¿Una Antigüedad machista? Responden dos especialistas chilenos
¿ Una Antigüedad machista? Responden dos especialistas chilenos “Podemos entender, al menos en parte, la valoración que tenían esas culturas antiguas sobre la mujer. Con un juicio histórico adecuado, es decir, tratando de entender las coordenadas y la lógica en las que se movían esos hombres y mujeres de esas distintas culturas. Hay cosas que son objetivas, por ejemplo, que la mujer estaba en una condición desmejorada en Grecia aún más que en Roma y que muchas veces era tratada como una menor de edad. Son datos incuestionables.
Podemos juzgar algunos de esos datos, sí, pero no la cultura por completo”, señala Catalina Balmaceda, académica de Historia Antigua de la UC y profesora visitante en Oxford, cuando le preguntamos si es posible comprender desde el año 2025 la valoración de la mujer en culturas como las antiguas Grecia y Roma. Similar perspectiva tiene Gerardo Vidal, doctor en Filosofía en Roma y profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez, quien recalca la necesidad de esa mirada. “Existen distancias de tiempo, lengua y cultura que son complejas de salvar. Quienes se dedican al estudio de la Antigüedad lo hacen desde su propio mundo y tampoco pueden prescindir de él. Eso lo hace más difícil, pero no imposible. Más aún, en cierto sentido nos es necesario. Ese conocimiento nos permite conocernos, por contraste, a nosotros mismos”. Balmaceda relata que, en sus investigaciones sobre Roma, “me ha tocado ver a la mujer presente en todos los contextos en que investigo. En fuentes literarias, epigráficas inscripciones, en monedas, en restos arqueológicos. Tenemos mujeres romanas metidas en política, que dieron discursos. Hortensia, por ejemplo, fue una gran oradora. Cornelia, la madre de Tiberio y Caio Graco, los dos tribunos de la plebe, es celebrada por su educación, por su virtud, por su cultura. Octavia es también un modelo de matrona romana, muy noble. Agripina, la mayor, mujer de Germánico, lo acompañó a los campamentos militares. Él gua y cultura. Pero la mirada a la Antigüedad nos permite conocernos, por contraste, a nosotros mismos”, afirma Gerardo Vidal, académico UAI. IA que la mujer estaba en condición desmejorada, en Grecia aún más que en Roma.
Podemos juzgar esos datos, sí, pero no la cultura por completo”, dice Catalina Balmaceda, profesora UC. fue muy criticado por eso, pero Agripina quería estar ahí y daba a luz a sus hijos en el campamento. De ahí sale Calígula”, señala la autora de obras como “Libertas y Res Publica in the Roman Republic” y “Virtus Romana: Politics and Morality in the Roman Historians”, que ha publicado en el hemisferio norte.
Gerardo Vidal apunta a la figura de Aspasia, “una hetaira amada por Pericles que parece en completa contradicción con lo que él mismo afirmó en la pieza retórica más conocida de la Antigüedad, su discurso fúnebre en honor de los muertos de la guerra del Peloponeso, pronunciado el 431 a. C, donde exalta la virtud masculina y sugiere a las mujeres dedicarse a las labores domésticas y pasar desapercibidas. Daba voz así a un sentir común en el mundo ateniense: la mujer tenía su lugar en el gineceo, cocinando, OLLAVRACNÁITSIRC tejiendo y administrando la casa.
Los matrimonios eran arreglados, con fuertes diferencias en favor del hombre y, una vez acordado, la mujer pasaba a depender de su marido como antes lo había hecho del padre”. Aún así, según Vidal, “Pericles eligió a una mujer que era la completa antítesis de ese consejo. La profesión de hetaira, una clase particular de mujer pública, estaba prohibida a las atenienses. Eran expertas en artes de seducción, pero también refinadas y con acceso a la cultura. Sabían de arte, de filosofía y de política. Aspasia era extranjera; habría llegado proveniente de Mileto hacia el 440 a. C. Por su casa pasaron personajes como Anaxágoras, Fidias, Eurípides y Sócrates, que afirmaba haber aprendido con ella el arte de razonar.
Pericles perdió la cabeza por ella y, aunque la ley no le permitió desposarla, sí se divorció de su primera mujer”. Vidal concuerda en que el desarrollo intelectual era un camino muy difícil para la mujer en la Antigüedad. “Aunque hay testimonios que nos hablan de mujeres que cultivaban las ideas, que influían en la sociedad, como Hipatia, matemática, científica y filósofa neoplatónica, cuya vida (y muerte) resultan fascinante. Pero son excepciones. En el caso de Roma, la política era muy masculina, aunque basta escarbar un poco para advertir que las mujeres jugaban papeles esenciales.
En todos los grandes episodios romanos hay presencia femenina”. Menciona la conjuración de Catilina (Sempronia y Fulvia), la muerte de Julio César (Servilia), el reinado de Nerón (su madre, Agripina; su esposa, Octavia, y su amante Popea), de Marco Aurelio (su mujer, Faustina la Menor) y de Constantino (su madre, Helena, y su mujer, Fausta, a la que mandó ejecutar). La lista es más larga, señala Vidal, autor de libros como “Retratos de la Antigüedad griega”, “Retratos de la Antigüedad romana y primera cristiandad” y “Desempolvando a los clásicos”.. “Hay datos objetivos, “Existen distancias de tiempo, len-