“Soy un cirujano senior, pero un escultor joven"
“Soy un cirujano senior, pero un escultor joven" Graciela Ibáñez JAVIER SALVO/ATON L cirujano plástico Héctor Valdés estudió escultura en la Escuela de Arte La Palma de Madrid en 2017 y 2018, más de tres décadas después de que egresara de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile.
Con 66 años, divide su tiempo entre ambas disciplinas, así como entre Santiago y Madrid, ciudades en las que reside, Dice que en las esculturas está el dolor que comenzó a ver cuando empezó a ejercer como médico. "La enfermedad la llevaba muy mal, sufría anímicamente y eso, muchísimos años después, lo vemos en mi escultura", cuenta en su clínica HighCare, ubicada en el Hotel Marriott de Santiago. Su primera exposición fue en 2019, en el marco de la 58* Bienal de Venecia. Desde entonces, ha exhibido en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, París, tiago, Valpal --¿ Qué lo llevó a la escultura? --Mi interés siempre fue en las formas y el volumen. En el colegio me divertía con artes plásticas. Pensaba ser arquitecto. Pero mi madre me empujó a la carrera de medicina. Y la verdad es que entré como un cordero, como un hijo obediente. Me quedó incompleta esa parte que quería desarrollar del volumen, de la forma, así que estudié en una escuela oficial de arte en España dos años, seis horas diarias. Justo me pilló la pandemia y pude practicar muchísimo. Se paró el tiempo. Lo aproveché en esto. Todavía tengo un camino por recorrer. Siempre digo que soy un cirujano senior, pero un artista y un escultor joven. ¿Cómo ha sido su evolución en la escultura? --Empecé por hacer esculturas abstractas. Después decidí empezar a mostrar mi oficio. ¿Qué se espera de un cirujano? Que muestre cómo maneja y modela un cuerpo humano.
Entonces estoy haciendo esculturas figuratii hiperrealistas, lo más fiel a la repretoy haciendo e sumó que hace dos años soy reservista de la Armada y me encontré con que hay muchísimos personajes de nuestra historia que la población no conoce, como niños que participaron en la Guerra del Pacífico y que murieron enla EsmeA;, ralda. No les damos la importancia que mereH 1 V: ld cena. estos chicos que dieron suvida con 13,14, LOA OS o país, poro que somos hoy.
E 66.. !e merecen un mínimo tomienale Lo que más o Sov un cirulano ños héroes, como el corneta Cabrales. --El corneta Gaspar Cabrales es parte eo de la muestra "Grandes personajes de A aa senior. pero un en la Gran Logia de Chile. y) --La Logia Masónica la ha pedido poro " que el primer presidente de Chile, Blanco pr dee Js escultor ¡ oven solicitar la gente que quiera. La hemos expuesto en el Museo Marítimo en Valparaíso y en la Escuela de Grumetes en Talcahuano.
Ha sido un revivir de la historia, que es muy Ha sido un revivir de la historia, que es muy Pl Pl Pl Pl Pl Pl Pl Pl Pl Pl Pl Pl Pl Pl Este cirujano plástico, incursionó en la escultura hace menos de importante y que, desafortunadamente, la una década. Héroes y mártires de las Fuerzas Armadas, niños y estamos enseñando poco. Nos estamos transformando en un país del día a día.
La única forma de valorar a dónde hemos llegamujeres están entre los temas de sus esculturas. mujeres están entre los temas de sus esculturas.. “Soy un cirujano senior, pero un escultor joven" do es afirmar nuestra historia. Estoy encantado de poder realzar el estudio de personajes históricos a través de la escultura. En mayo vamos a tener esta exposición en Iquique.
Los niños olvidados por el Estado --¿ Qué hay detrás de la muestra "Niños olvidados", ¿que presentó en el Centro Artesanal Los Dominicos en Las Condes en septiembre? --Esta exposición habla del abandono del Estado, del triste abandono de la infancia con leyes que no están protegiendo a los niños sin padres o con familias mal constituidas.
Entonces es hacer presente esa realidad para que, por favor, quienes están a cargo de esto en el Senado elaboren leyes que signifiquen una protección para poder sacar a esos niños lo antes posible de ese abandono. Estos niños tienen que estar en una casa con una familia, no tutelados por un funcionario, por muy amable que pueda ser. Necesitan una mamá, necesitan un hogar, necesitan quien los cuide y los lleve al colegio, los acompañe y comparta sus emociones. Esto no va a estar resuelto mientras existan niños en hogares del Estado. Y agrega: "¿ Cómo se soluciona esto? Fomentando la adopción lo más precoz posible.
Ojalá nuestros senadores hagan leyes pro adopción precoz y no leyes tímidas que mal defienden el derecho de madres que tienen a sus niños abandonados en los hogares del Estado y que, a veces, van un día al año a verlos e inhabilitan el proceso de adopción. Esta es la exposición de los niños olvidados, olvidados por el Estado, que va a ir ahora a la Municipalidad de Puente Alto. Es una preciosa exposición que conmueve al ver la expresión que tienen estos niños. A principios de abril la inauguramos en el Congreso Nacional, que es donde queremos llegar para provocar cambios.
Para mí la escultura es un motivo de apoyar la reflexión para que mejoremos nuestra sociedad". --¿ Queé diferencia ve entre la escultura y la cirugía plástica? --En la cirugía es tremendamente desafiante modelar una nariz y dejarla como el paciente y como yo quiero. El problema es que en el cuerpo humano el resultado no termina con la cirugía. Depende después de los cuidados postquirúrgicos de la propia persona. Hay gente que cicatriza mal, que hace queloides, hace fibrosis o hace callos óseos. Aparte de cuidar eso en el cuerpo humano, tengo limitaciones. Con una nariz, modificamos el hueso, en los peores casos, 10 milímetros. En cambio en la escultura, yo puedo hacer un rostro absolutamente creativo con una nariz gigantesca o una deformación como lo vemos en la obra de Giacometti o en el cubismo de Picasso. En la cirugía tengo un margen muy pequeño, entonces me falta creación. El arte es libre. Eso es maravilloso. --¿ Cómo llegó a la cirugía plástica? Cuando terminé la carrera, estuve a punto de no ejercerla para estudiar arquitectura. Pero después de siete años de estudio, de amanecidas, de exámenes y de pasar de curso, porque nunca reprobé ninguna asignatura, busqué desesperadamente qué podía encontrar. Entonces estuve asistiendo a turnos de traumatología y de cirugía general para ver la parte quirúrgica y ahí oí, por primera vez, la palabra mágica que era cirugía plástica. En Brasil se hacía cirugía plástica. Esa palabra ni siquiera se utilizaba en Chile. Eso fue en 1982. Y me fui a Brasil, donde me aceptaron para hacer la especialidad de cirugía plástica. Es un país con una formación enorme y mucha práctica. Ahí la cirugía estética se ha arraigado desde hace ya unos 50 años. El estado la considera parte del bienestar de la población y la ofrece de forma gratuita.
Brasil se transformó, en mi opinión, en el mayor centro de formación del mundo de esta especialidad. "A la mujer le importa mucho la opinión del marido" --¿ Qué es lo que más le gusta de su trabajo? --Conversar. Me hace tremendamente feliz. Yo ya tengo 30.000 pacientes atendidos. Osea, he hablado de temas de mucha profundidad con 30.000 personas. No es una conversación informal. Es una conversación de algo que para la persona es relevante, estresante, importante y donde tiene un objetivo y un sueño. Aplico toda la facilidad que tengo en cuanto a poder desentrañar las emociones. Uno, en el fondo, hace la cirugía en primera instancia para la persona que la recibe, pero también para el entorno. Hay personas que dicen no quiero que nadie note la cirugía que me hice pero, por otra parte, esperan comentarios halagadores. Hay personas que se quieren quitar las bolsas de los ojos, pero a su vez que no se note. Si lo notan, se sienten incómodos.
Si no lo notan, dicen para qué me operé, Entonces, es un manejo para mí apasionante. "En nuestra sociedad, hay un poco de machismo todavía y a la mujer le importa mucho la opinión del marido. Más aún si es el marido el que ha financiado el tratamiento. Yo estoy haciendo la cirugía para la mujer, pero también para la fantasía del marido.
A veces hay desequilibrio, hay distancia, hay diferencias, hay momentos malos y así como muchas relaciones pretenden mejorar la concordia del matrimonio con un hijo, también en muchos casos piensan que una cirugía va a producir un acercamiento o más deseo. Son situaciones complejas. Yo tengo que leer eso, porque tampoco te lo cuentan.
Dentro de la lectura que yo hago de mis pacientes, tengo que hacerme una idea lo más completa posible de la persona que estoy atendiendo y, por supuesto, del marido, de los compañeros de trabajo y del entorno.
Es para mí apasionante llegar a la exquisitez de ser certero y cumplir con las expectativas de la persona y de todos". --¿ Qué es lo que más le piden los pacientes hoy? ¿ Qué es lo que está de moda? --Modas hay muchas. Yo no soy cirujano de modas. Hubo la moda de poner los bustos grandes. Después hubo la moda, triste en mi opinión, de aumentarse los labios, la moda de ponerse los pómulos gigantescos, la moda de aumentarse los glúteos en demasía, que después pesan y terminan cayendo. Todas esas han sido modas en las cuales, afortunadamente, me he mantenido al margen. Yo he mantenido mi línea de sobriedad, de discreción, de pensar en el largo plazo. discreción, de pensar en el largo plazo. discreción, de pensar en el largo plazo.
La única forma de valorar a dónde hemos llegado es afirmar nuestra historia" Yo estoy haciendo la cirugía para la mujer, pero también para la fantasía del marido", Cuando yo hago una cirugía, no cierro, porque hay cirugías que a veces van a limitar una repetición en 20 años más.
Cuando yo rejuvenezco el rostro a una persona de 50 años, tengo que dejar una cirugía tan natural, bonita, con una expresión libre que, si esa persona me llega a consultar con 70, tenga opción a un segundo rejuvenecimiento, donde lo que se hizo no inactive ese segundo rejuvenecimiento, que puede ser 15 o 20 años más tarde. Me encanta poder planificar eso. --Usted también remueve tatuajes. Se ha visto mucha más gente con tatuajes que hace 20 años. ¿Cómo es el proceso de remoción? --El tatuaje, que también es otra moda, es ancestral. El pintarse el cuerpo lo tenemos en Chile, tanto con pigmentos, como con pequeñas agujas de forma muy artesanal. Y también ha significado lo mismo que hoy. Significa pertenencia a una comunión o a una comunidad. También representa juventud.
Como se ve a futbolistas y cantantes tatuados, un hombre de 55 años que quiere verse joven, a veces se hace un tatuaje en el hombro, en el pecho o en el brazo buscando emular una pertenencia a un grupo de edad. En el fondo, es un símbolo. Pero hay personas que se arrepienten. (Remover un tatuaje) era un tratamiento complejo porque había que, literalmente, arrancar toda la piel y poner un injerto. Hoy día es un tratamiento sencillo. El láser ha sido una herramienta estupenda. Hay una frecuencia de láser que destruye las partículas del pigmento. El negro es más fácil de quitar. Los colores, cuesta un poco más.
Puede hacerse en tres sesiones y, a veces, hasta 10, incluso 12, para tampoco maltratar la piel, porque finalmente es una radiación lumínica, una energía potente que produce, en altas dosis, una especie de quemadura que lo notan los hombres y mujeres que se depilan. Es una energía que va al pigmento, o del pelo o del tatuaje y produce una quemadura suave. --Su mujer es de Galicia. Ustedes comparten su vida entre Madrid y Santiago. ¿Cómo es vivir en estas dos ciudades separadas por un océano? --Es genial. El español, sobre todo el de Madrid, te hace sentir muy a gusto. Te sientes madrileño desde que te bajas del avión.
España también es más exigente que aquí, porque yo me horrorizo al ver nuestras fachadas todas pintarrajeadas, descuidadas por esta decadencia, desidia y, falta de voluntad de limpiar nuestras ciudades, sobre todo después del estallido. --¿ Qué diferencias ha visto entre los chilenos y los españoles? --En Chile, en general, somos descuidados con la vestimenta. Usamos una ropa que hemos copiado de Estados Unidos. El yanqui se viste con muchas zapatillas. Hoy el 80 o 90 por ciento de la gente anda con zapatillas, no con zapatos de piel, que no huelen, que van genial, son sobrios y elegantes y no tienen por qué ser incómodos.
Me di cuenta, hace 25 años cuando ya tenía casa en Madrid y compartía mi vida allá y acá, que yo iba en la mañana a abrirle al jardinero y resulta que estaba mejor vestido que yo. Mi jardinero llegaba impecable, con traje, camisa y corbata. Y yo andaba de buzo..