Autor: Gabriel Allon Silva
Anef, la derecha y Wainraihgt
E Detrás de las reiteradas críticas a la Anef publicadas en esta sección de Director de El Llanquihue se oculta una cuestión de fondo, preocupante, pero en ningún caso novedosa: el desprecio de un sector de la derechaa la organización laboral, alaactividad sindical y, en último término, a la función pública. Por décadas, la derecha catravestida de popular ha despreciadoala CUT, Anef, Confusam, Fenats y Confenats y a otras tantas de cuya existencia probablemente tampoco han leído nunca ni en este nien otros diarios. Podríamos llenar varias cuartillas enumerando los calificativos que han sido utilizados para denostarlas. Comunistas, activistas y alteradores de la paz pública, por un lado. Inefcientes y zánganos, por otro. Y mi favorito, porque demuestra el grado adosado ala crítica: “sindicalistas”. El alcalde electo, Rodrigho Wainraihgt, hace bien en querer reorganizar el municipio. La Anef hace bienen cuidar alos trabajadores. Cada uno en lo suyo. Que un grupito de personajes locales no sepa qué hacen las asociaciones de funcionarios no significa que estas no existan. Y que algunos funcionarios del municipio sean operadores, no significa que todos lo sean. El deber de las asociaciones de funcionarios es precisamente cautelar que la guadaña de la nueva administración no corte, por acción u omisión, las cabezas equivocadas. Rodrigo Wainraihgtva a tener que acostumbrarse a gobernar sobre la base de la presión y las urgencias. No basta «aunque es necesariollenar de flores el centro. El riesgo de las promesas de cambio profundo (y seguro) es que requieren un gran esfuerzo para poder siquiera empezar a ser cumplidas. A él le deseo suerte, la va a necesitar para tener éxito, Y a los antissindicalistas, les recuerdo aquel viejo refrán que señala que los cuidados del sacristán mataron al señor cura.