A dónde están, que no se ven
Cristián Stewart Idea País a entro de las varias aristas del caso Monsalve, ¿qué ocurrió con el compromiso irrestricto del que alardeaban ciertos grupos respecto de la causa feminista? Los antecedentes del indican que hubo lentitud, silencio, desidia —y quizás cosas peores que la justicia se encargará de resolver—, pero faltó compromiso con la victima. Que resulta que es una mujer. Las canciones de las barras de fútbol adolecen de muchos problemas. Hay entonaciones racistas, xenófobas, violentas, o que promueven malos hábitos. Pero no podemos soslayar que sus letras suelen reflejar buena parte de la realidad social, construida a punta de malestar y exclusión.
Uno de los cantos más benevolentes alude al bajo número de la barra rival: «¿ A dónde están? que no se ven... ». Lo mismo se preguntan muchas personas hoy con las líderes de enormes movilizaciones feministas, como Las Tesis, cuyas performances y letras se replicaron alrededor del mundo. Monsalve es y será inocente hasta que se demuestre lo contrario.
Pero el silencio de ciertas defensoras del feminismo frente al descriterio con que el gobierno frenteamplista ha gestionado esta acusación resuena crudamente en su credibilidad. ¿Qué pasa hoy que sus escasas palabras suenan tan contradictorias en comparación a lo que sostenían hace poco? La inconsistencia no es monopolio de esos grupos. «Las mujeres solo les sirven cuando hay que salvarles la elección». Tajante declaración, que no proviene de las «oposiciones», sino de Naschla Aburman, expresidenta de la FEUC por el NAU, una de las cunas del Frente Amplio. Y es que el Gobierno también ha puesto de lo suyo. El FA llegó a La Moneda, en buena parte, gracias al voto femenino. El mismo que hoy probablemente observa decepcionado el letargo frente a la protección a la víctima en este penoso caso. Porque ni los gastos económicos del tratamiento médico y psicológico de la víctima han sido cubiertos por el Estado, según consignó hace días su abogada. Lo que se esperaría del «primer gobierno feminista de Chile» no son largas conferencias de prensa ni autoseguridades excesivas del talento propio para «salir jugando», sino acciones coherentes. Es el primer paso para terminar con los pitutos, los privilegios, el machismo, la desigualdad, el neoliberalismo, y todos los enemigos jurados de los que les ha costado tanto separarse. Acción y coherencia. Tan simple, y tan lejano.