Entre el temor y la esperanza
Entre el temor y la esperanza 66 66 Rodrigo Díaz Yubero, Abogado, periodista Magíster en Ciencias Políticas Cada vez más porteños se van retirando de la ciudad y si de ellos dependiera, no saldrían más de sus casas ante el espanto que les produce nuestra ciudad.
Ya nadie quiere salir de su barrio, y cada vez más gente se va retirando de los que por décadas fueron sus escenarios habituales". Entre el temor y propósito de las cuentas de luz, mientras los defensores del leA gado de Allende abogan ahora por sincerar las tarifas que ellos mismos presionaron por congelar hace sólo unos años, dando curso a la vía capitalista de los precios y reventando en el camino a los sectores medios, el ejercicio de frivolidad electoral que vivimos da paso alas recriminaciones, a los enjuagues y vaya uno a saber cuánta otra cosaque habla menos dela virtud política y más del egoísmo humano. Los ecos del octubrismo aún reverberan en todas esas tapias o cierros que, instalados en decenas de inmuebles tras la violencia de 2019 y habiendo transcurrido casi cinco años, sus propietarios se niegan a retirar. Asfocurreal menos entodo el plan de Valparaíso.
Ni qué decir denuestroparlamento que yendo de manera flagrante contra la voluntad popular, pretende ahora seguir adelante conel proceso constituyente pero de contrabando, como haría un vulgar ladrón con el resultado del 4 de septiembre de 2022 que de forma aplastante rechazó las tesis de laideologíade género y delaigualdad sustantiva, amparándoseenelsubterfugio deuna aparentemente inocente ley de violencia de género, que no es más que otra manera de seguir imponiendo una agenda foránea que la inmensa mayoría de los chilenos no desea.
Y como señal del fracaso que se enseñorea porestos lares, se publica también la noticia de las cifras alarmantes de ausentismo escolar en esta región, obligándonos a plantear «si no queremos caer aún más una estrategia a cortoplazo para combatirlo.
Menciono aquíla posibilidad de organizar comités, juntas, o brigadas de acompañamiento escolar que actúen coordinados desdeel municipiocon la participación de actores de la sociedad civil, principalmente estudiantes universitarios de trabajo social, psicología y pedagogía, las que debiesen interactuar con la comunidad, los colegios y las familias de los menores ausentes para así contar con un diagnóstico certero y un acompañamiento concreto. Hoy en Valparaíso cunde el miedo a que suceda algo imprevisto o, la esperanza quizá, demasiado previsto como es que todas aquellas cosas que jamás deberían haber sucedido vuelvan a ocurrir. A ese temor, que no es sólo mío, sino detodas las personas con las que hablo, apuntaeel título de esta columna.
Y noes del todo infundado, puesel lima de nuestro país no esel mejor en estos momentos y en el caso de Valparaíso suscalles transmiten una imagen de incertidumbre y abandono, la sensación de quese encuentran cada vez más despobladas. Cada vez más porteños se van retirando de la ciudad y, si de ellos dependiera, no saldrían más de sus casas ante el espanto que les produce nuestra ciudad.
Ya nadie quieresalir desu barrio, y cada vezmás gentese varetirando delosque por décadas fueron sus escenarios habituales, Del país, a la ciudad, de la ciudad al barrio, del barrio a la casa, de lacasaa la habitación, dela habitación ala cama y de ahíal cementerio. Vivir, alcontrario de la muerte, es una explosión, y vivir en la ciudad es poder y quererir hacia lo abierto y no encerrarse cada vez más por el temor. Ira un museo, el cine, los cafés, eso es fundamental. Como alguna vez escribió. Jung, la vida no vivida es una enfermedad de la quese puede morir. Pero no hay miedo que no conlleve una esperanza. Ésta también figura enel título de esta columna y a ella, por mínima que sea, debemos tratar de asirnos en los días de zozobra que aún nos faltan por vivir. Las próximas elecciones donde los porteños podrán votar, quizás sean un símbolo de esperanza, de renacimiento, de regeneración y de primavera, similar al bosque del que hablaba Jorge Teillier.
Por lo demás, no hay mal que dure cien añosni tonto que lo aguante según reza. el refrán, aunquesiendo pocos los mástiles en estos tiempos con la solidez necesaria para agarrarse de ellos, la espera y la esperanza son precisamente las dosactitudes fundamentales en los tiempos de la actual crisis. En esa espera estamos, y en la esperanza que de nosotros depende que vengan tiempos mejores, sabiendo de muchos porteños quese han puesto en acción hace rato para tratar de levantar la ciudad. En palabras de San Agustín: "Decid que los tiempos son difíciles, entonces 'cambiad vosotros. Nosotros somosel tiempo". Si puedo pediralgo, salgamos alo abierto. Aún hay películas nuevas y restaurantes queseniegana morir y bien podríamosira dar una vuelta.. o. o.