TALCA, outdoor y Londres
TALCA, outdoor y Londres "C uando dije que venía a Talca, se rieron", recuerda Hilary Cross, 63 años, acento británico, binoculares en mano, antes de que el ornitólogo español Daniel Imbernón empiece a contarle todo sobre la fardela negra, mientras un ejemplar vuela frente a nosotros.
No estábamos en Talca, pero de ahí salimos esta mañana con Hilary, periodista, inglesa, pelo lacio y blanco por encima de los hombros, atlética, que antes había estado haciendo un reportaje para la sección lugares ecológicos donde alojar en Sudamérica de la revista online de un amigo. En Chile había visitado Santiago y Valparaíso. Y ahí se rieron de su plan. Meses antes, aún en Londres, vio en una guía Lonely Planet la foto de un lugar en las afueras de Talca. Ahí es donde quería descansar unos días. A Hilary le pareció curioso lo de las risas, y las explicaciones que le dieron (varias historias y chistes). Nada le dijeron de los paisajes, de las alternativas de naturaleza en los alrededores.
Empezando porque, a unos 15 minutos en auto del centro, bordeando el río Lircay, está el Lodge Casa Chueca, precisamente el sitio que vio en esa guía en Londres, y en cuya recepción descansa un grueso libro de registro de visitas.
En él, a mano, se lee el mensaje de Rosa María que viajó de Italia; de Simón, informático de Francia; de Paulina, funcionaria del gobierno de Polonia... Todos con un mensaje similar: Talca y alrededores son más que una anécdota.
Rapel en la Cascada Invertida Es un sábado a medio día y cuelgo 50 metros bajo la cima de una cascada, con el agua cayendo por mi lado derecho, mientras la persona que vela por mi seguridad desde arriba dice que suelte la cuerda que sujeto con las manos y empuje con fuerza los pies contra la pared rocosa para alejarme de ella en.. . uno, dos, tres. Mucho más temprano, John Hernández me había recogido en Casa Chueca. Guía de montaña, venezolano, 27 años, dice que en su país lideraba expediciones a los picos Bolívar y Humboldt, sus dos cumbres más altas. Cuando llegó a Chile no soportó Santiago y se vino. "Todos me decían que todo lo malo pasa en Talca". Aún así, le pareció un diamante en bruto. El destino de hoy está a 130 kilómetros del centro de Talca por la Ruta 115 en dirección a Argentina. A las 9:50 de la mañana éramos un grupo de solo cuatro pasajeros.
Íbamos al salto Lo Aguirre, una caída de agua de unos 100 metros cada vez es más conocida, solo que con el nombre de "Cascada invertida". Así se leía en el cartel instalado en la gran explanada que nos indicaba hacia dónde caminar. Recién después de mediodía es cuando el viento es suficientemente fuerte como para levantar el agua. Y no es seguro que ocurra, advirtió Hernández. Para lo que haríamos hoy, mejor que no pase. Junto a John está Felipe Parada, 34 años, talquino. Hace unos seis años que ambos se dedican a Rucandes, su agencia, cuyo fuerte son las actividades al aire libre con cuerda. En unos 30 minutos llegamos al borde del terreno por donde se precipita la cascada. Luego de chequear todo el equipo, primero bajó el venezolano, que nos recibiría en un área de descanso en la ladera del salto, unos 50 metros más abajo, a medio camino hasta la base.
Cuando llega mi turno, alcanzo a ver largos kilómetros en todas direcciones: un paisaje de miles de años de erupciones, piedras, glaciares y lava que moldearon cañones y escarpadas laderas ideales para la escalada, todo lo que hace conocido al valle de los Cóndores, en la cordillera del Maule. Me pongo de espaldas al vacío y comienzo a descender. Me balanceo: sujeta por el arnés, mirando al cielo, suspendida en el aire. Al llegar, John me asegura a un cable metálico en el lateral de la cascada, donde hay una pequeña franja de tierra que bordea la pared de piedra. Ellos mismos han instalado cables, pernos, chapas y todo lo necesario para hacer posible la actividad. Luego caminamos 20 minutos hasta la cascada Arco Iris, que cae fina sobre la pared más escarpada, angulosa e irregular que he visto. Nos bañamos y luego, lógicamente, por algún sitio tendremos que subir para volver a la van. En la misma pared, unos metros más allá, hay una vía ferrata, un camino de grapas de fierro incrustadas en la roca, por las que debemos subir. Nos volvemos a poner arneses y comienzan los bailes de Elvis: cuando tiritan las piernas por el esfuerzo que se requiere para escalar esos peldaños. Aviturismo costero Hilary Cross, la periodista inglesa, había venido a la Casa Chueca a descansar, pero aún así quiso acompañarme al próximo panorama. Salimos temprano para recorrer unos 100 kilómetros en dirección a Constitución, con el ingeniero agrónomo, ornitólogo y guía Daniel Imbernón.
En la Región del Maule hay unas 250 especies, dijo Imbernón bajo una de las rocas de esta playa, tan altas como un edificio de 10 pisos, con su cuaderno para anotar los avistamientos de la jornada. "En octubre, noviembre y diciembre es más entretenido", dice: es cuando las aves buscan pareja, con su plumaje recién mudado.
Por eso este año, el segundo sábado de octubre, él se unirá a otros en lo que llaman el Big Day, actividad que se realiza a nivel mundial dos veces al año, y que en Chile también se convoca en mayo. La idea es que la comunidad ornitológica busque la mayor cantidad de especies y registre sus encuentros en la plataforma online eBird. Entonces recorrerán la misma ruta que seguimos ahora, pero para entonces las expectativas son ver unas 90 especies. La experiencia hoy es emocionante. Mientras habla, Imbernón se interrumpe solo. Dice, por ejemplo: "¡ Oh, son todos piqueros!". Y explica que estos se alimentan de anchovetas y sardinas, así que dependen de la corriente de Humboldt. Luego cuenta que estas formaciones rocosas albergan la colonia más meridional de gaviotín monja. "¡Oh, es precioso! ", dice incluso antes de ver a este pequeño pájaro gris oscuro de pico y patas rojas. A las 9:37 ya hay 11especies en su libreta. Seguimos hacia las dunas y humedales de Putú, 30 kilómetros al norte, donde vemos casi 60 especies en un par de horas.
Más al norte, por la ribera del río Mataquito, suma aves que migran de México, Brasil, Alaska, patos capuchino, colibríes gigantes, zarapitos y hasta el escurridizo siete colores (que inspiró a Fiu, la mascota de los últimos Juegos Panamericanos). Hilary ya le había tomado el gusto a la observación de aves. En su país, hace 45 años que miles de personas registran en un par de días las que ven en sus jardines. El evento lo organiza la Royal Society for the Protection of Birds y este año convocó a más de 600 mil participantes.
Eso sí, dice, no imaginó lo que vería aquí. "Una de las gracias de Chile es que lo mejor está en el mar, algo que la mayoría de la gente no cacha, no tiene idea", dice Imbernón, quien dejó Barcelona para casarse y ahora vive en Talca con su hija y esposa chilenas. Ha visto así crecer el interés por la observación de aves, que en otros países contribuye a la conservación de áreas de alta diversidad, y al desarrollo de las comunidades mismas.
Casa realmente chueca Una de las explicaciones a la llegada de turistas extranjeros a la zona tiene que ver con el austriaco Franz Shubert y su esposa, la alemana Kathrein Splett: guía turístico y de montaña él, especialista en turismo ella. Los dueños del Lodge Casa Chueca. Llegaron a Chile en 1993 con poco más de 20 años y lo primero que hicieron fue buscar un lugar que les "tincara" para vivir. Cuatro años después, en las afueras de Talca, compraron un terreno de 8 hectáreas donde hoy tienen 12 habitaciones en distintos módulos repartidos por el lugar.
Hay desde piezas compartidas a departamentos individuales, ocupados principalmente por turistas extranjeros que buscan algo con alma, al estilo de las pousadas de Brasil, dice ella, que durante su adolescencia vivió casi 5 años en ese país. A primera vista, muchos de los edificios del lodge tienen un aire colonial: de una o dos plantas, con madera, adobe y tejas. Su casa con Franz es del mismo estilo. Querían que se viera antigua. Notaron que esas construcciones a veces tienen muros torcidos, porque los adobes no son perfectamente cuadrados, y quisieron replicarlo. "Les dijimos a los constructores que la hicieran chueca". Y de ahí el nombre. En el lodge hay parras, manzanos, perales y otros árboles que marcan los senderos que cruzan la propiedad, entre medio de delgados arroyos que corren al río Lircay, al fondo del terreno. Kathrein y Franz tienen dos hijos, Michay (19) y Amayu (15), que acaba de volver de la Patagonia con su padre.
En la noche, después de la comida, cuando se reúnen los huéspedes del lodge, muestra fotos del viaje. "Esto es el Chile por el que vinimos a Chile", dice Franz, y agrega: "Europa es hermosa; Austria es hermosa, pero mires donde mires hay una casa, un estacionamiento, un tren, hay un restaurante... ". Saben lo que dicen. Pasaron los primeros 6 meses de estadía en Chile recorriendo el país. Solo un año después comenzaron a recibir turistas de habla alemana con su empresa Turismo El Caminante, que ofrece experiencias en la naturaleza. Para Franz, hasta el terremoto del 2010, Talca era una de las ciudades más lindas de Chile.
Además, tiene buen clima, está relativamente cerca del aeropuerto de Santiago y su cordillera no ha cambiado. "Es fantástico: hay bosques, hay glaciares", dice y ejemplifica con el volcán Azufre, que solo unas cinco personas suben al año. Kathrein y Franz han tratado de promover todo esto a través de su Fundación Trekking Chile, que impulsa el turismo sostenible y el desarrollo de comunidades locales. Así, las escuelas locales reciben clases de educación medioambiental y hacen visitas guiadas a un pequeño museo en la propiedad. Para los adultos tienen cursos de guía de senderismo, y planean abrir una escuela de guías turísticos de intereses especiales, para que se formen en deportes aventura lejos del turismo masivo. Uno de sus últimos proyectos es una guía del Maule, donde más de 70 emprendedores y guías muestran su oferta.
Este directorio de bolsillo es color naranjo como la flor del Austrocactus hibernus, cactus endémico de la zona, cuya foto en la publicación está acompañado por la frase: "Esta flor es sinónimo de la Región del Maule.
Es única endémica, muy bella, difícil de encontrar y poco conocida". D TALCA, outdoor y Londres Hay todo un "ecosistema" de extranjeros dedicados al turismo que tienen a la capital del Maule como eje de acción: luego de unos días aquí, hay que darles la razón. TEXTO Y FOTOS: Caterinna Giovannini, DESDE LA REGIÓN DEL MAULE. RAPEL. Los primeros 50 de los casi 100 metros de la Cascada Invertida se bajan con arnés. RUC ANDES OPORTUNIDAD. La observación de aves contribuye al fomento del turismo local. VOLCÁNICO. En el valle de los Cóndores todo es piedra y vestigios de miles de años de erupciones. VÍA FERRATA. Por la pared junto a la cascada Arcoiris, el grupo escaló unos 20 metros verticales de peldaños de fierro. BIG DAY. La próxima cita que reunirá a aficionados a las aves para registrar sus avistamientos en eBird tendrá lugar en octubre..