COLUMNAS DE OPINIÓN: hacia una arquitectura segura para la infancia
COLUMNAS DE OPINIÓN: hacia una arquitectura segura para la infancia MIRADA urbana Diseñar para cuidar: hacia una arquitectura segura para la infancia La reciente tragedia ocurrida en San Pedro dela Paz, donde un niñocayódesde el piso 13 de un edificio, ha vuelto a instalarun debate que no puedeseguir postergándose: ¿ cómo protegemos efectivamente alos niñosen viviendas en altura? Lo cierto es que, desde la arquitectura, vemos con preocupación queen Chile existen vaciosnormativos críticos en esta materia. La actual Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC)establececiertos parámetros mínimos para barandas y elementos de protección. Por ejemplo, fija una altura de 1,10 metros para edificaciones sobre el primer piso. Sin embargo, no contempla exigencias específicas vinculadas la seguridad infantil o a personas en situación de vulnerabilidad. Esto deja las decisiones de diseño y equipamiento en manos de las comunidades o propietarios, sin unaregulación clara queasegureestándares preventivos desde la etapa de construcción. Existen ejemplos internacionales que puedenservimos de referencia. En Estados Unidos, el International BuildingCodeestablecela obligación deincorporar rejillas verticales, sin barras horizontales que faciliten la escalada, y limita losespaciosentre barrotesa 10,2 centímetros para impedir el paso de la cabeza de un niño. Además, se recomienda la instalación de dispositivos de protección en ventanas, como limitadores de apertura o rejas retráctiles. Países como Alemania y Suecia tam: bién han avanzado con normativas específicas, como la DIN 18065, que regula elementos de seguridad en escaleras y balcones. Si queremos avanzar hacia un entorno más seguro, necesitamos una mirada multiescalar. Esto implica intervenir nosólo en el diseño de viviendas, sino también en los conjuntos habitacionales y en la planificación urbana. Por ejemplo, se podrían incorporar zonas de amortiguación o colchones vegetalesenlos primeros pisos de los edificios, que ayuden a mitigar los impactos en caídas accidentales. En este contexto, una eventual Ley Valentín podría marcar un antes y un después.
No sólo permitiría incorporar estándares obligatorios de seguridad infantil en el diseño y construcción de Daniela Villouta Gutiérrez Jefa de carrera de Arquitectura de la Universidad Católica de la Santísima Concepción Concepción edificios, también abriría la puerta a una actualización de la OGUC, incluyendo una dimensión de diseño que resguardeel derecho a un hábitat segu ro para todos, sin distinciones. Esta legislación, además, podría ser el punto de partida para fomentar una cultura del habitar responsable, que eduque tanto a profesionales como a comunidades sobre la importancia del diseño inclusivo y preventivo. Como formadores de futuros profesionales, lasescuelas de arquitectura tenemos un rol esencial en este proceso. Debemos formararquitectas y arquitectos conscientes, con un enfoque ético y social, capaces de anticipar riesgos y de diseñar para una diversidad de usuarios: niños, adultos mayores, personas con discapacidad. La arquitectura no puede limitarse a responder preguntas técnicas sobre cómo construir. También debe preguntarse, con urgencia, para quién construye, qué riesgos previene y qué tipo desociedad ayudaa formar.
Diseñar con conciencia es también unaformadecuidar Y frente aloocurrido, no basta con lamentar: necesitamos actuar, repensar nuestras normas y formar profesionalescomprometidoscon un entorno que proteja, contenga y dé garantías mínimas de seguridad a quienes máslo necesitan..