Alcalde y trabajadores cuentan sus testimonios a 22 años de la creación de la Casa de Acogida
Alcalde y trabajadores cuentan sus testimonios a 22 años de la creación de la Casa de Acogida Testimonios de quienes dan vida a este proyecto "Llevo aca 21 años. Entre por una empresa externa que le prestaba servicios al municipio y después pasé al Departamento de Salud. Pero mi vinculo nació primero a raiz de una experiencia personal: a poco más de un año de que este recinto se abriera, sufri el incendio de mi casa y más tarde un accidente. Por lo mismo, las Damas de Verde comenzaron a visitarme, hasta que finalmente me uni a ellas y empecé a colaborar, Fue así como empecé a venir a la Casa de Acogida a entregar comida. Luego me puse a trabajar y finalmente me quedé. Y con el tiempo he aprendido sobre la paciencia y a saber entender a las personas cuando tienen dolor. Nosotros tenemos que entenderlo y darles cariño. Y eso es lo bonito que tiene la casa y me gusta. Por otro lado, algo positivo que se ha implementado en el último tiempo tiene que ver con el fortalecimiento del trabajo en equipo, lo que durante la pandemia se dejó de hacer.
Esto lo retomamos durante la semana de aniversario y fue muy positivo". Elsa Aracena González, 55 años Encargada de lavanderia y auxiliar de aseo "Siento que puedo aportar en el bienestar de las personas" "Llegue a este lugar porque mi pareja tenia un hijo con câncer terminal. El doctor Luis Mella lo fue a visitar, porque lo habían dado de alta, y no teníamos cómo atenderlo. Entonces, le propuso si queria estar en la Casa de Acogida, a lo que él respondió que si era para mejorarse. aceptaba. Asi empezó nuestra historia. Recuerdo que yo estaba todo el dia con él, hasta que falleció a los 21 años. Yo antes trabajaba en el campo y era muy sacrificado, por lo que en ese entonces me inscribi en los planes de empleo. Fue asi como tras un largo camino llegué a este lugar, donde llevo más de 15 años. Me siento muy bien acá, acogida y me gustan mis pacientes. Me gusta lavarles la ropa, porque se sienten bien cuando la reciben limpia. Y eso es algo que los dignifica.
Además, siento que desde mi área puedo aportar en el bienestar de las personas que están aca". Bárbara Olmos Leiva, 37 años Técnico en Enfermería Nivel Superior Katty Maturana Figueroa, 38 años Enfermera clinica y domiciliaria "Comencé con un reemplazo el 2009, cuando tenia 20 años. Luego estuve ocho años en la Casa de Acogida de San Pedro hasta que regresé a Quillota, ya que nació mi hijo y tenia un jardin infantil cerca. Y debo decir que me encanta mi trabajo, ya que siempre he tenido conexión con el adulto mayor. Eso si, acompañar a pacientes con cancer es complicado, ya que una se encariña mucho, pero al tener una enfermedad terminal ellos se van. Por eso, al principio, me las llone todas; pero con el tiempo empecé a entender bien el tema de sus enfermedades. Yo he pasado por todos los procesos de los pacientes: desde encariñarme con ellos hasta vivir la agonia. Y eso mismo lo experimente con mi abuelita. Ahora, cuando llega una persona joven, cuesta mucho asimilarlo.
Por eso, gracias a este trabajo, la vida se ve de otra manera, uno valora más a las personas y el tiempo que pasa con ellas". "Ingrese ac en el 2009 por un reemplazo de un prenatal y aquí sigo desde hace 15 años. Estuve 12 años e ingresé como técnico en enfermería. Luego estudié enfermería, hice una pasantia en España gracias a este trabajo y después, durante la pandemia, estuve desempeñandome como enfermera en una residencia sanitaria. Luego entré al Hospital de Quillota, al área de cuidados paliativos, hasta que regresé a la Casa de Acogida en el 2003. Y respecto a mi labor, es complejo el proceso de acompafiamiento a un paciente terminal. Y eso me emociona, ya que hace un tiempo mi madre falecio justamente por causa de esta enfermedad. Afortunadamente, yo pude darle en casa todos los cuidados que necesitaba, pero sé que no todos tienen esa posibilidad. Y ahora, recientemente, me encariñlé con una paciente de domicilio que tiene 42 años y el mismo cancer que sufrió mi mama.
Por lo mismo, la he estado apoyando con todo lo que aprendi en mi propia experiencia". Nacida el 24 de junio de 2003 como un proyecto de voluntariado para apoyar a pacientes con cancer en etapa terminal, la Casa de Acogida Beatita Benavides se ha consolidado como uno de los recintos más integrales de Quillota. Impulsada desde sus inicios por el doctor y alcalde Luis Mella, paso a formar parte del Departamento de Salud Municipal hace 22 años, reflejando un compromiso sostenido con la población más vulnerable. Y hoy, la solidaridad sigue siendo el motor principal de esta iniciativa, donde comunidad y voluntariado cumplen un rol clave en su desarrollo. Por lo mismo, en su más recienle aniversario, protagonizaron una nueva campaña. Bajo el lema "Juntos en una cruzada de amor", recolectaron insumos básicos como pañales para adultos, sabanillas, toallas húmedas, guantes, gasas estériles y suplementos lácteos. Sin duda, un trabajo notable que posiciona a la comuna como un referente en el cuidado y la preocupación por aquellas personas que mas sufren, procurando entregarles un trato digno y un mejor pasar. LOS ORÍGENES DE ESTE SUEÑO Ubicado en Avenida Condell Nº 200, este recinto alberga un sinnúmero de historias.
Y no solo de aquellos pacientes que han pasado por sus habitacioneso quienes permanecen en este inmueble hasta el dia de hoy, sino tambien de los trabajadores que entregan lo mejor de si para acompañar a los usuarios. "Como lo he dicho tantas veces, esta iniciativa es la que a mi, como ser humano, como médico y como alcalde, me ha presentado más satisfacciones integrales.
Por eso, es un proyecto muy querido para mi", destaco Luis Mella en conversación con "El Observador". A su vez, destacó que "esta propuesta, desde sus origenes, ha apuntado a entregar amor y cariño a quienes viven un momento crucial en sus vidas. Por ello, quisimos estar al lado de los que sufrian.
Y lo hicimos porque en ese tiempo no había cuidados paliativos y la gente moria sola, con Junto a la comanidad usuaria y los trabajadores, el alcalde Luis Mella encabesó la ceremonia de aniversario de la Casa de Acogida, acompañado por la nueva encargada de este recinto, Maria Inés Faundez. mucho dolor". Y respecto a cómo se fue gestando este sueño, recordó que "cuando yo me titulé de médico, en los noventa, el padre Emilio Calderón me invito a apoyarlo en el Policlinico Beatita Benavides, que se creo en el Templo Santo Domingo, Ahi se estructuro una organización de ayuda a pacientes de cancer". "Y en las visitas que haciamos -agregó-, nos dimos cuenta que habia gente que estaba muy mal (. .. ) En aquel entonces, si tenías dolor, debias ir a emergencias. AllI te ponían una inyección, te mandaban a la casa y más tarde otra inyección.
Por eso surgió la idea de crear una ayuda más concreta", A partir de ese entonces, y con Mella ya posicionado como alcalde, comenzaron a darse los primeros pasos para abrir un lugar que permitlera entregar atención humana y digna a quienes estaban enfrentando los últimos momentos de su vida en medio del dolor. Pero claro, tampoco resultaria fácil generar un proyecto de este tipo, sobre todo por los temas burocráticos que podrían surgir. Sin embargo, cuando las ideas son buenas y en verdad benefician a la gente, da la impresión de que aquellas barreras se van disipando rapidamente. Fue así como llegó al municipio un Plan de Empleo, el cual permitió generar las condiciones administrativas para tener un plantel dedicado a esta obra.
Solo faltaba cl lugar fisico donde atender a los pacientes, Y claro, la respuesta no tardo en llegar, siendo los trabajadores del municipio los que dieron un paso clave. "Esta casa de Condell Nº 200 cra municipal y estaba a cargo de la Asociación de Funcionarios. Yo hablé con ellos y tuvieron la deferencia de permitirme emplazar ahi la casa para enfermos terminales. Sin duda, un gran gesto de amor y solidaridad", mencionó cl alcalde Mella. Aquel inmueble tenia cuatro habitaciones, un living comedor, una cocina y una sala de estar. Hoy, las cosas son diferentes: el recinto cuenta con 10 piezas, cuatro de las cuales son individuales, mientras las otras seis son triples. Además, hay lavanderia, bodegas y el centro de rehabilitación Kimche. "El mejor lugar para morir, aunque suene crudo, es la casa donde uno vive, con la familia. Pero cuando no se puede por pobreza, por necesidades clinicas u otra cosa, está la Casa de Acogida.
Asi partió hace 22 años este hermoso proyecto que me llena de orgullo", concluyo Luis Mella. "He estado apoyando con todo lo que aprendi en mi propia experiencia" "Gracias a este trabajo, la vida se ve de otra manera" "He aprendido a saber entender a las personas cuando tienen dolor" Ilse Madrid Diaz, 54 años Manipuladora de alimentos y auxiliar de servicio. Este recinto, diseñado para entregar una atención digna a quienes padecen enfermedades terminales, ha cambiado la vida de cientos de personas