Comercio ilegal no empañó la Fiesta Grande de Sotaquí
Comercio ilegal no empañó la Fiesta Grande de Sotaquí Desde el municipio de Ovalle, el alcalde hizo un «balance positivo» y destacó que quienes pretendían instalarse sin pagar su permiso, no pudieron hacerlo. «Logramos mantener un orden con el comercio ambulante, lo que permitió que calles claves se mantuvieran libres», dijo. Miles fueron los fieles que llegaron a la localidad de Sotaquí, distante 11 kilómetros de la ciudad de Ovalle, para conmemorar la Fiesta Grande del Niño Dios. Incluso más que en otras ocasiones, lo que fue destacado por las autoridades religiosas y comunales, pero que, sin embargo, tuvo un punto negativo: el comercio ambulante. Raquel Araya es presidenta de la Junta de Vecinos, y reconoce que recién ayer volvieron a la normalidad.
En ese pueblo silente, casi inhóspito, que solo se vuelca a sus calles precisamente para esta celebración. «Desde ayer nuestra localidad regresa a la normalidad, puesto que es un pueblo tranquilo e incluso a veces hasta aburrido (ríe), y si no fuera por las fiestas, no tendríamos ningún problema. Gracias a Dios es solo un fin de semana», cuenta.
Destaca la alta afluencia de turistas que asistió, amén de los bailes religiosos provenientes de diferentes partes del país y el comercio ambulante, que por suertepudo ser frenado, «porque llegó mucho carabinero, más que en otras ocasiones». HARTO PATRULLAJEAunque siempre el comercio aprovecha esta instancia, lamentan como Junta de Vecinos la llegada de vendedores ilegales, especialmente de Santiago y también de otras regiones, lo que provocó algunos incidentes puntuales, como lo ocurrido el miércoles. «Es que los comerciantes llegan después de la Fiesta de Andacollo y se quedanacá, en el Puente Viñita, esperando poder ingresar al pueblo. Pero vienen no solo de Santiago, sino también de la región de Valparaíso.
En realidad, creemos que estas personas van a todas las fiestas religiosas». Los comerciantes ingresaron el jueves en la noche y, como cuenta Araya, destruyeron algunas cosas, y no solo echaron abajo las vallas papales, sino que también agredieron a los guardias y reclamaron que querían trabajar e instalarse. «Lo importante es que llegaron bastantes patrullas deCarabineros y por lo menos pararon un poco lo que era la toma de las calles. También había más guardias de seguridad, y eso permitió que no se instalaran, sobre todo en la calle donde pasa la procesión.
Pero todo ese desorden fue entre miércoles y jueves». Y aunque el domingo también hubo una insinuación de quienes todavía quedaban, todo estaba más tranquilo, «aunque esto viene ocurriendo después de la pandemia, porque vemos que la gente está agresiva, no respeta a nadie y ellos quieren instalarse sin ningún respeto.
QUERÍAN INSTALARSEComo municipio, el alcalde de Ovalle, Héctor Vega, dijo estar muy satisfecho «con el positivo balance», por cuanto «logramos mantener un orden con el comercio ambulante, lo que permitió que calles claves, como Bilbao, se mantuvieran libres y seguras para los visitantes y los equipos de emergencia». Agregó que se dispuso de tres días para la venta de permisos y se vendió la totalidad de ellos, sobrando incluso algunos espacios habilitados. Sin embargo, «hubo un grupo de personas que venían de fuera de Ovalle, que querían instalarse en lugares que no estaban habilitados para el comercio y sin pagar su permiso respectivo.
Como municipio no aceptamos eso, ya que se trata de una fiesta religiosa a la que acuden miles de personas y lo más importante era garantizar la seguridad de cada uno de nuestros visitantes». Finalmente, el jefe comunal recalcó que «esta festividad es un orgullo para nuestra comuna y un evento de gran relevancia en el mundo católico, por lo que nuestra prioridad siempre será garantizar que quienes participen lo hagan en un ambiente seguro y ordenado»..