Nacimientos en picada
Nacimientos en picada C hile está viviendo una transición demográfica acelerada.
En 2024 habrían nacido apenas 135 mil 529 niños, una caída pronunciada respecto de 2023: un 22,5%. Más allá de cambios puntuales entre un año y otro, la evolución a la baja se comienza a manifestar con fuerza desde 2014. Ese año el número de nacimientos fue un 8,3% más bajo que en 1994. En la última década, en cambio, dicho número ha retrocedido en un 46%. Los efectos de estos cambios son enormes. El envejecimiento de la población viene rápidamente a la mente y la adaptación que ello requiere, por ejemplo, en los sistemas de salud o de cuidado. Pero los alcances son mayores. Desde luego, estos cambios se traducirán en algún momento, a menos que se prolongue significativamente la vida laboral de las personas, en una merma en la fuerza de trabajo que impactará la actividad productiva. A su vez, el sistema escolar tendrá que reducirse de manera relevante y más adelante el sistema de educación superior. Por cierto, detrás de esta evolución hay aspectos positivos, como una disminución significativa de los embarazos adolescentes y una importante incorporación de la mujer a la fuerza de trabajo. Este fenómeno está ocurriendo en todas las naciones de ingresos altos y medios altos. En todas ellas se han intentado distintas políticas para revertir, al menos parcialmente, la caída en las tasas de natalidad, pero con poco éxito. Las expectativas, entonces, respecto de revertir este fenómeno son bajas. Con todo, se sigue intentando hacerlo y de esas experiencias pueden emerger iniciativas valiosas.
En el caso de Chile, que aún está en transición hacia el desarrollo, no hay que descartar que pueda haber más adelante una recuperación, toda vez que parte de la caída de la tasa de natalidad se explicaría por la postergación de la maternidad que genera la incorporación de la mujer a la fuerza de trabajo.
Un caso emblemático fue España, que entre comienzos de los 80 y mediados de los 90 del siglo pasado experimentó un fuerte descenso de la natalidad para luego recuperar una parte relevante de ese retroceso hasta fines de la primera década de este siglo. Claro que después ha experimentado nuevamente una vuelta atrás. Corea del Sur, el país con la tasa de fertilidad más baja del mundo, ha tenido en los dos últimos años un comportamiento interesante. En 2023 dejó de bajar el número de nacimientos y el año pasado habría subido por primera vez en mucho tiempo. Las explicaciones para esta aparente reversión aún no están claras. Al mismo tiempo, investigaciones recientes sugieren que puede haber un "efecto J" en las tasas de natalidad, es decir, países ricos con alta tasa de participación laboral femenina revertirían la reducción observada en períodos previos. Noruega se cita como un ejemplo de ello. En cualquier circunstancia, atendidos los impactos de estas caídas en las tasas de natalidad, no cabe duda de que se trata de un asunto que Chile debe comenzar a pensar seriamente. Se trata de un asunto que Chile debe comenzar a pensar seriamente..