COLUMNAS DE OPINIÓN: No dejemos caer a la sociedad civil
COLUMNAS DE OPINIÓN: No dejemos caer a la sociedad civil M ientras el debate público se ve saturado por noticias de mal uso de licencias médicas, fraudes al fisco y creciente desconfianza institucional, existe un país silencioso que sigue trabajando. Un país habitado por fundaciones, corporaciones, asociaciones y organizaciones sociales que, lejos de los focos y los titulares, sostienen día a día el tejido social. Actores que, a pesar del golpe que significó el "Caso Convenios", mantienen firme su vocación por el interés público. En tiempos en que escasean los temas capaces de unirnos, vale la pena detenerse en este sector. Se trata de un espacio que conecta mundos distintos, que innova, que llega a los rincones más apartados, que responde donde otros no llegan.
La más reciente encuesta de Sociedad en Acción (junio-julio 2025) confirma su relevancia: más de la mitad de estas organizaciones colabora activamente con el sector público; un 44% se financia con recursos privados; el 66% considera que su principal aporte es atender necesidades sociales urgentes y un 15% resalta su rol en la promoción de la cohesión social. Son datos que muestran a un sector diverso, dinámico y dispuesto a tender puentes. Sin embargo, el contexto es contradictorio: hay optimismo, pero también preocupación. Un 56% proyecta de forma positiva su labor en el próximo ciclo de gobierno y se siente libre para actuar. Al mismo tiempo, la sombra del "Caso Convenios" amenaza con arrastrar a todas las organizaciones al mismo saco, como si la excepción fuera la regla. El 88% cree que este episodio seguirá afectando su labor, tensionando su legitimidad ante la ciudadanía y potenciales aliados. Tres de cada cuatro perciben además una cobertura mediática negativa, un factor que erosiona la confianza y limita la posibilidad de alianzas. Ese juicio apresurado e injusto debilita la capacidad de acción del sector:. Porque sin confianza no hay colaboración posible, y sin colaboración, los problemas más complejos de nuestra sociedad quedan sin respuesta. Lo que está en juego no es sólo el futuro de algunas organizaciones.
Está en juego nuestra capacidad como país de reconocer el valor de lo colectivo, de apostar por la cooperación y de entender que las soluciones a nuestras crisis no vendrán exclusivamente del Estado ni del mercado, sino de una acción conjunta en la que la sociedad civil es protagonista activa. E s c i e r t o q u e persisten procesos judiciales contra un reducido grupo de entidades que actuaron de manera dolosa. Pero es momento de dejar de mirar con sospecha a todas las fundaciones y empezar a ejercer la responsabilidad de cuidar lo que funciona. En un país que necesita con urgencia recomponer la confianza, no podemos darnos el lujo de debilitar a quienes la sostienen.
No dejemos caer a la sociedad civil Ignacio Irarrázaval y Dominique Keim, Centro de Políticas Públicas UC "Está en juego la capacidad como país de entender que las soluciones a nuestras crisis no vendrán exclusivamente del Estado ni del mercado".. -