Grandes mamiferos de la geopolítica del siglo XXI
Grandes mamiferos de la geopolítica del siglo XXI Grandes mamíferos de la geopolítica del siglo XXI Este es un extracto del libro «Caminando por la cornisa. Del siglo XX al siglo XXI» del sociólogo Ernesto Ottone, donde el autor explora la compleja transición de un siglo a otro, el impacto de la globalización y la crisis de la democracia.
Ernesto Ottone Ernesto Ottone Cuando niño, la parte que más me atraía en las clases de zoología era la de los animales grandes, aquellos enormes, que me hablaban de un pasado remoto del cual habían sobrevivido contra viento y marea.
Me gustaban sobre todo los grandes mamíferos, aun cuando algunos eran feroces pese a su aspecto amable, otros parecían tener una mayor serenidad y se imponían en el paisaje terrestre o marítimo, más que todo por su majestuosa presencia. Naturalmente, su número y reproducción ha ido disminuyendo, pues los humanos somos grandes depredadores y ellos han sido considerados una fuente de alimento y riqueza durante siglos.
Mis profesores de biología, en aquellos tiempos sin Discovery Channel, sin internet ni teléfonos inteligentes, en ocasiones llegaban con unos mapas enrollados bajo el brazo y los colgaban en la pizarra, los desenrollaban y ante nosotros --pequeños niños analógicos-surgían glorios mente elefantes, jirafas y ballenas dibujados y coloreados en sus diversos hábitats. La ensoñación era inmediata, porque ninguno de ellos era de nuestros alrededores. Chile, salvo el cóndor en materia de aves, es un país de animales chicos; los grandes existieron, pero hace millones de años. Los que siguen existiendo hoy, lo hacen en selvas, mares, hielos y lagunas, en tierras de aventuras, en aquellos lugares que solo conocíamos por el cine y la literatura.
He revisado cuáles son los más grandes y las clasificaciones difieren, pero parecen coincidir que entre los más grandes estarían los siguientes: la ballena azul (Antártida), la ballena franca del Pacífico Norte, la ballena de aleta, el cachalote, la orca, el elefante africano, el hipopótamo común, el rinoceronte blanco, la jirafa y el oso polar. polar. polar. polar. polar.
Lecturas Documentos Documentos Documentos Estas palabras no solo sirven para explicar el título de esta parte del libro, también los lectores podrán encontrar parecidos entre los grandes mamiferos y los países-continentes, en su habilidad para enfrentar peligros y poder sobrevivir.
Los grandes mamíferos geopolíticos del siglo XXI, aquellos que históricamente han sido grandes, o se convirtieron o se están convirtiendo en potencias, y serán determinantes en el futuro del siglo, son los Estados Unidos de América, Europa (pero solo como un espacio común supranacional, que hoy es en gran parte la Unión Europea), China, India y Rusia.
El tamaño territorial y la población, además de su economía han sido determinantes para hacer esta selección, que puede parecer arbitraria e injusta si consideramos otras variana a tes como la innovación científica y tecnológica, el bienestar social de su población y calidad de vida; países como Canadá, Japón o Australia podrían estar considerados. Lula, por ejemplo, podría no estar de acuerdo con la ausencia de Brasil. Pero para qué nos vamos a ver la suerte entre gitanos, sabemos de lo que estamos hablando. Hablamos de roles históricos, de poderío militar y nuclear, de voluntad de poder, de aspiraciones hegemónicas, de diseño del orden mundial. Cuando sumamos todo eso se entiende por qué elegimos a estos mamiferos políticos como los actores principales. Bush y la señorita «arroz» Señalemos brevemente que los Estados Unidos de América, más allá del enorme crecimiento de la economía china, continúa siendo la economía de mayor tamaño en el mundo. Se tenía casi la seguridad de que la economía china se convertirá a mediados del siglo XXI en la economía más grande del. Grandes mamiferos de la geopolítica del siglo XXI 'mundo. Hoy aquello no parece ser un destino seguro, aun cuando continúa siendo posible.
Estados Unidos, que se pensaba estaba al borde de la recesión, terminó el año 2023 con un crecimiento del 3% y el primer trimestre de 2024 duplicó la proyección de los economistas, que era del 1%. Esto se acompaña con un desempleo por debajo del 4% y una inflación a la baja, aunque por encima del 2% fijado por la Reserva Federal.
China por su parte cerró su crecimiento del PIB de 2023 en 5,2%. Por cierto, un alto crecimiento, pero menor a los que fueron gigantescos en décadas pasadas, y comienza a mostrar algunas debilidades en su camino de desarrollo. La meta que se ha fijado para 2024 es de 5%. Más allá del tamaño de su economía, los Estados Unidos parecería que por algunos años mantendrá una primacía militar, científica y tecnológica.
Además, en su influencia cultural y en la industria del entretenimiento con su soft power (poder blando) tiene por ahora una gran ventaja a nivel mundial, y es capaz de penetrar incluso a las autocracias más renuentes del mundo a la cultura occidental, como las sociedades teocráticas de la península arábiga, las más confrontacionales como Rusia e Trán y las recientemente adversariales como es el caso de China. Curiosamente, Estados Unidos con países como Vietnam, con una historia de enfrentamientos trágicos, convive gentilmente en el plano político-cultural. La capacidad para en frentar el poder blando en un mundo globalizado es cada vez menor, incluso para las sociedades más cerradas, como Corea del Norte.
Por lo menos a juzgar por las vestimentas fashion cada vez más sofisticadas de Kim Yo-Jong, la poderosa hermana de Kim Jong-Un, de muy buen ver ella luce estupenda, distinta al actual soberano, que es más bien apachurrado y tripudo, de sonrisa amplia y muy peleón, aunque en eso ella no se queda atrás, pues ambos han resultado unos ases en la construcción de peligrosos armamentos, aunque su país no supera un PIB per cápita anual superior a 2.400 dólares. El problema de Estados Unidos es otro. Durante el siglo XXI ha mostrado una caída muy fuerte de su cohesión social y de su convivencia democrática. Si revisamos los últimos períodos presidenciales, George W. Bush, quien dirigió el país en condiciones dramáticas, no estuvo a la altura de sus desafíos ni en política interna ni en sus decisiones internacionales. Confundió la necesidad de seguridad con iniciativas rudas que generaron reflejos de autoritarismo y desconfianza en parte de sus aliados, 3 CAMINANDO POR LA CORNISA D OX Catala Catala «Caminando por la cornisa.
Del siglo XX al siglo XX», del sociólogo, ensayista y exasesor presidencial Ernesto Ottone; editorial Catalonia, 2024,248 páginas. además llevó a cabo acciones más revanchistas que eficaces, la mayor de ellas fue la invasión a Irak. Claro que, si lo comparamos con Trump, pese a sus límites nuestro buen George resulta el último presidente de una tradición conservadora republicana, de la cual hasta se siente nostalgia.
Sus límites eran evidentes, no es avispado el hombre, y generó quizás sin darse mucha cuenta un campo propicio a integrismos religiosos, a un nacionalismo exacerbado, y su falta de una visión estratégica sobre la economía lo llevó, estupefacto, a una crisis financiera. Fue sobre todo un estilo de gobierno vacío de iniciativas constructivas.
Pero pude observar personalmente, por estar en funciones de gobierno en esos momentos, una actitud respetuosa con sus vecinos de América del Sur, de su parte y su equipo empezando por la señorita "Arroz", como gustaba de presentar a las contrapartes latinoamericanas a la secretaria de Estado Condoleezza Rice. En comparación con Trump, se podría decir que era casi un gentilhombre. hombre. hombre. hombre.
Obama: carisma e inteligencia Afortunadamente durante ocho años de este primer cuarto de siglo gobernólos Estados Unidos Barack ObaEstados Unidos Barack Obama, un afrodescendiente de gran carisma e inteligencia, por primera vez en la historia de ese país. Hombre de cultura y fuerte sensibilidad social, cultura y fuerte sensibilidad social, con una visión ajena a un liderazgo guerrero y de trinchera, tanto en el plano interno como internacional.
Su elección abrió grandes ilusiones civilizatorias, que solo se concrenes civilizatorias, que solo se concrenes civilizatorias, que solo se concrenes civilizatorias, que solo se concretaron muy parcialmente, pero creo que él tuvo conciencia que debía practicar una gran paciencia estratégica y que la importancia de su mandato solo podía dar frutos en el largo plazo. Su primera tarea era ser reelecto, sacar a Estados Unidos de la crisis financiera que heredó y mostrar al mundo un rostro con el que la democracia mostrara la diferencia.
Desde un primer momento fue atacado por un trasfondo cultural no solo conservador sino que de raíces supremacistas y racistas que no soportaba verlo en la Casa Blanca y afiló sus uñas para dañarlo con saña, y lo hizo así durante ocho añ Ha sido criticado desde la izquier= da como alguien moderado que no respondió a sus sueños, respecto de lo cual pienso que esos sueños nunca coincidieron con los de Obama, quien siempre fue un progresista prudente, que se había propuesto no generar una ruptura sino que dejar un legado más perdurable que abriera caminos en lo político, cultural y social a través de reformas posibles. Hizo lo que tenía que hacer para enderezar la crisis financiera, dio pasos en lo social, y en lo internacional mostró un talante cosmopolita que podríamos caracterizar como smart power (poder inteligente), siguiendo a Nye.
Claro que cometió errores: no vio con claridad lo que se estaba confor= mando en Rusia, creyendo que esta s conformaría con ser una potencia regional; tuvo debilidades por ausencia, más allá de su buen discurso, en Medio Oriente para concretar su espíritu de un liderazgo de carácter multicultural y tendiente a un cosmopolitismo moderno y positivo; no supo o no pudo llevar a cabo las acciones debidas en tiempos adecuados y generar bases en tiempos adecuados y generar bases en tiempos adecuados y generar bases en tiempos adecuados y generar bases. Grandes mamiferos de la geopolítica del siglo XXI eficientes que pudieran sostener su discurso cuando la situación económica empeoraba para muchos y la desigualdad hería la democracia.
Es por allí que se coló el populismo de Donald Trump, un gran empresario de los trigos no muy limpios de la industria inmobiliaria, heredero de una fortuna amasada por su padre y muy activo en la farándula televisiva; de gestos zafios y vocabulario agresivo, narcisista, matón, admirador de supremacistas y racistas; de convicciones regresivas, llegó a decir que "los migrantes envenenan la sangre americana"; de un nacionalismo estrecho y soberanista; de poco respeto por el cumplimiento de las reglas democráticas, consideró al resto del mundo un lugar hostil donde solo se salvan los que piensan como él. Negacionista de pandemias y el cambio climático que en su opinión entorpecen los negocios, intolerante con sus competidores y de públicas prácticas machistas.
Todo ello lo hace sumamente imprevisible y errático; comprensivo con quienes siente empatía como Putin y arbitrario con quienes se siente distante, resultó ser el candidato ideal para derrotar a una seria e ilustrada Hillary Clinton, algo rígida que representaba al establishment, incluso a través de una estudiada sonrisa.
Fue el candidato ideal de quienes tenían rencores, miedo de un mundo que no comprendían y que se sen= tían desclasados por la nueva modernidad, de integristas religiosos y de todos los que detestaban la globalización y el cosmopolitismo, a latinos, europeos y chinos tanto para empezar.
Su gobierno reflejó quién era, predicó el aislacionismo y practicó hasta donde pudo el proteccionismo, tensó las instituciones liberales a la que impuso una dura prueba de resistencia, las cuales con dificultades lograron poner límites a su impulso por degradarlas.
Al final de su mandato trató de quedarse, aun cuando fue derrotado por Joe Biden; naturalmente y tal como lo había avisado, no aceptó su derrota e hizo todo lo que tuvo a su alcance para cambiar las cosas. Algún día sabremos, quizás, hasta dónde llegó en ese intento. Lo que sí sabemos es que alentó desvergonzadamente una acción invasora y sediciosa de sus partidarios más fanáticos al Capitolio, donde hubo muertos. La repulsa fue mundial, pero el Partido Republicano, salvo excepciones, mostró cuán capturado estaba por el personaje al responder de manera blandengue ante lo impensable.
Sin embargo volvió a la carg; Recuerdo que cuando era niño la Recuerdo que cuando era niño la Recuerdo que cuando era niño la Recuerdo que cuando era niño la Recuerdo que cuando era niño la Recuerdo que cuando era niño la películas de terror siempre tenían una segunda parte que esperábamos con ansias para seguir asustándonos a gusto, solían tener como título El regreso de Drácula o bien el de Frankestein o el de la Momia. Trump: miedo y desconfianza He tenido una sensación similar con las elecciones del 5 de noviembre de 2024 en las cuales Donald Trump venció. Claro que esta vez el susto no ha sido acompañado de gusto sino de desazón.
Regresó con el ceño fruncido y con más rencores acumulados sin que con más rencores acumulados sin que los delitos por los que ha sido juzgado le hicieran mella, deslenguado, despreciativo y amenazante con nuevos amigos como el multimillonario estelar Elon Musk, con su peinado cada rá vez más enrevesado de color indefinido, con su tez de color naranja-mate que lo revigoriza. ¿Qué hace que la nación todavía más avanzada del mundo en términos económicos con la democracia moderna más antigua del planeta, imperfecta por cierto desde su creación hasta hoy, a la cabeza de la ciencia y la tecnología, las artes y la cultura popular, polo de atracción de muchos que sueñan cambiar su destino personal tras el "sueño americano" eli; conociéndolo, habiéndolo visto en acción, a Donald Trump como presidente? Es un intrincado misterio, un enigma difícil de desentrañar a través dela razón. Fue una elección entre dos sentimientos o al menos así se vio, más que un enfrentamiento de ideas políticas y programáticas.
El de Trump, nacionalista, rudo, aislacionista que no gusta del pluralismo y el de Harris partidario de una sociedad abierta y pluralista que desea mantener en la era de la información el predominio de las reglas democráticas y una sociedad más inclusiva una sociedad más inclusiva una sociedad más inclusiva Triunfó el primero, impulsado por el miedo, la desconfianza, la distancia frente a la otredad y perdió la segunda que impulsaba la esperanza. La democracia en el mundo salió más débil de esta elección, el rol de refe= rente democrático de Estados Unidos por ahora será muy feble. No es fácil unir los principios de la democracia liberal a la conducta, el lenguaje y las convicciones de Donald Trump, su admiración por personajes autoritarios y represivos y sus amenazas y desprecios. La decisión legítima que ha tomado la ciudadanía estadounidense nos afectará a todos, por lo menos atodos los partidarios de la democracia.
La administración de Joe Biden no fue un mal gobierno, realizó medidas sociales importantes, corrigió la pésima actuación de Trump respecto a la pandemia e hizo crecer el PIB más allá de lo esperado, pero ello contó allá de lo esperado, pero ello contó allá de lo esperado, pero ello contó allá de lo esperado, pero ello contó a a a a a menos para las clases medias que el encarecimiento del costo de la vida por la insuficiente caída de la inflación. A Joe Biden lo derrotó algo de lo que es inocente, salvo por la testarudez de no aceptarlo: el decaimiento físico propio de nuestra condición humana de la cual no se libra nadie incluido Trump.
Kamala Harris hizo mucho pero no alcanzó a derrotar ese miedo y la atracción del simplismo. ¿Alcanzará el patrimonio histórico institucional de los Estados Unidos para mantener niveles aceptables de balance del poder, de contención, de poner límites y de defender la convivencia democrática? Esperemos que sí y que la práctica presidencial lo haga autocontenerse y dejar de lado las propuestas más matonescas, que predomine una actitud pragmática en él, sobre todo en trabajar por poner fin a las guerras en curso. Ojalá la fuerza de los hechos morigere estos aprontes iniciales, si ese es el camino, mejor que nos pille confesados. fesados. fesados..