Estancamiento de la productividad
Estancamiento de la productividad La sobrerregulación se traduce en un mayor gasto de recursos en actividades que no son productivas. La cifra de crecimiento de 2,1% registrada en noviembre situada levemente por sobre las expectativas refleja, en cualquier caso, el discreto dinamismo de nuestra economía. Más allá de la volatilidad de algunos componentes de la serie (este mes, por ejemplo, la industria exhibió una expansión importante), el débil desempeño económico se ha hecho una constante en los últimos años. Este bajo crecimiento refleja una reducida disposición a acumular capital, lo que se observa en las magras cifras de inversión y en la tendencia de estancamiento en la productividad.
El último informe trimestral de Clapes UC así lo deja claro, dando cuenta de varios trimestres consecutivos de contracción en la Productividad Total de los Factores (PTF). En lo específico, las cifras del estudio de Clapes muestran que el período de disminución de la PTF se arrastra ya por 11 trimestres consecutivos, desde el primer trimestre de 2022, que coincide con la asunción al poder del actual gobierno.
Aunque evidentemente no existe una asociación mecánica entre una administración en particular y la productividad económica, no parece casual que las cifras hayan mostrado este deterioro en un contexto donde el discurso gubernamental y la agenda legislativa han apuntado más bien a intro-ducir regulaciones en la actividad económica la agenda laboral es un buen ejemplo de ello, sin un esfuerzo por eliminar las trabas para producir. Así, los mayores costos que estas regulaciones implican se traducen en un también mayor gasto de recursos en actividades que no son productivas.
El incremento de la productividad es, finalmente, el motor del crecimiento, toda vez que la capacidad de producir más con la misma cantidad de factores productivos (trabajo y capital) no solo impacta directamente la producción, sino que además incentiva la inversión. La acumulación de capital representa un sacrificio para el consumo presente, el que desde la perspectiva del potencial inversionista solo se justifica si los retornos futuros esperados son suficientemente altos. Por ello, el estancamiento de la productividad va en directo detrimento de la inversión. Esta es la razón por la que, casi de manera majadera, numerosos especialistas enfatizan la necesidad de concentrar los esfuerzos del Gobierno en este asunto.
Aunque no existen balas de plata que milagrosamente puedan revertir esta tendencia, es clave el aporte de una visión que evite la sobrerregulación y contribuya a destinar más recursos dentro de las organizaciones a tareas productivas e innovaciones, y menos a responder a exigencias que terminan ahogando la actividad..