El trabajo doméstico y una precariedad que no pasa de moda
El trabajo doméstico y una precariedad que no pasa de moda Hace una semana, el medio británico BBC publicó una entrevista a la socióloga francesa Alizée Delpierre, quien se infiltró en la casa de lossuperricos europeos convirtiéndose en una más de sus trabajadoTas domésticas.
La operación se dio en el contexto de una investigación que buscaba comprender cómo funcionaba el día a día de quienes se ocupan en el servicio doméstico, dando cuenta de una serie de problemáticas que afectan ala sociedad actual, como la desigualdad, la inmigración y la explotación laboral.
La socióloga hizo un análisis sobre las prácticas de empleadores y trabajadores del servicio doméstico, lo que nos lleva a reflexionar sobre lo poco que ha cambiado el traba: jo doméstico durante los últimos dos siglos. Estas mismas problemáticas las podemos encontrar en el Chile de la segunda mitad del siglo XIX y porcon: secuencia, también en Concepción. Los procesos de modernización vivi dos porla ciudad en el periodo mencionado tuvieron como consecuencia un notable crecimiento urbano. Este au: mento de la población condujo a que un número considerable de mujeres migrantes consiguieran empleo en lascasas de la elite local a cambio de precariossueldos y largasjornadas de trabajo. El origen de esas mujeres era diverso: desde sectores rurales dentro dela provincia, hastaotras quellegaron de paísescomo Alemania, Francia e Inglaterra por mencionar algunos, buscando en esta ciudad vacunas laborales que les permitieran la supervivencia. La precaria regulación del trabajo doméstico potenció la dependen: cia, la permanencia de una estructura laboral que funcionaba en el trato "de palabra" y por ende una desprotección general de estas tra bajadoras.
Las empleadas domésticas sufrían, además, un alto númerode incidentes relacionados con su seguridad, pues tal comoen laactualidad, en el camino a su trabajo estas podían ser víctimas de atropellosde cocheros imprudentes, de ataques de perroso de callesen mal La precaria regulación del trabajo doméstico potenció la dependencia, la permanencia de una estructura laboral que funcionaba en el trato "de palabra" y una desprotección de estas trabajadoras. estado que provocaban accidentes con regularidad.
Sumado a lo an terior, aquellas mujeres que trabajaban "puertas adentro" debían ponera su propia familia de lado, dejando de cuidar asus hijos, para dar prioridad a los de sus empleadores, al mismo tiempo que después de unasemana de extenuante trabajo, volvían a su propio hogar aepe: tirlasmismas actividades que durante la semana hacían para otros. Lasituación hoy en día no ha cambiado mucho.
Si biensabemos que la legislación nacional protege a las empleadas de casa particular, las cifras de informalidad laboral según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas(INE) para inicios del 2025, son alarman: temente elevados. Existe en la actuali dad un 55,5% de informalidad enel ru bro delservicio doméstico, númeroque sería aún másalto sise incluyera afami liares que trabajan en el hogar sin reci birun salario a cambio.
Esta informalidad, permanente a lo largo de gran parte de nuestra historia, sigue contribuyendo a la desprotec ción de un amplio sector de trabajadores del país, por lo que su discusión y el debate delas condiciones en lasquese desempeñan nose debe des cuidar.
Comprender el fenómeno en su larga duración podría ayu: darnos a entender de mejor forma las dificultades que empleadas y empleados decasa particularsufrena diario, y también a replantear nos la relevancia de problemáticas que pare cieranser-irónicamente siempre barridas debajo dela alfombra ol DRPEDRO VALENZUELA REVES. Académico del Departamento de Historia y Geografía UCSC' = =.