Autor: ROXANA PEY TUMANOFF Cátedra Amanda Labarca Universidad de Chile
¿“Matones en la U”?
Señor Director: El profesor Jorge Peña Vial se refiere, en carta del jueves, titulada "Matones en la U. De Chile", a la rectora Rosa Devés, a un exrectordelegado de Pinochet y a la Universidad de Chile, en términos que recibimos como impertinentes. A nuestra primera rectora mujer, le reprocha “cierta cobardía”, corrigiendo públicamente sus decisiones.
Una actitud de costumbre autoritaría y que bien podremos calificar de "mansplaining”. Su enojo se origina en la suspensión del homenaje a Juan de Dios Vial Larraín, académico no solo afín a la dictadura, como le reconoce Peña, sino continuador de la intervención militar en la universidad.
Como dejó publicado Luis Izquierdo, "no obstante los auspiciosos comienzos, el nuevo rector-delegado no supo o no quiso trabajar junto a la comunidad universitaria... Después de larga espera, los profesores titulares de la universidad crearon una nueva organización". Todas recordamos el desastroso paso de Federici que suscitó valientes protestas masivas, no así que durante el período de Vial su quiebre con la comunidad haya sido tan profundo.
El rector-delegado también lo dejó consignado en documento oficial, con este trato despectivo nada menos que al Claustro de Profesores Titulares, conducido por Herman Niemeyer: "es una maniobra de un grupo de origen no bien conocido que, para colocar un producto elaborado fuera de la Universidad y en función de una causa política, la invade, la descalifica, la divide y atropella ¿ Se piensa, acaso, que una serie de Comisiones... nominadas en el encierro de una pequeña capilla, alimentadas nada más que por algunos motivos de resentimiento... es algo más que una maniobra para hacerse con el poder a cualquier precio?”. "Matones en la U” parece estar diciendo Vial Larraín, en coincidencia con el profesor Peña Vial, quien le atribuye haber pacificado la universidad. El término de tan triste uso histórico en Chile parece seguir estando en el imaginario y aflorar como lapsus. Los documentos escritos nos permiten no olvidar.