Autor: JAVIER SILVA SALAS, ANALISTA POLíTICO
Columnas de Opinión: Ucrania, mil días
Columnas de Opinión: Ucrania, mil días Para los ucranianos, el 24 de febrero de 2022 cambió sus vidas para siempre. Hace mil días comenzó la más sanguinaria de las guerras que haya presenciado el continente europeo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Podríamos decir que se trata de un conflicto que nada tiene que ver con Chile, sin embargo aquello no es así, la invasión rusa a gran escala iniciada en 2022 representa un conflicto mundial repetido en varias partes del planeta, entre dos cosmovisiones totalmente distintas: las de los conservadores totalitarios del siglo XXI versus quienes abrazan a la libertad como base del desarrollo humano. Si entramos en los análisis de la invasión rusa, podríamos indicar que en marzo del año 2022, el ejército invasor llegó a controlar el 25,86% de la superficie ucraniana. Es como si el territorio continental chileno perdiera por completo a las regiones de Magallanes, Tarapacá y Arica y Parinacota. A octubre de 2024 el panorama muestra que el régimen de Moscú controla el 17,86% del territorio ucraniano, el equivalente a Magallanes.
El costo humano ha sido mucho más que esos guarismos de territorios, el recuerdo de quienes dieron y están dando su vida por mantener la independencia y la libertad del país aparece casi en cada esquina.
No hay momento en que no se le recuerde a los individuos que se está en una guerra, las ciudades tienen espacios dedicados a los héroes defensores de la patria; cada vez que llega a la ciudad un féretro de uno de ellos, la gente se detiene, arrodilla, persigna, rindiendo honores de alguna forma.
Para un observador extranjero es imposible no contener las lágrimas, los ucranianos también lloran en las calles, lo hacen -tal vez a diariopor algún soldado que quizás no conocieron pero comprenden que dio su vida por recuperar eso que perdieron hace mil días. La libertad no es gratis, los ucranianos lo saben.
Nuestro país no ha hecho mucho a nivel de estado, solo destaca una donación de dinero insignificante y un bloqueo inentendible que impide a las Fábricas y Maestranzas del Ejército de Chile (Famae) vender material bélico al ejército ucraniano. Según investigaciones periodísticas, en diciembre del año pasado el Ministerio de Defensa emitió un oficio reservado que impide a Famae negociar con Ucrania la venta de armamento.
A pesar de aquello, Chile sigue siendo un país querido en Ucrania, nos conocen, reconocen las palabras de buena crianza que ha emitido el Presidente Boric en distintos foros internacionales apoyando la independencia y autodeterminación ucraniana. Pero la acción humana siempre vence a la burocracia y sí hay chilenos colaborando por la paz, libertad y cultura ucraniana.
Destaco brevemente los ejemplos del conconino Nicolás, quien viaja constantemente a un voluntariado en la retaguardia; el coyhaiquino Juan, que también ha viajado un par de veces y documentó todo en un libro publicado hace un tiempo atrás; y de los chilotes Matías y Sebastán, el primero fue a dirigir un videoclip de un cantante urbano de Kyiv; mientras que el segundo combatió en las trincheras y hoy se dedica a entrenar a soldados, según ví hace unas semanas atrás en un reportaje en TV.
Ojalá que en mil días más esta columna se refiera a esa Ucrania que renace desde los escombros de los ataques, que dejó atrás el miedo a mirar el cielo, el sonido de los drones kamikaze y de las sirenas que alertan de bombardeos. La victoria del mundo libre sobre los totalitarios del siglo XXI comenzará en Ucrania..