COLUMNAS DE OPINIÓN: Presencia de Soublette
COLUMNAS DE OPINIÓN: Presencia de Soublette Gastón Soublette pertenece a la escasa estirpe de los "pocos sabios que en el mundo han sido" --como decía Fray Luis de León, en su "Oda a la vida retirada". Pero Soublette no optó por la vía de la vida retirada --tentación de muchos sabios cansados del mundo--, sino que dio testimonio aquí, en nuestro tiempo, y lo hizo alertando sobre los peligros de una civilización hipertecnificada y deshumanizada, incansablemente, en sus cartas a este mismo diario, en sus clases, entrevistas y libros. No dejó a los jóvenes --que buscan desesperadamente referentes-solos. Ejerció el magisterio hasta bien avanzada edad.
Cuando yo era alumno de literatura, lo veíamos con su poncho mapuche y una trutruca, paseando alrededor del patio del Campus Oriente de la PUC, como un chamán, un chamán que hizo conversar el mensaje cristiano con el taoísta y la cosmovisión mapuche, en tiempos difíciles para el espíritu.
Su curiosidad, su entusiasmo, lo mantuvieron siempre joven de alma, buscando los mensajes secretos del cine, explorando la simbología de los símbolos patrios, indagando en los abismos de la música de Mahler o en los de la poesía de Neruda, estudiando los refranes y la sabiduría del campesino chileno. Gastón Soublette representa muy bien la figura del "hombre interior", ese que perdimos cuando empezamos a tener más fe en la tecnología que en nuestros recursos espirituales.
Mientras escribo estas líneas, una lluvia tenaz cae en el sur donde estoy, se acaba de cortar la luz y suenan truenos en el cielo, una tromba acaba de pasar, y todo indica que esto es parte del cambio climático en curso.
Soublette habría estado atento a leer esos signos: como Nietzsche, él diría "todas las cosas quieren hacerse símbolos". En una época de sin sentido, Soublette buscó en todas las fuentes posibles volver a reconectarnos con una sabiduría ancestral universal, como haciéndose eco de la dramática pregunta del coro de la obra "La Piedra" del poeta T.
S. Eliot: "¿ Dónde quedó la sabiduría que se convirtió en conocimiento? / ¿ Dónde el conocimiento que se transformó en información?". Hoy, en que la desmesura de poderosos como Elon Musk, que buscan ser dueños de toda la información y se embriagan con las posibilidades infinitas de la inteligencia artificial, la voz de Soublette alertándonos de no perder nuestro vínculo con la sabiduría, resuena más fuerte y nos invita a no dejarnos deslumbrar por lo excesivo, por lo desmesurado, y tener como referencia al "tao" de la medida. ¿Voz que clama en el desierto la de Soublette? Más bien voz que hace que el desierto florezca.
Hace unos años, antes del estallido y la pandemia, Soublette con Otto Dörr me invitaron a mí y a otras personas (Paty May, Jorge Acevedo) a formar parte de un grupo variopinto para reflexionar sobre la crisis espiritual de nuestra sociedad. Parecía una llamada alarmista. Pero tal vez la intuición de este "viejo niño" (como Lao-Tsé) ya percibía las capas tectónicas de nuestra sociedad que "estallarían" en 2019.
Fueron sesiones memorables, pero las cartas que publicamos no tuvieron resonancia alguna. ¿Es necesario que topemos fondo como civilización para que voces lúcidas como la de Soublette sean escuchadas? Tuve la oportunidad de entrevistarlo muchas veces y me parecía tener enfrente a un hombre conectado a su "daimon" (como Sócrates) y a su "ánima" (como Jung). Esa era la energía que contagiaba y que hizo que los jóvenes llenaran sus clases, que eran más que clases.
Hoy, en que los profesores en los colegios y universidades están constreñidos por obligaciones burocráticas y mediciones de un "pensar calculante" que asfixia el "pensar meditativo", me pregunto si un maestro como Soublette podría ejercer a plenitud su magisterio. En la Academia de hoy, los Sócrates y los Soublette pueden ser sujetos peligrosos. Y eso, porque el pensar por esencia es peligroso --como decía Hannah Arendt--. Soublette se movió en ese peligro con dulzura, con música, con arte. Ahora se aleja de nosotros --peregrino del Gran Ansia-tocando su trutruca o su flauta y oímos su voz como si estuviera más presente que nunca. Más necesaria que nunca. El Maestro nunca muere, solo muta y nos deja con nosotros su esencia vibrando. El Chile que conoció en las profundidades de su ser lo debe despedir con gratitud y respeto. Terminó de llover, ya pasó el tornado, un arcoíris se comienza a dibujar en el horizonte, mientras termino de escribir esta despedida.
Presencia de Soublette "... hoy, en que los profesores en los colegios y universidades están constreñidos por obligaciones burocráticas y mediciones de un `pensar calculante' que asfixia el `pensar meditativo', me pregunto si un maestro como Soublette podría ejercer a plenitud su magisterio... ". CRISTIÁN WARNKEN. -