural. Con su entonces señora, Ossandón abrió un café en el centro de Limache, al que un día entró el vecino más celebre del lugar. Iba a tomarse una sopa, el plato más popular de este local vegetariano, y rápidamente se transformó en un cliente habitual. Le entretenía recorrer los nombres de vegetarianos famosos escritos en una gran pizarra, desde Platón hasta Alanis Morissette. Felipe Ossandón le contaba sobre Thom Yorke, el vocalista de Radiohead, mientras Gastón le hablaba de Buda. Al mismo tiempo, Ossandón buscaba con Patricio González un proyecto en el que trabajar juntos. Él también había emigrado desde Santiago y tenía experiencia haciendo cine y trabajado como editor. No fue necesario darle muchas vueltas: se embarcaron en hacer un documental sobre Gastón Soublette, un personaje casi místico, que cada vez se hacía más popular, especialmente entre los jóvenes. Le presentaron la idea, Soublette aceptó entusiasmado y les abrió las puertas de su casa. Ahora, luego de ocho años de trabajo, el documental “El lugar al que llego” está listo para su estreno. “Al comienzo, teníamos más ganas que conocimientos”, cuenta Felipe. “Completar este proyecto fue una proeza. Lo hicimos a pulso, con las interrupciones y las dificultades propias de un documental Indi, de garaje”, agrega González. Al principio, los dos realizadores financiaron el proyecto con recursos propios. Luego, montaron una campaña de recolección de fondos entre los vecinos de Limache, lo que demostró la relevancia y el cariño que los limachinos le tenían. También lograron el apoyo de la familia de Soublette, la que les pasó videos y fotos familiares, lo que les permitió mostrar su faceta más íntima. Más tarde se sumaron con aportes financieros la viñamarina Fundación Planea y las universidades Católica de Valparaíso y de Santiago, esta última donde el académico hizo clases durante décadas. Sin embargo, muy pronto, Felipe y Patricio se toparon con un desafío inesperado. “Estábamos grabando, literalmente, en la punta de un cerro del sector de Rungue que Gastón recorría habitualmente. Veníamos de una larga caminata hermosa y súper inspiradora; yo tenía la sensación de que con lo que estábamos filmando ya teníamos listo el documental.
Y mientras él hablaba muy profundamente de sus padres y de lo que le había costado seguir su camino viniendo de una familia tradicional, nos dice: esto es lo mismo que conté en el otro documental (“El sabio de la tribu”, lanzado en 2020). Quedamos perplejos, pues, nuestra idea era tener material inédito y hacer el primer documental sobre Soublette”, recuerda Ossandón. Sabiendo que se estrenaría una película muy similar, los realizadores optaron por ahondar en facetas desconocidas del personaje, especialmente en su rol como activista medioambiental y patrimonial. Basándose en cuatro refranes populares, que son parte del lenguaje habitual del pensador, “El lugar al que llego” muestra cuatro evadía el tema, dicen. “La única vez que lo hizo, nos dijo que ante la inminencia de la muerte había que seguir regando el jardín.
Eso lo relacionaba con la placidez y tranquilidad que se encuentra en la naturaleza”. etapas de su vida: sus intentos varios fallidos por encontrar su rumbo y cómo se convirtió en profesor; su relación con Valparaíso; su actividad como defensor del patrimonio, y su faceta mística y de conexión con la naturaleza. ¿Se arrepentía de no haber tenido una vida más centrada en el misticismo? (Patricio González): Si bien decía que donde se sentía más a sus anchas era enseñando y compartiendo con jóvenes, efectivamente se preguntaba si quizás su verdadero destino era tomar el camino místico. ¿Qué temas le preocupaban en los últimos años? (Felipe Ossandón): Pese a que tenía más de 90 años, era un tenaz luchador por la protección patrimonial de Limache. Su última gran causa fue evitar la construcción de un edificio en la avenida principal y lo logró. Eso lo motivó a autoimponerse la misión de lograr que Limache ciudad fuera nombrada zona patrimonial. Cuando le preguntábamos por qué seguía involucrado en estas batallas, nos contestaba como habitualmente lo hacía: con un refrán popular. “Estas cosas me sacan los choros del canasto”, contestaba serio. Siempre estuvo en la primera línea y en la calle, pero también exponiendo ante el Consejo de Monumentos Nacionales, por ejemplo. Fue un rebelde hasta el final. ¿Qué lugares son significativos en su historia? (PG) Limache es fundamental, y es casi un personaje más en el documental. También su casa en esa ciudad, un espacio íntimo donde con su máquina de escribir redactaba sus libros y reflexiones. También fuimos con él a Valparaíso, cuyos cerros había recorrido tomando fotos. Ahí contamos la historia de cómo encuentra a su “madre” porteña. También lo grabamos caminado por los bosques y cerros de Rungue.
NÓDNASSOEPILEF Y ZELÁZNOGOICIRTAPAZELITNEG NÓDNASSOEPILEF Y ZELÁZNOGOICIRTAPAZELITNEG NÓDNASSOEPILEF Y ZELÁZNOGOICIRTAPAZELITNEG Soublette siempre citaba al Tao e incluso escribió un libro sobre él. ¿Qué aprendió de esta filosofía china? (PG) Gastón llegó al Tao a través del estudio del I Ching con su terapeuta Lola Hoffmann, quien, junto a Violeta Parra, fue su gran maestra.
Conocer el Tao significó el descubrimiento del sentido de la vida y lo introdujo en la meditación, cuya práctica le permitió continuar tan vital hasta los últimos días, con una gran memoria y sentido del humor.
Él veía la búsqueda del Tao como algo permanente, algo que nunca termina; decía que había que perderse para encontrar el camino. ¿Qué influencia tuvo en él Violeta Parra? Ella incluso lo calificó de “pituco de mierda”. (FO) Violeta fue su gran fuente de inspiración. Ella lo “desafrancesó” y le abrió las puertas de la cultura popular, que incluía no solamente el folklore, sino que todo un sistema de valores.
Además, lo sacó del mundo pituco y lo acercó a la izquierda. ¿Qué rol tiene en el documental Bernadette de Saint Luc, su señora por 65 años? (FO) Ella fue un enigma hasta el día en que murió, en 2019. Nunca se relacionó con nosotros, y él tampoco la mencionaba mucho ni la incluía en sus relatos. Era la encargada de llevar la quinta en Limache y de cuidar el jardín y la huerta; también pintaba y era muy estudiosa. Sus hijos nos decían: “Gastón estudia el Tao. Bernadette lo vive”. ¿Jamás hablaron con ella? (FO) No. Era como un fantasma; cuando íbamos a la casa no la veíamos, solo la escuchábamos a lo lejos. No nos saludaba ni menos nos hablaba. Cuando llamábamos por teléfono, era muy cortante. Claramente, ahí había una historia que explorar y queríamos entender qué relación tenían. Nunca supimos bien los motivos, pero ella no se involucraba en los temas de Gastón. Una vez osamos decirle que queríamos entrevistarla. Su única respuesta fue una carcajada y cortar el teléfono. Finalmente, los hijos consiguieron que nos diera una entrevista, pero días antes de la conversación, Bernadette murió. Fue muy dramático.
Soublette nos contó que una noche ella le había dicho: “¿ Sabe qué, Gastón? Yo creo que usted no era el hombre para mí, ni yo la mujer para usted”. Lo que nos impresionó fue que en vez de haberle preguntado por qué sentía eso, él le contestó: “No vuelva a decir eso, que los caminos del destino superan nuestra razón”, a lo que Bernadette le respondió: “sí”. Eso fue lo último que hablaron: a la mañana siguiente, ella amaneció muerta. ¿Cómo reaccionó él frente a esta última conversación? (FO) No lo vimos perturbado, incluso lo contó con cierta naturalidad. Gastón llevaba su proceso por dentro, no lo transmitía. ¿Era mal genio? (PG) Tenía sus días a nosotros siempre nos recibía bien, aunque a veces se cansaba o cambiaba de opinión y teníamos que adaptarnos. Yo solo una vez lo vi muy enojado, al quedarnos pegados en un taco interminable entrando a Santiago. En esa ocasión, el “sabio de la tribu” se transformó en Hulk.
Como todo ser humano, tenía sus luces y sus sombras. (FO) Sí, era particularmente amable con las chiquillas (risas). Era bien coqueto y tenía un imán con las mujeres, las que siempre se le abalanzaban, querían tocarlo y hablarle. Era muy curioso porque mantenía su sex appeal, pese a sus noventa y tantos. En el documental, Soublette dice que sentía un “desbarajuste” entre él y el mundo. (FO) Desde muy joven chocó con su familia, que era muy conservadora. Su padre quería que fuera abogado o arquitecto, ambas carreras que él intentó estudiar. Esa fue una tensión permanente, porque sus gustos estéticos y sus inclinaciones artísticas no encajaban con las expectativas familiares. Por eso, siempre se sintió un marginal.
Incluso su libro autobiográfico lo tituló “Marginales y marginados”. Su hermana Silvia Soublette nos dijo una frase que nos quedó dando vueltas: “Mi papá tenía miedo de no ser rico”. ¿Ese sentimiento de desbarajuste lo acompañó toda su vida? (PG) Solo con el paso de los años su discurso y visión del mundo fueron validados, pero cuando era más joven su acercamiento a la cultura oriental era muy raro. Siempre se sintió un outsider. ¿Les habló de la muerte? (FO) No mucho, más bien evadía el tema. La única vez que lo hizo, nos dijo que ante la inminencia de la muerte había que seguir regando el jardín. Eso lo relacionaba con la placidez y tranquilidad que se encuentra en la naturaleza.
Pero la muerte sí está presente en el documental y presentamos la vejez como un hecho estético, mostrando el rostro de Gastón, sus manos, su caminar... ¿Por qué creen que Soublette logró esa popularidad en Chile? (PG) Es una figura muy curiosa, que se transformó casi en un fenómeno pop.
Él tocó teclas que a muchos les hacían sentido: su crítica a cómo vivimos; el rescate de la sabiduría mapuche; el llevar el arte popular a la academia, siendo él un antiacadémico, y el difundir en Chile la cultura oriental, el Tao y la meditación. ¿Cuándo fue la última vez que tuvieron contacto con él? (FO) El lunes antes de su muerte lo llamamos para contarle que a fines de junio haríamos en Limache la primera función del documental, pero su nieta nos dijo que ya estaba agonizando. Eso fue una gran decepción porque queríamos hacerle un homenaje en vida, aunque nos dejó tranquilos haber alcanzado a mostrarle la versión final. Le gustó mucho y se emocionó.
“Soublette nos contó que una noche ella (su señora) le había dicho: ¿ Sabe qué, Gastón? Yo creo usted no era el hombre para mí, ni yo la mujer para usted. () Él le contestó: No vuelva a decir eso, que los caminos del destino superan nuestra razón”. Los realizadores optaron por ahondar en facetas desconocidas del personaje, como su rol como activista medioambiental y patrimonial.. Durante ocho años esta dupla se dedicó a realizar un profundo retrato sobre el emblemático filósofo, musicólogo y esteta, fallecido recientemente, el que quedó plasmado en un documental póstumo.
Las disputas con sus padres, los obstáculos que enfrentó hasta encontrar su destino, la relación con sus maestras Lola Hoffmann y Violeta Parra, y su intensa labor como activista están reflejados en esta película próxima a estrenarse. POR JUAN CRISTÓBAL VILLALOBOS U. PATRICIO GONZÁLEZ Y FELIPE OSSANDÓN, REALIZADORES DEL DOCUMENTAL “EL LUGAR DONDE LLEGO”: Gastón Soublette no hablaba mucho de la muerte,