El desafío del comercio ilegal
El desafío del comercio ilegal 0Editorialos eventos masivos se convierten en un atractivo para el comercio ambulante y también el ilegal. Aprovechando la concentración de público, se ofrece todo tipo de productos con cobros menores que en los locales establecidos y también sin cumplir con las obligaciones legales que un recinto formal requiere. Por supuesto, sin ofrecer tampoco las garantías que da una transacción dentro de las normas.
Esta es una realidad que se verifica a lo largo del país y en la cual se incluye a actividades como la Noche Valdiviana, tal como se pudo comprobar durante el reciente fin de semana, a pesar de los controles continuos iniciado con anterioridad por la Municipalidad y en los cuales incluso se registró una agresión a un inspector comunal, hecho por el cual fue presentada una querella. Claramente las fiscalizaciones no bastan. La pregunta es por qué no. La respuesta está en la demanda que sostiene a este tipo de actividades; es decir, en el público dispuesto a adquirir aquello que un vendedor informal ofrece. Y ahí hay un problema comunitario.
La Segunda Encuesta Nacional sobre Percepción del Comercio Ilícito y Contrabando, realizada por la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile (CNC), señaló que en el país 1 de cada 3 personas ha realizado compras en el comercio ilícito de manera reciente y la principal motivación de los consumidores sería los bajos precios en oferta.
Ala luz de esos datos es claro hacia dónde deberían enfocarse las campañas: hacer conciencia sobre el daño de largo plazo que genera una compra en la calle, la cual puede sonar muy conveniente en un minuto, pero que trae consecuencias, pues este tipo de actividad sin reglas está ligada al crimen organizado (grupos coludidos), al trabajo precario y a la cobertura de otros delitos como los robos y falsificación. Por supuesto que las regulaciones estatales y municipales deben seguir; pero poco cambiará si es que continúa habiendo personas dispuestas a comprar desde mojitos a zapatillas, o hasta enseres de casa en la calle. Por supuesto que esta actividad informal es también expresión de falta de empleo.
Pero la solución puede ser peor, porque se trata de competencia desleal para quienes sí cumplen reglas y continúan trabajando junto a la ciudadanía, cuando el evento masivo termina y los vendedores ocasionales desaparecen.. Ay venta informal en las calles, es porque existe demanda dispuesta a comprar. Editorial