Autor: Claudio Elortegui Gómez Doctor en Comunicación Director Escuela de Periodismo Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Columnas de Opinión: El humo del tren
Columnas de Opinión: El humo del tren on la reciente confirmación del retraso en la licitación del tren valparaiso-Santiago, recogiendo el eufemismo de los titula66 res que publico la prensa nacional esta semana, se evidencia un nuevo anuncio del nivel central que no llego a concretarse para nuestra región en los plazos y trazados originales. En esta oportunidad, como en tantas otras de la historia local, el anhelo ferroviario de conexión con la capital quedó en rimbombantes intenciones, puestas en escena y abundantes comunicados de prensa.
Si bien existía un escepticismo natural con el proyecto, que generó más dudas técnicas que certezas, sobre todo luego del estreno comunicacional que se realizó en Limache, en 2023, la particular forma que tienen los tomadores de decisión de La Moneda y sus alrededores por marcar los tiempos y dilapidar obras, provocaron variadas reacciones en el mundo politico regional. Probablemente, muchas de esas declaraciones de molestia y estupor también obedecen a lamentos impostados ante lo que fue un volador de luces que cumplió su objetivo en un momento determinado de la coyuntura. En rigor, pocos auguraban un nivel de avance significativo del proyecto durante esta administración, pues fueron otros los hitos del denominado plan "Trenes para Chile" que se podrán ostentar para la posteridad. Independiente del color político y el poder de turno, la Región de Valparaiso sigue en su tortuoso camino de recibir constante maltrato. Esto ya está instalado, desde hace un buen tiempo, tanto como cuando los trenes se divisaban a lo lejos por sus humaredas y el vigor de sus máquinas. Ahora, con todo lo acontecido, solo queda el humo como expresión coloquial de aquello que provoca ilusiones, confusiones, falta de claridad, situaciones que no parecen lo que son. Del tren, poco y nada.
La notable pluma periodistica y de investigación de Roberto Hernandez, con su texto "El Roto Chileno" (1929), nos transporta a la ceremonia de la primera piedra del ferrocarril Valparaiso-Santiago, "por los sitios del Barón, se bendijo el 1º de octubre de 1852", transmitiendo la magnitud de lo que era esta obra para la época y como se avanzó a pesar de las dificultades. El tren forma parte de nuestra identidad regional y marcó la superación de adversidades monumentales, mediante la fuerza humana de los trabajadores, la resiliencia de los actores involucrados y la proeza ingenieril.
Señala Hernández, que "los siete kilómetros que se cuentan de la estación del Barón a Viña del Mar, costaron cerca de un millón de pesos oro y se emplearon tres años en los trabajos, hasta su inauguración el 17 de septiembre de 1855. Fue aquella una de las secciones más difíciles de la linea, por lo abrupto y caprichoso de la costa. Y qué decir del túnel de San Pedro, ¡un prodigio para su tiempo! Tiene como veinte cuadras, que tuvo que abrirlas en la roca viva el combo del roto minero. Varios contratistas se arruinaron, el trabajo duró seis años, de 1855 a 1861.
Entonces no se conocía la maquinaria moderna, que perfora uno o más metros por dia en los más grandes túneles" (1929: 85-86). ¿Cómo se pudo sostener el proyecto para la época? El mismo Roberto Hernández (1929) señala que "el ferrocarril de Valparaiso a Santiago, tiene indisolublemente ligado el nombre de Mr. Enrique Meiggs, elfamoso empresario norteamericano, que se enamoró de la pujanza del roto chileno. El ejército carrilano que tuvo a sus órde· nes, llegó a más de diez mil o doce mil peones", El tren ha sido un simbolo en el pasado, y lo sigue siendo hasta nuestros dias. Antes, fue la representación del progreso, de la Revolución Industrial, incluso, de una región que se negaba a quedar aislada del mundo y sus oportunidades. Hoy, los trenes pueden ser un hito de la sostenibilidad, de la eficiencia energética y la pulcritud de las conexiones urbanas bien diseñadas. Permiten nuevas narrativas y dimensiones para la gestión de lo público, debido a cómo dinamizan los espacios.
En definitiva, aunque a veces el humo reinante pueda decepcionar, son proyectos a los que no se puede renunciar como región.. Independiente del color político y el poder de turno, la Región de Valparaíso sigue en su tortuoso camino de recibir constante maltrato. Esto ya está instalado, desde hace un buen tiempo, tanto como cuando los trenes se divisaban a lo lejos por sus humaredas y el vigor de sus máquinas"..