Editorial: Plan calles sin violencia: una política sin resultados
Editorial: Plan calles sin violencia: una política sin resultados En los últimos años, el “Plan Calles sin Violencia”, lanzado como una medida para frenar la delincuencia en Chile, ha demostrado ser un intento fallido por abordar las profundas raíces de la inseguridad en el país. Aunque en su momento se presentó como una solución integral para garantizar la seguridad pública, su implementación ha sido incompleta y con resultados dispares.
Si bien se han destinado recursos y esfuerzos a la lucha contra la criminalidad, lo cierto es que los índices de delitos siguen en aumento, y muchas regiones, especialmente Magallanes, se sienten cada vez más vulnerables. Este plan ha fracasado en gran parte porque no ha logrado establecer un enfoque preventivo eficaz ni una verdadera integración de todas las instituciones responsables de la seguridad. En lugar de enfocarse en un trabajo coordinado entre policías, justicia y políticas sociales, se ha centrado demasiado en medidas reactivas y, en muchos casos, punitivas. Esto no solo ha generado desconfianza en la ciudadanía, sino que también ha fallado en abordar las causas estructurales de la violencia, como la pobreza, la falta de oportunidades y la desconfianza en las instituciones. Magallanes, no está exenta de este fenómeno. Si bien ha sido tradicionalmente un lugar más tranquilo en comparación con otras zonas del país, los últimos años han mostrado un aumento preocupante en delitos como el robo, el narcotráfico y las agresiones físicas. La sensación de inseguridad es palpable, y muchos habitantes de la región sienten que las autoridades no están dando respuestas adecuadas a sus demandas de protección. Es fundamental replantear la estrategia de seguridad en Chile. La seguridad debe ser entendida no solo como una cuestión policial, sino como un asunto integral que abarque educación, oportunidades económicas y una reforma profunda a las instituciones encargadas de la justicia. Las políticas deben estar más orientadas a la prevención y a la rehabilitación que a la mera represión. El fracaso del Plan Calles sin Violencia no debe ser motivo de desánimo, sino un llamado a redoblar esfuerzos. Magallanes y el resto del país merecen vivir en un entorno seguro y libre de violencia.
La seguridad debe ser una prioridad nacional, y es hora de repensar las políticas para lograr resultados reales.. “La seguridad debe ser una prioridad nacional, y es hora de repensar las políticas para lograr resultados reales”.