Autor: Por Rodrigo Guendelman Conductor de Santiago Adicto de Radio Duna
COLUMNAS DE OPINIÓN: El niño de 500 años
COLUMNAS DE OPINIÓN: El niño de 500 años Por Rodrigo Guendelman Conductor de Santiago Adicto NUS 1 y 1 y de Radio Duna. A 7 e un tesoro de relevancia mundial e histórica, un gran tesoro biológico porque nos permite tener una ventana hacia nuestro pasado como humanidad, en todo sentido. Y son pocas las oportunidades como ésta, porque los cuerpos congelados no son la norma.
El cuerpo se preservó por un proceso de liofilización natural debido a las condiciones ambientales en la alta montaña, lo que le da una relevancia biológica tremenda, sobre todo para lo que podemos conocer de nuestras poblaciones ancestrales", explica Mario Castro, director del Museo Nacional de Historia Natural, arqueólogo de la Universidad de Chile y doctor en antropología biológica por la Universidad de Toronto. Castro se refiere al Niño del Cerro El Plomo, descubierto en febrero de 1954 por un grupo de arrieros que exploraban la montaña en busca de teSOrOS. La reflexión del director del MNHN se da en un contexto muy importante: hace pocas semanas se lanzó el libro más completo e importante sobre este hito de la arqueología sudamericana. Se llama "El niño del Cerro El Plomo. A 70 años de su hallazgo" y es un esfuerzo que vincula a tres instituciones, la Corporación Cultural de Lo Barnechea, Ediciones UC y el museo que dirige Mario Castro. En sus más de 500 páginas, se reúnen 25 artículos científicos y recopilaciones históricas que abordan desde nuevos descubrimientos -gracias a los avances tecnológicos actuales-, hasta imágenes inéditas del Niño. El cronista Patricio Corvalán escribe, al principio del libro, un relato que vincula varios de los artículos y recopilaciones.
Cuando se refiere al aporte de Silvia Quevedo y Eliana Durán ("Ofrendas a los dioses en las montañas: santuarios de altura en la cultura inka"), destaca una anécdota sobre el Niño que le compartió Quevedo. "Una vez lo llevamos al Instituto Geográfico Militar para hacerle una tomografía completa. Y los militares que estaban acostumbrados a ser rudos, estaban conmovidos con la presencia. Este niño tiene una energía muy especial. Es comoir, por ejemplo, a vera La Gioconda". Me sumo a las palabras de Silvia Quevedo. Hace algunos años tuve el privilegio de ver al Niño del Plomo por un reportaje que realizábamos para Teletrece. Fue una epifanía. Estaba frente a un niño de 8 años, podía ver su piel, su pelo trenzado, sus dedos, sus uñas, sus ojos cerrados, su Cara, Su Cuerpo.
Un niño que hace rato había cumplido 500 años (se estima que murió pocos años antes de la llegada de Colón a América), pero que se veía y se sigue viendo tan vivo, tan real, tan natural.
Imposible encontrar en nuestro país un hito patrimonial más importante que este muchachito, sacrificado en la ceremonia de la Capacocha, uno de los rituales más solemnes y espirituales de la cultura inca, destinado a honrar a las deidades y a mantener la armonía entre los hombres y el cosmos.
Un niño que está hace 71 años en una vitrina refrigerada, entre O y -3 grados Celsius, con una humedad relativa entre 42% y 45% y con una unidad electrógena en caso de corte de luz. Y que desde mediados de la década ochenta permanece oculto a los ojos del públioculto a los ojos del público, por respeto a los pueblos originarios. Por eso, quienes visitan el MNHN lo que ven es una réplica que data de la década ochenta. Aunque hay una mejor alternativa.
Desde el año pasado existe una réplica mucho más fidedigna en el Centro de Interpretación del Niño del Cerro El Plomo en Yerba Loca, curva 15 camino a Farellones. "En el año 1954, no se había descubierto en el mundo un cuerpo que estuviera preservado en la condición en que estaba el Niño del Plomo. Después se han descubierto varios, como lo Cuerpos del Llullaillaco en América Latina o El hombre de los Alpes en Europa.
Por eso, lo del Niño del Plomo fue un acontecimiento mundial", explica Mario Castro, quien llevaba más de 20 años tratando de publicar este libro, que busca ser "un homenaje, primero, al Niño del cerro El Plomo, con una publicación a la altura de su relevancia, y también un homenaje a todos los investigadores, que durante 70 años han trabajado por descubrir su historia y la de nuestras poblaciones ancestrales", agrega. Y podemos sumar en este homenaje al cerro El Plomo que, con sus 5424 msnm, era para los incas un lugar de poder y significado espiritual, un puente entre el cielo y la tierra. Qué mejor argumento para entender la importancia de esta cumbre que los ocho meses (y dos mil kilómetros) de recorrido que, se estima, duró el viaje del Niño y sus acompañantes desde Cuzco. Para quienes quieren ver y leer este libro, de edición limitada, la opción por el momento es ir al Centro Lector de Lo Barnechea (Av. Lo Barnechea 1200). Se está entregando también a todos los colegios de esa comuna y a las principales universidades del país. Muy pronto, viene una edición que se podrá comprar en librerías. Para que conozcamos, valoremos y honremos al Niño, al cerro El Plomo, a nuestra cordillera, a nuestra historia y a nuestra identidad, más mestiza y más rica de lo que sabíamos hasta 1954..