COLUMNAS DE OPINIÓN: Autonomía y felicidad
COLUMNAS DE OPINIÓN: Autonomía y felicidad Francisca Figueroa IdeaPais E ue la crisis de natalidad se deba más a razones culturales que económicas, tal como señalan gralBarte de los expertos, no está exento de responsabilidades. Las élites políticas llevan años propagando un discurso sobre la autonomía como camino para la felicidad (en reemplazo de los vínculos humanos) que, además de ser contradictorio, es hipócrita respecto de los más vulnerables. Este discurso promueve que la persona se mire primero a sí misma y sati faga sus deseos inmediatos, con prescindencia de los vínculos familiares o comunitarios. En este escenario, un compromiso de pareja permanente en el tiempo y, más aún, la llegada de un hijo, no resulta atractivo ni es prioritario.
Es evidente que cuando se elige pasar el resto de los días conformando un proyecto de vida en común o tomando responsabilidad porlos hijos, la tan valorada autonomía pierde la exaltación de la individualidad en la que se sustenta, y pasen a ser la familia y la comunidad pasen a ser la familia y la comunidad pasen a ser la familia y la comunidad pasen a ser la familia y la comunidad pasen a ser la familia y la comunidad que la rodea, instituciones prioritarias respecto del propio individuo. Lo contradictorio es que mientras se incentiva la autonomía, crecen la ansiedad, la soledad, la insatisfacción y el deterioro de la salud mental. Dado que las redes de familias extendidas y comunidades de apoyo se han debilitado y muchas de nuestras necesidades no pueden ser cubiertas de manera individual, debemos recurrir al Estado como principal fuente de respaldo. Sin embargo, al menos hasta hoy, no hemos logrado dar en el clavo con un Estado eficiente y eficaz en la solución de los problemas propiamente humanos. Basta ver cómo la crisis de autoridad y de los cuidados permean los ámbitos educativos, laborales y de salud, para comprender que un Estado que no fortalece los vínculos personales está fracasado. La solidaridad tan buscada sólo existe cuando se ha experimentado el amor y la entrega respecto de otro ser humano.
Si se pretende prescindir de estas condiciones, cualquier mecanismo de justicia social será una mera imposición estatal. social será una mera imposición estatal. social será una mera imposición estatal. sus "La erosión de la familia y de la comunidad ha sido promovida por quienes pueden permitirse ignorar consecuencias". La autonomía predicada como independencia de los valores familiares y comunitarios se transforma no sólo en una dependencia respecto del Estado, sino en múltiples restricciones a la libertad impuestas por este mismo, lo que sienta, paradójicamente, las bases para la llegada de nuevos autoritarismos. Lo hipócrita es que la erosión dela familia y de la comunidad ha sido promovida por quienes pueden permitirse ignorar sus consecuencias, mientras son los más vulnerables quienes sufren los costos de su ausencia. Basta verla situación de los niños que están bajo protección del Estado, para saber que no hay autonomía que valga tanto dolor provocado, incluso por el propio Estado. Dejemos la contradicciones e hipocresías. El Estado debe funcionar, pero al servicio de las personas y de las familias, fortaleciendo los vínculos que nos hacen propiamente humanos. En comparación, la autonomía es un valor secundario. cundario. cundario..