Autor: Alejandro Arros Aravena Doctor en Educación, Académico Departamento de Comunicación Visual UBB
Columnas de Opinión: Cuando el mensaje fracasa: el arte triste de comunicar sin resonar
Columnas de Opinión: Cuando el mensaje fracasa: el arte triste de comunicar sin resonar En un tiempo donde el color, el trazo y la forma preceden al argumento, el acto de comunicar se ha vuelto no solo más urgente, sino tambien mas frágil. Hoy, la forma no acompaña al contenido: lo devora.
El mensaje muchas veces muere antes de nacer, sepultado por un diseño confuso, un canal saturado o una estética que traiciona la intención. ¿Cómo entender este fenómeno? Tal vez haya que volver a los mapas antiguos, a los modelos clásicos de comunicación que, como esqueletos conceptuales, aun ofrecen claves para interpretar el presente. El modelo A.I.D.A. Atención, Interés, Deseo, Acción-, tan propio del marketing de mediados del siglo XX, ya no basta. Su promesa era simple: si logramos captar la atención, el resto vendrá por añadidura. Pero hoy la atención es un bien en fuga. El espectador promedio ve un cartel por apenas tres segundos; un banner digital, menos de dos. En este nuevo ecosistema, muchos mensajes ni siquiera alcanzan la primera letra del acrónimo. Vemos campañas politicas llenas de color, frases rimbombantes, tipografias superpuestas, pero que no logran ni interes ni deseo. En el intento desesperado por "generar acción", se olvida que el primer paso es una imagen respirable. Harold Lasswell propuso otro modelo, de orden mas estructural: "¿ Quien dice que, por que canal, a quien y con que efecto?". Parece una pregunta simple, pero encierra la complejidad de todo proceso comunicacional. Si un afiche institucional pretende hablar de cercania, pero no hay rostros, ni tono amable, ni un receptor claramente definido, el mensaje fracasa. Si el emisor no es reconocible o no posee credibilidad, el canal es irrelevante. En la pelicula El discurso del rey (2010), el drama no es el contenido del mensaje, sino la dificultad del emisor para comunicarlo. La tartamudez del monarca no es solo fisiológica: representa el miedo a no estar a la altura del canal. Aprender a hay peor traición que una visualidad hablar es aprender a existir ante los demás. que no cree en su mensaje. Como decia Bruno Munari, "complicar es fácil, simplificar es dificil". Pero aun cuando el emisor sea potente y el canal adecuado, puede aparecer el temido"ruido", comolo describieron Shannon y Weaver. Ruido no solo como interferencia técnica, sino como desajuste semantico, emocional o cultural. Una campaña puede tener buen diseño, pero si utiliza simbolos que no dialogan con el contexto -colores que evocan otras ideologias, imágenes que excluyen cuerpos disidentes, palabras sin afectoel mensaje se diluye en el éter. Nightcrawler (2014), ese retrato sórdido del periodismo carroñero, muestra cómo el mensaje puede parecer limpio y directo, pero estar profundamente contaminado por el deseo de manipular. El ruido se disfraza de claridad.
Y entonces aparece el diseño como refugio, como método, como forma de volver a conectar los eslabones de una cadena rota, Un buen afiche, una buena pieza audiovisual, un buen diseño de interfaz, no solo "llega", sino que resuena. No impone. Sugiere. No grita. Acompaña. El buen diseño es aquel que logra que el mensaje hable con su propia voz, sin estridencias ni adornos vacios. Como en Her (2013), donde la comunicación entre humano y máquina es tan intima que ya no se distingue entre canal y contenido. El medio se humaniza. El mensaje se vuelve carne. Hay algo profundamente educativo en todo esto. Enseñar a leer imágenes -y no solo textoses un acto urgente. En la escuela, en la universidad, en la formación ciudadana. Una imagen no se "mira", se interpreta. Asi como analizamos poemas o discursos, deberíamos analizar el diseño de un cartel, la composición de una campaña o el encuadre de una fotografia. Enseñar a detectar los fallos visuales, las incoherencias entre lo que se dice y lo que se muestra, es tambien una forma de enseñar pensamiento critico.
A esta triada de modelos podríamos sumar la intuición radical de McLuhan: "el medio es el mensaje". Cuando el soporte determina la percepción del contenido, ya no importa lo que se dice, sino como se dice. Si un mensaje sobre pobreza se difunde en pantallas de alta definición, con musica épica y tomas aéreas, lo que llega no es la urgencia del hambre, sino la estética del documental. Lo mismo ocurre en las redes: un post bien diseñado, con colores armónicos y tipografia amigable, puede vender barbaridades con apariencia de verdad. La forma domina. El contenido se rinde. Porque cuando el mensaje fracasa, no siempre es por falta de verdad. A veces es por exceso de forma, por ausencia de contexto, por ruido visual o simbólico. Como una melodia hermosa tocada en un instrumento desafinado. Como un poema leido sin pausa. El diseño gráfico tiene aqui una responsabilidad ética. Comunicar no es adornar. No es simplemente "hacer bonito". Es darle cuerpo visible a una intención. Pero cuando se confunde el fin con el medio, se cae en el error mas frecuente: la incoherencia. Vemos instituciones que promueven la inclusión, pero solo muestran imágenes homogéneas. Campañas de salud que usan lenguaje técnico incomprensible. Universidades que hablan de cercanía con mensajes frios y distantes. No Hoy mas que nunca, comunicar es un arte. Pero también una responsabilidad. Porque cada mensaje que no logra llegar no es solo un error de diseño:es una oportunidad perdida para conectar. Y en un mundo que necesita más puentes que muros, cada oportunidad cuenta. El buen diseño es aquel que logra que el mensaje hable con su propia voz, sin estridencias ni adornos vacíos. Como en Her (2013), donde la comunicación entre humano y máquina es tan íntima que ya no se distingue entre canal y contenido. El medio se humaniza. El mensaje se vuelve carne. Hay algo profundamente educativo en todo esto. Enseñar a leer imágenes -y no solo textoses un acto urgente. En la escuela, en la universidad, en la formación ciudadana. Una imagen no se "mira", se interpreta. Hoy más que nunca, comunicar es un arte. Porque cada mensaje que no logra llegar no es solo un error de diseño: es una oportunidad perdida para conectar. Y en un mundo que necesita más puentes que muros, cada oportunidad cuenta.. El buen diseño es aquel que logra que el mensaje hable con su propia voz, sin estridencias ni adornos vacíos. Como en Her (2013), donde la comunicación entre humano y máquina es tan íntima que ya no se distingue entre canal y contenido. El medio se humaniza. El mensaje se vuelve carne. Hay algo profundamente educativo en todo esto. Enseñar a leer imágenes -y no solo textoses un acto urgente. En la escuela, en la universidad, en la formación ciudadana. Una imagen no se "mira", se interpreta. Hoy más que nunca, comunicar es un arte. Porque cada mensaje que no logra llegar no es solo un error de diseño: es una oportunidad perdida para conectar. Y en un mundo que necesita más puentes que muros, cada oportunidad cuenta.