Editorial: Magallanes y Suiza: raíces firmes, futuro compartido
Editorial: Magallanes y Suiza: raíces firmes, futuro compartido 734 años desde la firma del federación Helvética, una de 1 de agosto, Suiza celebra el viento y alejada del centro, su nuevo hogar. Llegaron con saberes agrícolas, oficios diversos, instituciones comunitarias, prácticas cooperativas y una ética del trabajo marcada por el respeto, la sobriedad y la persistencia. Lo hicieron, además, con una voluntad integradora: sin imponer, sin borrar lo previo, sino entrelazando su cultura con la del lugar. Lo que construyeron no es parte del pasado. Aún hoy se percibe ese legado en los descendientes que conservan no sólo apellidos y memorias, sino también una forma de mirar y actuar. Como bien destaca el cónsul honorario Alberto Pittet, se trata de una herencia viva, discreta, pero firme, donde se combinan identidad, servicio público, vinculación cultural y visión de futuro. En tiempos donde muchas comunidades buscan reforzar sus lazos con el mundo las democracias más sólidas y admiradas del mundo. No es sólo una fecha simbólica: encarna valores esenciales como la neutralidad, la participación directa, la honestidad civica y la diversidad cultural. Pero en Magallanes, esta celebración resuena con una dimensión distinta, profundamente humana y cercana, pues es también la conmemoración de un legado que cruzó océanos para echar raices en el extremo sur del continente. La presencia suiza en Magallanes no es anecdótica ni marginal.
Desde fines del siglo XIX y comienzos del XX, familias provenientes de distintos cantones decidieron hacer de esta tierra, azotada por para enfrentar desafios globales como hecho de la sobriedad una virtud, de el cambio climático, la transformación energética o la cooperación antártica, el vinculo entre Suiza y Magallanes ofrece una plataforma real, no sólo simbólica. La experiencia suiza en innovación tecnológica, sostenibilidad, formación dual y gobernanza descentralizada puede dialogar fértilmente con las aspiraciones del sur de Chile.
La ciencia polar, los oficios técnicos, la educación de calidad, la diplomacia medioambiental: todos estos campos podrían beneficiarse de una colaboración más activa, canalizada desde lo consular hacia lo institucional y lo comunitario. la convivencia pacífica una norma, y de la responsabilidad individual una ética compartida. Esas son lecciones que no pierden vigencia. Al contrario, se vuelven más necesarias cuando lo común parece diluirse. Celebrar el aniversario de la Confederación Helvética en Magallanes, entonces, no es únicamente mirar hacia atrás. Es una oportunidad para renovar los compromisos cívicos, para valorar la diversidad que enriquece y para proyectar alianzas que desde la periferia pueden irradiar ejemplos al centro.
En una región que se piensa constantemente en términos de frontera, recordar que también somos punto de encuentro cultural -con Suiza y con muchas otras nacioneses un acto de justicia histórica. .. y de proyección estratégica. Pero nada de esto sería posible sin una base de reconocimiento mutuo, de respeto por lo que se ha construido desde lo pequeño, desde lo cotidiano. Las comunidades suizas en Magallanes han.