Autor: JORGE BECKER; ANDRES LANAS; FRANCISCA VALDIVIESO; M. ESTER GOLDSACK; FRANCISCA ROJAS G. ; MARCELA BERRÍOS; CARLOS RIVERA; CONSTANZA SAAVEDRA; DRA. ROMMY VON BERNHARDI Directorio Fenamed
Proteger la vida humana
Señor Director: La Federación Nacional de Médicos, Fenamed, tiene presencia en gran parte del país; todos quienes pertenecemos a esta asociación compartimos el compromiso de cuidar la vida humana desde su concepción hasta su fin natural.
El aborto, feticidio, muerte asistida y eutanasia forman parte de lo que en su conjunto se ha denominado cultura de la muerte, porque seres humanos atentan contra la vida de otros miembros de la especie humana, indefensos ante su agresor. Como médicos, no nos guiamos por una moral personal antojadiza, sino por la basada en la ley natural, coherente en lo valórico y comprometida en velar por la salud y el bienestar de los pacientes. Existe consenso en que, siendo la vida el más fundamental de los bienes, nunca podrá convertirse en un mal. Las personas que sufren rechazan el dolor, no la vida.
Hoy, gracias al desarrollo de la medicina y el aporte de distintos miembros del personal de salud, estamos mejor preparados, a través de la práctica diaria y de los cuidados paliativos, que están vigentes en todos los hospitales (cuidados paliativos oncológicos) y todos los Cesfam de Chile (cuidados paliativos universales), para aliviar el dolor y la angustia del ser humano.
Reconocemos que estos cuidados pueden ser mejor implementados y es por eso que pedimos a las autoridades que se trabaje en políticas públicas que contribuyan aún más, en el alivio del dolor tanto físico, psíquico como espiritual de los enfermos. No podemos aceptar la vía más rápida y de menor costo, dando permiso legal para ofrecer la muerte como una alternativa a evitar el temido dolor.
Este es parte de nuestra condición humana, y como médicos lo debemos aliviar, acompañando a nuestros pacientes con los conocimientos, apoyo técnico, respeto y cariño que necesitan, para que el proceso de la enfermedad y de la muerte, que es y debe ser un proceso natural, ocurra con dignidad, de ser posible, en su casa y rodeado de sus seres queridos. Esto es lo que defendemos, algo muy distinto a rendirse, y provocar la muerte de quien sufre y clama por alivio. Toda vida tiene un valor inconmensurable en sí misma y merece ser respetada, protegida y cuidada desde la concepción y hasta su fin natural.