COLUMNAS DE OPINIÓN: No hay deuda que no se pague
COLUMNAS DE OPINIÓN: No hay deuda que no se pague Opinión No hay deuda que no se pague Eladagio popularenseña que "no hay plazoque nosecumplanidewda que nose pague", que aplica para aquellos que, por conveniencia, interéso populismo prometen cosas para lograr objetivos o intereses personales, sin importar los efectos que pueden ocasionar a otros.
Esto se hace más crítico cuando las promesas involucran recursos queson propiedad del Estado (de todos los ciudadanos) y queen el afán de cumplir a quienes se han hecho las promesas, se usan recursos sin unaevaluación técnica y racional, que conllevan excesos en la capa: cidad de gastos, excediendo en muchos casos, la disponibilidad de e: cursos de la quese dispone.
Seagudizaesta dinámica, cuando las promesas superan lo normal y son di Yigidas a vastos sectores de la pobla ción, principalmentede niveles medio y bajos ingresos, que en muchos casos ejercen presión para lograrlo prometi do, ante locual los gobiernos y el Con: greso, involucrados transversalmente en estas promesas se traspasan entre ellos la responsabilidad del incumpli miento de las promesas, Para salir del paso, buscan fórmulas dilatorias para traspasarlas al gobiemosiguien: te o usan sucedáneos otorgando una parte y diferir en varios años lo prometido. En otros casos, se recurre al cambio de nombre de lo prometido, para bajarlela tensión y que la gentese vaya olvidando de sus demandas creadas porlas promesas.
También, se ha estilado el establecimiento de programassociales improvisados, para salirdel paso y new: tralizarlas presiones que exigen a quienes se les prometió Sonlos casos de la promesa hecha sobre la condonación o elimina ción del CAE, o el pago de la deuda histórica a los profesores, que se arrastra por décadas, o la ilusión que muchas personas vulnerable se hicieron conlo prometido por las llamadas fundaciones, que desarrollarían unaserie de programas sociales dirigido principalmente a sectores vulnerables.
Este ipode promesas, sumado otros gastosque no Entre las promesas se encuentran la eliminación del CAE, el pago de la deuda histórica a los profesores o la ilusión que muchas personas vulnerables se hicieron con los programas de las fundaciones. cuentan con el financiamiento suficiente debido a un sistema tributario de recaudación insuficiente, terminan por generar un desequili brioenlas finanzas públicascon déficit considerable. Así, el año 2024 nuestro país termino con un déficit efectivo de 3,3% del PIB, que se explica poruna sobrestimación significativa de los ingresos y un des. control del gasto. No obstante, el objetivo era alcanzar un 1,9%, situación, que no es más auspiciosa para este año 2025.
Esto deja en una situación incómoda al propio ministro Marcel, quien fuera uno de los artífices en la implementación de la regla fiscal, durante el gobierno del presidente Lagos, que dio paso al balance estructural, estableciendo metas para promovery afianzarla responsabilidad fiscal, acuñando desde esa época la frase de ahorrar en periodos de vacas gor das para hacer frente a periodos de va casflacas.
La persistencia del déficit en las finanzas públicas, nos han obligado aechar mano alos ahorros que disponía el país y acrecentar nuestra deuda pú blica que ya se sitúa en el 42 % del PIB y estar pagando por concepto de intereses equivalentes al 1,2% del PIB(casi US$ 4.000 millones. en 2024). Esto evidencia de algún modo, un problema de gestión en el uso de losrecursos y en decisiones que no responden a niveles de eficiencia, acorde con las exigencias del escenario internacional. Los desequilibrios que presentan las finan zas públicas ameritan una atención urgente delas autoridades. VÍCTOR HERNÁNDEZ ROLDÁN l Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas Universidad de Concepción Universidad de Concepción.