Autor: Matías Concha P.
La pobreza, soledad y vejez al margen de la prosperidad minera de Calama
La pobreza, soledad y vejez al margen de la prosperidad minera de Calama reaao. Segundo y Daniel Aguilera comparten su lucha contra el cáncer en una casa desprovista de servicios básicos. Junto a ellos, Leopoldina Mora enfrenta sus propios retos, viviendo bajo condiciones similares de abandono y aislamiento. Matías Concha P. cronicaomercuriocalama. cl cultos a la vista de todos, en medio del desierto, hay una choza repleta de perros, polvo y basura. Ahí viven Segundo Aguilera, unadulto mayor, y su hijo Daniel Aguilera; ambos enfermos de cáncer.
En ese páramo olvidado, a las afueras de Calama, llevan una existencia plagada de desafíos: no hay luz ni agua, y las paredes apenas resisten los fuertes vientos y las temperaturas que descienden amenos de 0'Cen invierno. amenos de 0'Cen invierno. ¿Por qué viven aqui? -Llegamos hace ocho años, después de que desahuciaron ami hijo Daniel de cáncer en Antofagasta. Nos dijeron que solo le quedaban tres meses de vida y lo perdimos todo. A mí también me habían diagnosticado cáncer y mi hijo era mi cuidador. Estábamos sobreviviendo en una pieza con lo que él ganaba como mecánico, pero después de que él enfermó quedamos en la calle, Antes vivíamos en la Población Gladys Marín, en Calama. Pero, ¿qué selevaa hacer? La vida aquíes dura, tan dura que ni al peor demis enemigos se la desearía. demis enemigos se la desearía. demis enemigos se la desearía. Calama tiene dos rostros, como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Durante el día, es una ciudad próspera, alimentada por las riquezas delas minas de cobre. Pero en sus márgenes, la realidad cambia drásticamente.
Alejados del bullicio minero, la noche cae pesada, y con ella, emerge la otra cara de Calama enel desierto. "Acá el modo de vida es violento, explica Segundo, de 78 años. "Por ejemplo, no hay agua, tampoco luz, ni micros o colectivos; no llega nadie.
Los vecinos, que estánen la misma == SEGUNDO AGUILERA DE 78 AÑOS 6VIVE EN CONDICIONES DE POBREZA EXTREMA EN UN CAMPAMENTO DEL SECTOR PONIENTE DE LA CIUDAD. quenosotros, se pegan la caminata de horas para llegara machetearala ciudad. A veces, pillamos un auto que nos lleva o hacemos dedo. Perosinotenemos esa suerte, hay que el desierto pata. Y a veces, en lanoche, cuandoeso pasa, hay que tener mucho cuidado; el desierto está lleno de narcotraficantes y hoyos donde podrían tirarte. Como le decía, acá la vida no vale nada" Segundo mira hacia la distancia y, al divisar a su hijo Daniel en el horizonte, su rostro se ilumina. Tras caminar tres horas por el desierto, Daniel regresa sin éxito de buscar trabajo enla ciudad. Su figura, casi desvanecida, revela un profundo cansancio.
Aunque tiene 53 años, parece considerablemente mayor; la vida en este mente mayor; la vida en este mente mayor; la vida en este mente mayor; la vida en este mente mayor; la vida en este mente mayor; la vida en este páramo y el cáncer de páncreas le han arrebatado más años de los que realmente ha vivido. «El desierto y los perros fueronllos únicos que nos recibieron; el sistema nos comió todala plata que yo tenía y nos dejó de lado. Pero aquí tenemos nuevos amigos, y cada mes vienen los doctores a hacermetratamientos paliativos. A veces, incluso, aquí mismo me hacen las bombas de mantenimiento para el cáncer y me dan medicamentos, como insulina. Y bueno, aprovechan de ayudar a mi papá. ¿Lo vio? Éltambién tienecáncer yanda con una sonda que cuelga de un balde", comenta. NADIE ESCOGE ESTA VIDA Daniel y su padre, Segundo, forman parte de las más de 900 personas en situación de calle enla Región de Antofagasta. De ellas, 300 se encuentran en la ciudad de Calama, deambulando sin destino por la ciudad, encontrando refugio enel sector poniente de Calama o, decididamente, en el desierto. "Nadie escoge esta vida, amigo -continúa Daniel. Como. no tenemos electricidad se echan a perder mis remedios porque no mantenemos la cadena de frío y termino hospitalizado. Esla rutina". Como ellos, cerca de cinco mil familias viven en las tomas delsector ponienteen Calama. El agua escasea en este territorio y viven sin electricidad o desagile. El agua se compra en baldes o llega en camiones aljibes: cuatro baldes por diezmil bes: cuatro baldes por diezmil bes: cuatro baldes por diezmil pesos. El baño es un hueco en la tierra, sin posibilidad de echar agua. Lo llaman "pozo ciego". "Bueno, mi papá está más complicado que yo poreltema delasonda. A pesar detodo, sigo siendo su cuidador: le pongosus pañales, me consigo sus remedios, lo acuesto a dormir al lado mío, me preocupo de que despierte, Ese es mi mayor miedo, morir antes que él. Es un tema que los dos tenemos claro; sabemos que ninguno sobrevive si el otro muere. Y nos falta poco para eso", relata. ¡Como buen desierto, pocas veces llueve, peroel cambio climático está haciendo que esto nosea tan raro.
Una realidad desastrosa para la mayoría de las familias, ya que llueve sobre casas contechos de plástico lleFRANCISCO GONZÁLEZ nos de agujeros. "En febrero, debido a las lluvias, Domingo y Daniel podrían haber muerto -explica Paola Gatica, jefa del Programa de Atención Domiciliaria de Hogar de Cristo en Calama-. Cuando llegamos, los dos estaban con fiebre, acostados en una cama completamente empapada y rodeados de perros. Nosé cómo lo logramos, pero sin asistencia inmediata, hoy ellos no estarían contando su historia". ¿Quéayudales entregaron? «Llegamos con ropa, medicamentos, aislantes para el techo, lo inmediato. Y nosolo para ellos, también para otras personas, en su mayoría adultos mayores. La gente no lo sabe pero hay un nuevo fenóme.
La pobreza, soledad y vejez al margen de la prosperidad minera de Calama Viene de la página anterior. no que nosse ha identificado, me refiero a que cada vez hay más personas mayores que están sufriendo en las periferias de Calama, me refiero al aislamiento, la pobreza y la soledad. Hace pocas semanas, Hogar deCristoinstalóla primera piedra de la nueva hospedería en Calama.
El nuevo edificio, que cuenta con una importante inversión 2.980 millones de pesos del Gobierno Regional para su construcción, tendrá capacidad para recibir a 55 personas en situación de calle y 230 adultos mayores vulnerables de Calama. "Esto permitirá que losacogidosreciban el apoyo quemerecen y enlas condiciones adecuadas-opinael alcalde Eliecer Chamorro». Y esotiene que ver con una mirada de desarrollo. Es decir, nosotros somos capaces deaatender mejor a quienes más lo necesitan, significa que estamos brindando una mejor ciudad. Según informaron las autoridades, en un par de semanas comenzarían los trabajos que tendrían una duración de 18 meses.
LA SOLEDAD DEL DESIERTO Mientras tanto, en Calama, las personas mayores en zonas periféricas mantienen niveles de pobrezasignificativamente mayores a los urbanos, con el 33,1% viviendoen pobreza multidimensional, en comparación con el 16,5% en zonas urbanas. "Por eso este proyecto surgeenun momentocrucial afirmaJuan Cristóbal Romero, director ejecutivo de Hogar de Cristo". Loúnico peor que vivir en la calle es morir en ella, un destino trágico para muchas personas y por sobretodo, para adultos mayores.
Factores como rupturas afectivas, problemas económicos y conflictosfamiliares a menudo los llevan aestasituación, que acelera el envejecimiento y aumenta drásticamente el riesgo de muerte". En la Macrozona Norte, queincluye Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y Atacama, vivir en zonas periféricas puede ser un verdadero infierno. En ellas, llegar a un hospital puede demorar hasta 484,9 minutos, más tiempo que muchos vuelos internacionales.
Los tiempos de acceso a centros de salud primaria varían entre 57 y 224,3 minutos, y a cuarteles de Carabinerosentre 44,5 y176,5 minutos, siendo estos últimos los servicios más próximos. "A mílo que me complica son las horas médicas -dice Leopoldina Mora, de 65 años-. Cuando voy al Cesfam, tengo que caminar unas 10 cuadras para tomar locomoción y me demoro más de una hora en llegar al centro de Calama.
A las 6 de la tarde me encierro, nosalgo porque a esa hora empiezan los ruidos, y como alas 10 empiezan a correr los balazos". Leopoldina vive desde haceseisaños en el campamento Likantatay, ubicado en el sector poniente, donderesidenalrededor de familias con descendencia indígena de la Provincia de El Loa. ¿Nose siente segura en sucasa? -Los carabineros tienen miedo de entrar acá; se demoran horasosimplemente nollegan. Sinofuera por mi hijo, estaría ti rada en el desierto. He tenido dos robos aquí; me robaron la mercadería y mis cilindros de gas, y tuve que empezar de nuevo. Leopoldina depende de una pensión de invalidez, resultado de un accidente que sufrió hace siete años, en el que perdió la vista del ojo izquierdo y se quebró la clavícula. Ante esta situación, se lamenta: "Cuando empiezan los balazos, no puedo escapar Además del constante miedoalla inseguridad, Leopoldinaenfrenta otros desafios igual de dificiles: el fío, la luvia y la soledad.
Su hogar tiene un po20, pero no cuenta con alcantarilladoo agua potable. "Vivo en elsiglo pasado", dice, explicandocómo debe calentar agua en un tarro, jabonarse y tirarse agua para iniciar el día. "Esla vida delos viejos más pobres. Calama me dio muchas oportunidades cuando erajoven, pero desde que me hice mayor, dejó de dármelas. Paso sola, me levanto, tomo desayuno y juego con mi pedesayuno y juego con mi pedesayuno y juego con mi perro, Lobito, que está conmigo siempre. Eso es todo lo que hago", relata. La realidad de Leopoldina estálejos deser única. En la Regiónde Antofagasta, el 11.3% de las personas mayores son dependientes, lo que representa a más de 10 mil personas que necesitan ayuda constante.
Además, un 11.5% de los adultos mayores de la región viven solas en hogares unipersonales, lo que equivale a cerca de 11.500 personas enfrentando su vejezen completa soledad. "Esta realidad no es un fenómeno propio de nosotros revela la jefa de la línea adulto mayor del Hogar de Cristo, Dovis García-. Organizaciones comoel Servicio de Salud Pública de Estados Unidos y revistas como The Economist han calificado la soledad como una epidemia y han comparado el fenómeno conla lepra delsiglo 2.
Los últimos datos de la Casen 2022 revelan una realidad desgarradora en Chile: casi 680.000 personas mayores viven en situación de pobreza, sin acceso a servicios de salud nia servicios básicos, expuestosa diversos tipos de violencia y, sobre todo, a la soledad. Para Leopoldina, esta situación se ha vuelto una rutina diaria: "La verdad, ya me he acostumbrado a la soledad... somos muchos los que hemos normalizado vivir así. En ese abandono, al menos, no estoy sola". as as as as.