COLUMNAS DE OPINIÓN: La falsa dicotomía
COLUMNAS DE OPINIÓN: La falsa dicotomía Emilia García IdeaPaís La falsa dicotomía nlos análisis de los fenómenos sociales suele emerger una falsa dicotomía: ¿ qué explica mejor tal 0 cual fenómeno, las estructuras políticas-económicas o los valores culturales? En concreto, ¿la caida de la tasa de natalidad en Chile responde a una mutación de los valores culturales asociados a la familia o a los (des)incentivos económicos que moldean el comportamiento humano? Algunos resultados de la Encuesta Bicentenario UC logran ilustrar bien esta tensión. En Chile no solo ha disminuido el promedio de hijos por mujer, sino también el número ideal de hijos que las personas desean tener, especialmente entre jóvenes. Alrededor del 20% de las personas entre 18 y 34 años declara no querer hijos, mencionando razones como la dificultad de las mujeres para trabajar o los altos costos de mantener a un hijo.
Pese a importantes avances legislativos, como la extensión del postnatal, la ley de sala cuna y la reducción de la jornada laboral, la percepción de que Chile no apoya lo suficiente a las mujeres para la maternidad ha crecido significativamente. Paradójicamente, esta demanda proviene con mayor fuerza de las clases altas, lo que sugiere que el problema no es exclusivamente la falta de políticas económicas.
Al mismo tiempo, la disminución de la tasa de natalidad se explica en un 80% por la reducción del embarazo adolescente y juvenil. ¿Esta transformación es fruto de políticas económicas y educativas enfocadas en la prevención o de un cambio en la valoración social de la maternidad temprana? Estos resultados de la Encuesta Bicentenario muestran que los desafíos complejos no pueden explicarse ni resolverse bajo el prisma simplificador de esta falsa dicotomía. Ni la crisis de natalidad puede atribuirse únicamente a la falta de incentivos económicos, ni la caída del embarazo adolescente puede entenderse sólo como un cambio cultural. Ambos fenómenos son producto de la interacción entre estructuras materiales y valores sociales que no pueden analizarse ni abordarse de manera aislada.
Esto subraya una verdad ineludible: ni el Estado puede eludir su responsabilidad de proveer condiciones materiales para la maternidad, ni la sociedad civil puede delegar exclusivamente en el Estado la tarea de valorar y promover la familia. La falsa dicotomía entre cultura y economía también limita nuestra capacidad de diseñar políticas públicas verdaderamente integrales.. - - -