Autor: Alfredo Gutiérrez Fuentes @alfredogfuentes
Eddie Felson: el regreso del perdedor
Eddie Felson: el regreso del perdedor 0 Comentario de cine n el cine existen persoE majes que envejecen, maduran y evolucionan fuera del marco del tiempo narrativo convencional. No a través de secuelas frenéticas como "rápido y furioso", sino gracias a la profundidad que solo el paso real de los años puede entregar. Es el caso de Eddie Felson, el "Fast Eddie", interpretado por Paul Newman en el "El buscavidas (The Hustler) de 1961" y "El color del dinero" de 1986. Dos películas con 25 años de diferencia, dos directores Robert Rossen y Martin Scorsese y un mismo personaje. El Buscavidas es un clasico que se mueve entre el humo del cigarro, la tiza de pool y la derrota existencial. Eddie es joven, engreído, brillante con el taco en la mano, pero torpe en la vida. Al inicio de la pelicula sufre una derrota frente a Minnesota Fats (Jackie Gleason), es el fracaso de la habilidad frente al carácter. Lo que Rossen construye acá, se aleja del juego mismo, para centrarse en la tragedia personal. Eddie pierde porque aún no entiende que el talento sin disciplina es autodestrucción. Esta pelicula está cargada de personajes trágicos, y quizás ninguno más que Sarah (Piper Laurie), una mujer rota que intenta sobrevivir en un mundo que la margina por su discapacidad y su aparente fragilidad. Ella no solo es el interés romántico, sino su espejo más cruel, pues ambos son briIlantes pero autodestructivos. Y en un rincón silencioso de este mundo está el "gordo de Minnesota" (Minnesota Fats). Glorioso, elegante y sereno. Pero hay algo profundamente triste en el. Su talento es incuestionable, pero vive bajo la sombra de Bert (George C. Scott), el manager que mueve los hisu propio deseo de volver a jugar, de competir, de ser alguien. La evolución de Eddie Felson es fascinante. Del joven que perdió por arrogante, al mentor que se reencuentra consigo mismo. Paul Newman ganó por esta interpretación el único Oscar de su carrera, como si tación sobre la experiencia, la manipulación y la necesidad de redencion. Eddie ya no juega, vende whisky. Pero cuando conoce a Vincent (un joven Tom Cruise en modo tornado), ve en el al Eddie que fue, es decir, deslumbrante, pero inmaduro. Lo toma bajo su tutela, lo transforma en producto. Pero en el proceso, redescubre Hollywood le pidiera disculpas por no habérselo dado antes. Dicen que al recibir el guion, aceptó el proyecto solo cuando supo que no sería una repetición de The Hustler. Queria explorar el fracaso, la madurez y la dignidad en la derrota. Scorsese lo entendió, y construyó una pelicula donde el drama se juega en las miradas, en los silencios, y no solo en las mesas de billar. Hoy, ver ambas películas es como abrir un libro en dos tiempos, por un lado, está la juventud impetuosa y por el otro la madurez introspectiva. Me Interesa cuando el cine logra hablar honestamente sobre el paso del tiempo, no con flashbacks, sino con cicatrices reales. Eddie Felson no solo volvió, creció. Y con él, el cine también. Al final, son más que películas complementarias, son un mismo retrato visto desde dos espejos distintos. Uno joven y roto, el otro viejo, pero en pie. Y al fondo, el eco de una frase final que parece flotar sobre la mesa de pool "Estoy de vuelta". los. Fats, pese a su fama, se comporta como un animal amaestrado, un perro fino que sabe cuándo jugar, cuando parar y cuando sonreir. Avancemos 25 años. El mundo ha cambiado, el cine también. Scorsese retoma al personaje de Newman, no como una secuela convencional, sino como una medi-.