Autor: CONSTANZA MENARES
Así han cambiado los universitarios en más de dos décadas, según profesores experimentados
Así han cambiado los universitarios en más de dos décadas, según profesores experimentados Llevan enseñando al menos desde el año 2000:José Zagal, Premio Nacional de Ciencias Naturales 2024, tiene una trayectoria como docente de más de 50 años en la U. de Santiago de Chile (Usach), hecho que le ha permitido ver pasar generaciones enteras de alumnos. “Creo que los estudiantes de antes eran más formales. El alumno trataba al profesor como profesor. Quizás el estatus social de los docentes ha disminuido por razones culturales. La mayor parte de la sociedad ignora que los profesores son académicos, que investigan, publican y poseen grados. Hoy, el trato de profe es casi universal en Chile. Mi experiencia en otros países de habla hispana, como México y Argentina, es que el trato es mucho más respetuoso”, menciona el químico. Algo que le llama la atención, aunque no es necesariamente una diferencia generacional, es que “noto más desinterés por leer, así como un bajo nivel de inglés.
A pesar de que es el idioma internacional de la ciencia y la tecnología, en 2025 siguen habiendo alumnos reacios a leer la literatura vigente de sus carreras en ese idioma”. Ni mejor ni peorAl preguntarles si han notado que los actuales universitarios tienen una actitud diferente a las generaciones pasadas respecto al error o fracaso académico, los entrevistados coinciden: sí. “Antes, los estudiantes parecían más resilientes frente a los errores y estaban más dispuestos a corregirlos. Ahora, noto que varios tienen mayor temor al fracaso y pueden frustrarse más fácilmente”, admite Caballero. Zagal explica que “los estudiantes rara vez reconocen sus errores y si fracasan culpan al profesor. Pero, no todos son así. Hay matices”. En muchos casos, agrega, son poco autocríticos. “El fracaso académico termina siempre siendo culpa de otros, son muy sensibles”. Esto, coinciden algunos entrevistados, también tiene un lado positivo: están más pendientes de su salud mental y la cuidan. “En mi época se hablaba poco de eso, lo que no significa que no había problemas de esa índole”, remarca el docente. A pesar de las diferencias que existen, Zagal advierte: “Creo que es común que la gente piense que los jóvenes de antes eran mejor que los de ahora. Yo no creo eso. Creo que los jóvenes más o menos siempre han sido parecidos”. ACLATED. UADIDECñando en la U de Talca. Actualmente es profesora en la carrera de Kinesiología. de Chile hace más de 25 años. Hoy es parte del Departamento de Biología. El Premio Nacional de Ciencias Natu-rales, José Zagal, cumplió recientemente medio siglo de trayectoria en la Usach. En el 2000 las clases universitazarrones verdes y tiza blanca. rias eran diferentes: había pi Para aprender, se escuchaba y participaba de forma activa. Para aprobar se leía. ¿Un puntero láser? “Uff, eso era mucha tecnología”, recuerda Paula Caballero, académica de la U. de Talca. La actual profesora de la carrera de Kinesiología lleva 25 años enseñando en esa casa de estudios y asegura que en estas más de dos décadas muchas cosas han cambiado. “La tecnología en el aula era mínima. Se usaban pizarras o proyectores de acetato. En 2025, los teléfonos y laptops son herramientas constantes en la sala”, dice Caballero.
Coincide María Rosa Bono, académica de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile, lugar donde lleva más de 25 años trabajando: “El año pasado los estudiantes vinieron en masa con sus computadores a la sala de clases. Como profesor cuesta concentrarse en lo que se está tratando de enseñar con el ruido del tecleo que hacen.
Los alumnos actuales me parecen muy activos con los dispositivos electrónicos: no levantan los ojos para mirar lo que se les está mostrando en la clase, menos aún si es una presentación que se subió con anterioridad para que pudieran revisarla previamente”. Y es que, en 2025, los profesores que llevan décadas enseñando reconocen que hay cambios. Los apuntes ya no se escriben con lápiz, se teclean. No se subraya, se graba. Lo que no se sabe, se pregunta online o a una inteligencia artificial. Si hay alguna presentación interesante, no anotan: le sacan una foto con el teléfono. En esta línea, Bono señala otro punto: “La relación entre estudiantes y profesores ha cambiado mucho. Ahora son más distantes, tienen problemas para acercarse a los docentes. Pero, en clases han perdido el temor a hacer el ridículo, por ejemplo. Asimismo, se sienten con más derechos y son más respetuosos entre ellos”. Por su parte, Caballero hace memoria y comenta que “en mis primeros años como docente, los estudiantes solían participar más activamente en clases. Hacían preguntas y se hacían más preguntas también, discutían con más frecuencia. Con el tiempo, he notado una disminución en esa participación. Hoy muchos alumnos parecen más reservados o pasivos, a menudo prefiriendo escuchar en lugar de intervenir. Ahora bien, una vez que logran la confianza, la de hoy es una generación muy rica para aprender”. NU. Los estudiantes de antes tenían un trato más formal con los docentes, participaban activamente en las clases y solo tomaban apuntes manuscritos, recuerdan los entrevistados. Por el contrario, los “mechones” de hoy manejan mejor la tecnología, sacan fotos de las presentaciones en vez de anotarlas y prefieren escuchar antes que intervenir en el aula.
Llevan enseñando al menos desde el año 2000: “El año pasado los estudiantes vinieron en masa con sus computadores a la sala de clases” María Rosa Bono es académica H C A S Paula Caballero lleva 25 años