Opacidad en el fútbol
Opacidad en el fútbol I ntensa controversia ha generado el cambio de propiedad de Azul Azul, la sociedad anónima que administra el club Universidad de Chile, luego de confusas operaciones financieras. El caso ha renovado suspicacias respecto del modo de operar de algunas de las sociedades que controlan el fútbol chileno, evidenciando la existencia de áreas de opacidad que urge corregir.
Todo comenzó con una resolución exenta que la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) publicó el 15 de noviembre, en la que suspendía los aportes a la Administradora General de Fondos del grupo Sartor; esto, al detectar "la utilización de los fondos bajo su administración como vehículos de financiamiento para entidades relacionadas con sus directores y accionistas mayoritarios". El grupo era, a su vez, propietario del fondo de inversión privado Tactical Sport, controlador de Azul Azul.
Fue en este contexto --y cuando se especulaba sobre el impacto que la situación tendría en el club deportivo-que Michael Clark, presidente de Azul Azul, compró Tactical Sport y con ello se transformó en controlador de la sociedad anónima. La operación no fue pública y solo se vino a conocer después de que la CMF ordenara la liquidación de la AGF. Entonces, Azul Azul emitió un comunicado en el que indicó que la situación de Sartor en nada lo afectaría, dado este cambio de propiedad. La operación ha desatado sorpresa y polémica. Desde luego, llama la atención el precio pagado. En 2021, Tactical Sport pagó, por el 63% de Azul Azul, una cifra cercana a los US$ 15 millones. Ahora, Clark pagó sustancialmente menos: solo US$ 5,7 millones por el 90% de Tactical. Se añade el hecho --objetado por la CMF-de que la adquisición hubiera sido efectuada sin realizar una oferta pública de acciones (OPA) ni comunicándola como hecho esencial. La explicación del comprador ha sido formal, argumentando que el objeto de la compra fue un fondo de inversión privado y no una sociedad anónima. Ello, aunque finalmente, el 31 de diciembre, Azul Azul se allanó a comunicar el hecho esencial y se especula que Clark podría abrirse a la OPA. Con todo, tal vez el principal problema que ha quedado en evidencia es la opacidad con la que parece estar aún operando el fútbol chileno en sus estructuras societarias.
Es cierto que hasta ahora no se ha demostrado la veracidad de versiones que suelen repetirse en el ambiente deportivo, como la supuesta existencia de propietarios de más de un club o de representantes de jugadores que, mediante subterfugios, controlarían distintos equipos. Sin embargo, episodios como este alimentan las suspicacias, por las interrogantes que quedan abiertas. Por cierto, el problema de identificar a los verdaderos controladores de empresas trasciende al fútbol y a nuestro país, en mercados donde los fondos de inversión desempeñan un papel protagónico.
Empero, la legislación sobre sociedades anónimas deportivas, que ha permitido en muchos sentidos modernizar esta actividad, también contenía una promesa de transparencia que en buena medida sigue pendiente y que justifica las reformas que sean necesarias para cumplirla. La legislación contenía una promesa de transparencia que sigue pendiente..