Autor: Jorge Guzmán Exdiplomático Académico U. Autónoma
COLUMNAS DE OPINIÓN: Un Instituto Marítimo y Polar del Estado
COLUMNAS DE OPINIÓN: Un Instituto Marítimo y Polar del Estado La La visita presidencial al Polo Sur tuvoconio mrito traer a discosión la coestiónantártica coestiónantártica y “testear” cuán convencidos estamos de que la Antártica Chilena sea -valga la redundancia“chilena” Máalládelosaplausasdelois obhgados4tifosr, lare, spuestaa esa interrogante es confusa.
Esto no solo porque, en el Polo, el Presidente fue”recibido por funcionarios extranjeros “que habitan en el lugar”, sino porque de su visita no resultó ningún anuncio en materia de reforzamientc. de nuestras capacida des polares permanentes: “lo que queda” es un selfie del Presidente ylortuits”derigor. En segundo lugar, porque en contexto legal, potílico y geopolftico geopolftico alaconfusión se agrega la declaración de compromiso del Mandatario con sin especificaciones especificaciones “el multiiateralisrno”. Pensando en el futuro a mediano plazo de ls. Mtártica, esa expresióttadmite expresióttadmite lecturas” distintas. Si el compromiso presidencial presidencial es con el multilateralisnjo del Tratado Antártico”, entonces, en ¿ eoiidolato, podriaentenderse que Chite es partidario de lacantinuidad lacantinuidad del Tratado de 1959 sin modificaciones.
En cambio, si en favor del “tnultilateralism” entendemos la aplicación de la “normativa multilateral sobre laplataforma continental mhs alká de las 200 millas” de la Convención de Nadones Nadones Unidas sobre el Derecho del Mar, Convemar (recordemos queen 202, Chile, al igualqueen 2009Argentioa, reclamé seberania seberania sobre los recursosdelfondo marino del Mar de Bellinghausen), Bellinghausen), entonces el sentido de la afirmación es diferente.
Por esa razón, medios internacionales internacionales (BBC, The Guardian, etc. ) entendieren que el”selfie” del Presidente chileno ¿ niel Polo (con el pabellón presidencial en sus manos) equivalía a una insistencia en nuestro “reclamo antártico”, el cual, como queda dicho, está estampado en la reclamacián reclamacián chilena deplatafornia continental del sector occide ntal de la Península Antártict 1+1*2. Para nosolros, sin embargo. esto no es tan así.
Baste reçarar en la “alergia” a la expresión “soberanía” que impera en el gobierno, particularmente particularmente en “su Cancillería”, que insiste en relativizarel mandato delaLey2t2SS(Estatuto AMArtito), AMArtito), reduciendo nuestros “titeechas saberano&a lacategoríade “pretensiones antárticas” (en palabras palabras simples, “aspikines”) Muy preocupante La Geopolítica del Ártico y su “Efecto Espejo” en la Antártica Algunos dirán que esto es “hilar muy fino. Sin embargo, un ejerciciode mínimo realismo indica que no es así.
Baste observar la expectación expectación mundial generada por la renovada pretensión norteamericana norteamericana sobre Groenlandia, para comprobar cómo las regiones polares no solo son paste de un escenario de creciente competencia competencia estratégica, sino que, a la lisa de la imple mentación del Derecho del Mar sobre la “plataforma “plataforma continental extendida” (en la práctica, “soberanía sobre los recursos naturales”), son objeto de deseo” de muchas potencias: 24=4.
Esto, a pesar de que en el Artico está vigente una serie de tratados y mecanismos de cooperación (algunos más antiguos antiguos que el Tratado Antártico). Hoy cari-os de esos instrunientos instrunientos parecen sobrepasados por una competencia geo-legal y geoestratégica, iniciada en 2001 cuando Rusia formalizó un gigantesco gigantesco reclamo deplataforma continentaL Apartirde sus costas euroasiáticas, euroasiáticas, desde el estrecho de Bering hasta el, iar de Barents, el reclamo territorial ruso no solo englobé áreas submarinas adyacentes a islas y archipiélagossituadosalnortedelalatitu, d archipiélagossituadosalnortedelalatitu, d HO norte, sino que, siguiendo la prolongación de la “Dorsal Lonwnosov”, incluyó la región del propio Polo Ártico. Demayorimportanciaesie dicha “elevación submarina” “corta” con la prolongación sumergida de Groenlandia, es decir, “cruza Lacia el otro hemisterio”: hemisterio”: 34-3=6. Y aunque los demás valses riberello, s del Océano Artico insisten en que, conforme cmi el Derecho del Mar, ¿ reclamo ruso no está ges-científicamente documentado, el desacuerdo política ya tiene dos décadas. Lo que ahora ha hecho Donaid Truinp es simplemente reconucte reconucte su gravedad e interpretat el conflicto como un llantado para el despliegue estratégico norteamericano. Mire usted un mapa de las reclamaciones de lntafonna continental en el Artico y observará observará la enorme coniplejidad del asunto.
Si alguien cree que en la Antártica este escenario de competencia geoestratégicano se reproducirá, se equivoca A pesar del “congelamiento de los reclamos territoriales” impuesto impuesto por el lratado Antártico de 1959, esto ya ocurre desde 2005. Hasta 2020, esta nueva realidad no fue incluida en el análisis diplomático chileno.
Tan grave como ello es que, a partir de 2022, este asunto de capital importancia material para el interés de Chile volvió a perder visibilidad y prioridad, para ser reemplazado por un ejercicio “expresión de deseo” que confía en que “el multilateralismo” multilateralismo” evitará que el Sistema del Tratado Antártico sea a. fectacto a. fectacto por fenómenos de confrontación confrontación geopolítica cada vez más graves y evidentes El Ritual Antártico Chileno Es práctica que “en verano” -“época de viajes a la Antárticat Antárticat las autoridades de los poderes del Estado “se hagan presentes” en la Antártica Chilena Chilena para “te-afirmar” nuestra compromiso con “la cooperación científica y el medio ambiente” o, más recientemente, “con el mulfilateralismo” Ninguna de esas visitas impidióel impidióel envejecimiento de varias de nuestras bases (evacuación del personal deptr rnedio), ni catalizóla catalizóla construcción de ninguna nueva instalación permanente.
SI bien la base estacional del Glaciar Unión es, sin duda, un hechopositivo, ésta sigue siendo una instalación “temporal” En los hechos -no en las “visitas”, nl en “entrevistas o reportajes” de los medios de Santiago, ni en los “tweeter” “tweeter” de los “dedicados a opinar”opinar”durante las últimas cuatro cuatro décadas, Chile comenzó a qoedarse airásenmateriade “posesión “posesión efectiva” delaAnt-ártica.
Como país. no hemos comprendido comprendido la gravedad de “la cuestión Antártica” en el siglo XXL Eso explica la citada demore enla actualiraciánde los limites de plataforma continental de la Provincia Antártica, la cual, además, hasta la fecha sigue Incompleta faltapor determinar los límites exteriores de nuestra nuestra soberanía submarina en el sector oriental de la Península (Mar de Weddell, según elEstatuto elEstatuto Antártico de 2&22, parte del territorio nacional) Lo anterior ilustra laslimitaciones laslimitaciones estructurales delanálisis peo-legal y geopolítica del Ministerio Ministerio de Relaciones Exteriores y, más especlficsintente, de Difrol e lnach Subsidiariamente, también reflejalimitaciones del Ministerio da Defensa, que parece parece descansar sobre un enfoque esencialmente administrativo y prooesal(&tasis en la “santidad del trámite”) y unenfoque “apolftico” “apolftico” (es decir, sin contenido geopolítico) del problema.
Dichos serviciospúblicusson parte de una alarmante falta de visión prospectiva respecto del futuro político y geopolítico dela Antártica (y de la Zona Austral al sur de Falena) y, canio”el que nada hace, nada tente”, parecen querer descansar sobre la “seguridad” del cancepto”ciencia y paz” (“a secas”). Súper-cómodo En perspectiva, sin embargo, el futuro dela Antártica está más allá de las buenas intenciones de funcionarios públicos a quienes, además, parece complicarles el uso de laexpresi&”soberaiila”. QuizásporeUoeoque, noobstante noobstante la creciente complejidad delacuestióndelasreclamosde plataforma continental en todos los mares del mundo, durante sucesivos sucesivos gobiernos, Dlfrolelnach evitaron aquilatar la gravedad del desafío de iure y de facto impuesto a nuestros derechos soberanos por las “nuevas recIamacionesantárticas” recIamacionesantárticas” efectuadas entre 2005 y 2009 por Australia, Noruega y Argentina Es más, a pesar de que el diseño geo-le, galy geopolítica de la reclamación argentina incorporóno incorporóno solo parte de la Antártica Chilena, sino también miles de kilómetros cuadrados al sur de lopactado con el Tratado de 1954 (para reinstalar el “principio bioceánico”). escapando del problema, los expertos chilenos prefirieron priorizar la plataforma plataforma continental de Isla de Pascua. “Confesión de parte”. Este escapismo polfticodiplomático polfticodiplomático parece reprodu¿ rse reprodu¿ rse respecto de la creciente dificultad para adoptardecisiones adoptardecisiones políticas trascendentes al interior del sistema de toma de decisiones antárticas. Se trata de una suerte de lo que ahora se denoinina “la previa” de un cenlbctoque, se adivina, pondrá en duda la continuidad del TratadoAntártico TratadoAntártico más allá de 2042.
Ese escapismoes, en definitiva, una íorma de evitar decisiones complejas y, en la práctica (y sin afectar las “carreras funcionarias” funcionarias” propias), “dejar el problema a los que vengan más adelante”. Tal como ocurre en otros asuntos atinentes a la integridad integridad territorial de la Repilblica, llevarnos décadas postergando decisiones y acumulando proMemas complejos.
Un Instituto Marítimo y Polar del Estado nZ Jorge Guantón Exdlploniátlco Académica U, Autónoma E1 pais debe estar preparado para detectar, comprender y adaptarte a nuevas circunstancias, entre oms, para una acelerada puesb en valor geoestratégica de nuestros pasos interoceánicos australes. Esto es, el estrecho de Magallanes, el canal Beagle y la ruta del cabo de Hornos, y la importancia de los tres en un escenario de confrontación global que induya al Cono Sury ala Antártica”..