Laberintos teológicos
Laberintos teológicos Bernardo Guerrero Jiménez Este libro de Juan Sepúlveda, bajo el sugestivo título que le otorga, nos recuerda otros derivados, como Socialismo Socialismo ala chilena, entre varios más. Es un libro que acertadamente logra dar con el desarrollo histórico y adaptaciones adaptaciones teológicas de este movimiento nacido en Valparaíso, inspirado en los avivamientos ocurridos enla India y en Estados Unidos.
Una de las tesis centrales del autor es aquella que plantea cómo la cultura, en este caso la religiosa, llegada llegada a nuevos escenarios, es sometida a una interpretación inspirada en la creatividad de quienes la reciben: le pasó al cristianismo venido de España y luego al protestantismo, sobre todo a aquel derivado del metodismo. No se recibe el mensaje en forma pasiva.
Es un libro que tiene varias consideraciones sociológicas y, en consecuencia, dialoga con los clásicos autores que han estudiado el tema en Chile, como Lalive dEpinay, Willems, Tennekes, Lagos, Ossay tantos otros que en la década de los ochenta, en plena dictadura militar, lograron una buena producción de textos para dar cuenta de esta gran minoría religiosa religiosa que poco a poco viene ganando un lugar en el dinámico paisaje religioso nacional, aunque el autor señale posibles estancamientos en su crecimiento.
Indica, aunque de forma breve, breve, el actuar del Consejo de Pastores que durante la dictadura negocia su visibilidad a cambio de la legitimación legitimación que el régimen requiere ante la posición crítica de la Iglesia católica, católica, por la violación de los derechos humanos. La gran mayoría de los pentecostales pentecostales son de clase popular y están albergados en una infinita cantidad de Iglesias. Son dos las más grandes, la Metodista Pentecostal y la Evangélica Pentecostal, siendo esta última la más conservadora y la que reacciona negativamente a la ((agenda valórica» que el progresismo deseaylogra instalar. Adiferenciade antiguas generaciones, los jóvenes acceden a las universidades y desde allí proclaman la Buena Nueva. Ya no son los analfabetos de comienzos del siglo xx. Sepúlveda, con pluma dinámicay dinámicay profunda, nos entregayaclara los laberintos teológicos de este movimiento, movimiento, que no es uniforme. Tiene varios cifrados institucionalesyuna liviana densidad en lo constitucional, en la que el cisma parece ser una constante. En los paisajes urbanos populares, templos pequeños dan cuenta de lo anterior. Me parece que la expresión «pentecostalismo a la chilena», es una buena forma de dar cuenta de las complejidades de este movimiento, pues este es un país muy diverso. En el Norte Grande, por ejemplo, la tierra a conquistar está en disputa con los bailes religiosos de La Tirana, Ayquina y Las Peñas. Tanto el mundo mundo mariano como el pentecostal se nutreny provienen de la cultura popular. popular. No es casual que en la comuna de Colchane la conducta electoral sea afín a la de la derecha. La presencia de la Iglesia Evangélica Pentecostal logra movilizar a sus fieles con una ofrenda de votos para esa posición. Pero este es otro tema de interés. Dicha expresión remite a una sociologíay antropología actual, que toma distancia de los determinismos de la estructura social y otorga a los sujetos la capacidad de creary recrear. Nuestros hermanos evangélicos, como escribió Humberto Muñoz en los años setenta, son un ejemplo de ello. Sepúlveda nos ofrenda con su libro una buena historia y sistematización sistematización de este movimiento. Y lo hace con autoridad no solo intelectual, sino con la creencia que los une y los hace comunidad. Deja varias interrogantes que hay que seguir profundizando, pero en lo central es un texto que recoge la dinámica identidad de este movimiento. M «Pentecostalismo a la chilena. Particularidades, rasgos teológicos y su impacto en la sociedad Juan Sepúlveda Ediciones Universidad Alberto Hurtado, Santiago, 2023,288 páginas..