Autor: CARLOS PEÑA COLUMNA ESCRITA PARA EL MERCURIO DE VALPARAÍSO
COLUMNAS DE OPINIÓN: El caso de Evelyn Matthei: política y carácter
COLUMNAS DE OPINIÓN: El caso de Evelyn Matthei: política y carácter OPINIÓN A veces creemos que la política se relaciona con las ideas que se ofrecen al electorado, o con la memoria que este último posee, la que generaría cierta inercia a la hora de elegir. Todo eso, desde luego, es un tema muy relevante; pero hay un factor que asoma en esta elección que podría trastornarlo todo, o casi. El tema del carácter. Lo acaba de poner de manifiesto Evelyn Matthei.
Si ella no tuviera ese carácter que suele confundir firmeza con desdén; decisión con apresuramiento; si no adornara cada una de sus intervenciones con muletillas como "la verdad es que... " o "básicamente esto o aquello... " mostrando así la percepción que tiene de sí misma como inteligente y analítica (en esto tiene razón) y de los demás como torpes (en esto no siempre la tiene); si no poseyera esa sonrisa más bien fría acompañada de un leve gesto de la cabeza, que en vez de acercar aleja y en vez de mostrar familiaridad teje distancias; si, en vez de amenazar con querellas, echara la vista atrás y recordara las zancadillas que en su propia vida política ha padecido o realizado, y comprendiera de esa forma que la política es así y uno de los misterios es que produzca cosas buenas a pesar del lodo en que suele estar envuelta, entonces es probable que le fuera mejor de lo que le va hoy en las preferencias ciudadanas y, en todo caso, indudable que al sector al que ella pertenece (mal que le pese, el mismo al que pertenecen los republicanos) le iría mucho mejor y no lo asaltarían las dudas y los temores parlamentarios que hoy día lo asaltan.
Evelyn Matthei tiene toda la razón en indignarse frente a la campaña que la mostró (aún la muestra porque las redes suelen ser indelebles) como una persona fuera de sus cabales y deteriorada, porque se trata sin duda de una campaña infame e indigna; pero debiera mantener la cabeza fría a la hora de reaccionar y evitar que ello conduzca a un quiebre. La política exige a veces, y en verdad casi siempre, reprimir la propia subjetividad y en ocasiones tolerar cosas que en la vida personal serían inaceptables. Y hacerlo --soportar el maltrato-es una de las virtudes de quien se dedica a la política de veras.
Soportar el maltrato personal y paradójicamente ser capaz de prescindir de los ataques miserables es algo impensable para una persona común y corriente y un signo de que se respeta poco a sí misma; pero tratándose del político es un signo de virtud (recuérdese el ejemplo que a este respecto dio Sebastián Piñera, maltratado y a veces humillado): el político o la política muestra así que es capaz de distinguir entre su subjetividad y la causa a la que cree servir. Lo que es una virtud cotidiana (reaccionar frente al maltrato) no es necesariamente una virtud en la política.
Hay pocos oficios que deban entreverarse con lo mejor y lo peor de la condición humana --todo a la vez-como el oficio del político, que exige a quien lo ejerce la capacidad a veces de mentir (¿ qué otra cosa es la famosa razón de Estado a la que F.
Meinecke dedicó un texto magnífico?), sonreír (aunque la sonrisa esté llena de cuchillos) y también, poner la otra mejilla, aunque no por razones evangélicas, sino simplemente porque si se cediera a la natural tentación de devolver la bofetada, el resultado podría ser peor.
Ortega y Gasset en su trabajo sobre Mirabeau observa, por eso, y Evelyn Matthei debiera en esta hora recordarlo, que el gran político no vive para sí mismo y por eso no puede tener las reacciones ordinarias de quien se siente ofendido.
El político, dice Ortega, requiere: un cutis de grande hombre, una piel de paquidermo humano, dura y sin poros, que impide la trasmisión al interior de heridas desconcertantes. (... ) habría incongruencia en exigir al político una epidermis de princesa de Westfalia o de monja clásica. ¿Demasiado? Desde luego que sí para una persona común y corriente; pero no para el político (el genérico alcanza a la candidata Matthei) que no vive para sí mismo sino para la causa que dice servir. n CARLOS PEÑA COLUMNA ESCRITA PARA EL MERCURIO DE VALPARAÍSO El caso de Evelyn Matthei: política y carácter La política exige a veces, y en verdad casi siempre, reprimir la propia subjetividad y en ocasiones tolerar cosas que en la vida personal serían inaceptables.. En el P. Republicano advierten que esto puede desviar el foco de las propuestas que hoy impulsan en el sector, aunque sus defensores apuntan a que es el único lugar en donde la exalcaldesa se puede resguardar. La acción judicial será presentada por senadores de RN, con la venia de la propia candidata: - -