Autor: FELIPE I. GONZÁLEZ y ÓSCAR RIQUELME
Sobrevivientes de tragedia de Antuco piden mayor apoyo para sobrellevar las secuelas
Sobrevivientes de tragedia de Antuco piden mayor apoyo para sobrellevar las secuelas “Tenía solo 18 años cuando viví lo que hasta hoy sigue siendo el día más difícil de mi vida. Éramos jóvenes, llenos de sueños, pero ese día nuestros sueños se congelaron. Yo estuve. Sobreviví.
Pero las heridas siguen”. Así recuerda Freddy Valdebenito, sobreviviente de la tragedia de Antuco, el fatídico 18 de mayo de 2005, cuando en medio de un ejercicio del Regimiento Reforzado Nº17 “Los Ángeles” hacia el macizo de Biobío, 44 conscriptos y un sargento 2º fallecieron bajo las gélidas condiciones del denominado “viento blanco”. Por tales hechos, el mayor (r) Patricio Cereceda fue sentenciado a cinco años de cárcel en Punta Peuco por cuasidelito de homicidio e incumplimiento de deberes militares. Hoy dedicado a labores en una avícola, Valdebenito recuerda que “esa era mi primera campaña, llevaba apenas un mes como conscripto. Íbamos entusiasmados, muchos no conocíamos la nieve. Jugamos, hacíamos angelitos, reíamos. Pero con los días, el clima empeoró. Primero la lluvia, luego la nieve Hasta que llegó el viento blanco. Y nadie nos preparó para eso. No sabíamos hacer refugios. No teníamos ropa impermeable. Solo la tenida de combate básica”. Pese a la poca preparación, rememora, la compañía andina de Valdebenito recibió la orden de marchar. “Los morteros salieron a las 5 am, nosotros, a las 9. Ya había viento blanco. Estábamos con miedo, pero igual salimos. A poco andar, nos topamos con un estero sin puente. Cruzamos como pudimos () y en el camino encontramos a cinco soldados metidos en un hoyo en la nieve. Pensamos que era parte de la instrucción, pero tres ya estaban muertos”. Valdebenito detalla que al seguir, “lo que vino fue una pesadilla. En la nieve se nos iban cayendo los compañeros. Algunos tratábamos de ayudarlos, pero era imposible. La hipotermia ya los tenía. Veíamos cuerpos tirados. Muertos. Fue devastador. Un muRAJÚVLAÉSOJ breviviente, confiesa que “lo que más me costó fue asimilar lo que había pasado. No entendía la magnitud de la tragedia. Éramos niños”. Lo más duro para él no fue solo enfrentar la cordillera, sino los días posteriores dentro del regimiento. “Llegaban los papás de mis compañeros fallecidos y me preguntaban por ellos. Yo sabía que estaban muertos, pero no podía decírselo. Hasta hoy, si me encuentro con una madre en la calle, me cambio de vereda”, relata con la voz quebrada.
Solicitan ayuda Carlos Álvarez, presidente de la Agrupación de Sobrevivientes en la Región del Biobío, afirma que el tiempo no ha cerrado heridas y que tampoco han recibido el apoyo que esperaban del Estado ni del Ejército. Cuestiona lo que califica como “entrega desigual” de pensiones de gracia. “Algunos sobrevivientes las recibieron, pero la mayoría, no. No entendemos por qué, si todos vivimos lo mismo”. Uno de los reclamos más duros apunta a la falta de atención médica y psicológica. “No hemos recibido ayuda en 20 años. Muchos estamos con problemas de salud mental, dolencias físicas, escoliosis, secuelas del frío. Y n i s i q u i e r a u n a atención profesional permanente”, reclama. Agrega que incluso algunos compañeros cayeron en adicciones y uno de ellos falleció por problemas derivados de la depresión. Recientemente el Fosis adjudicó un fondo de $3 millones a la citada agrupación, pero González lo considera insuficiente. “Eso no es una reparación. Lo que pedimos es justicia y reconocimiento.
Si el Estado dio una pensión a los 33 mineros, ¿por qué a nosotros no, si trabajábamos directamente para ellos?”. ELIHCEDOTICRÉJE “El Ejército de Chile se hace presente en el sentido homenaje con el que la Municipalidad de Antuco, junto a sobrevivientes, familiares y autoridades locales, recuerdan a los 45 conscriptos fallecidos en la Tragedia de Antuco”, fue el mensaje que publicó ayer la institución en redes sociales, acompañado de esta imagen.
Profundo pesa chacho, que no era de mi compañía, solo pedía ver a su mamá”. Quienes sobrevivieron lo hicieron al resguardarse en los refugios de la U. de Concepción y La Cortina, donde Valdebenito y su grupo se reunieron con los sobrevivientes de los morteros. “Cuando llegamos, todavía no los evacuaban. Ahí nos hicieron sacarnos la ropa mojada y encendieron fuego para calentarnos. Descansamos un poco. Lloramos. Sabíamos lo que había pasado con nuestros compañeros, pero no pudimos ayudar”, dice con dolor. El 19 de mayo, a las 17:30 horas, Valdebenito pudo reunirse con su familia en el regimiento en Los Ángeles. “Sobreviví solo porque pensaba en mi madre. Solo quería volver a verla. Eso me mantuvo caminando”. Cristian González, también soExconscriptos de la fatídica caminata afirman que el tiempo no ha cerrado heridas y que tampoco han recibido el respaldo que esperaban del Estado ni del Ejército. “Ese día nuestros sueños se congelaron”, confiesan. A 20 años del ejercicio militar que cobró 45 víctimas: El 18 de mayo de 2005 ocurrió la tragedia. La fotografía fue tomada días después, cuando continuaban las labores de búsqueda. “No entendía la magnitud de la tragedia” A 20 años del ejercicio militar que cobró 45 víctimas:. r hubo en los funerales de los jóvenes víctimas.