Autor: Bélgica Arizmendy Carilao Ingeniera en Recursos Humanos
Seguridad y Bienestar: un compromiso que no puede esperar
Seguridad y Bienestar: un compromiso que no puede esperar Bélgica Arizmendy Caiilao Ingeniera en Recursos Humanos En En los últimos días, nuestra región ha sido testigo de hechos que nos recuerdan una verdad incómoda: la seguridad ciudadana no es un lujo, es una necesidad básica. Los accidentes accidentes automovilísticos vinculados al consumo del alcohol han vuelto a abrir una herida que, lamentablemente, se repite con demasiada frecuencia. Detrás de cada noticia hay familias, proyectos de vida y una comunidad entera que sufre las consecuencias de decisiones que pudieron evitarse. La seguridad, en cualquiera de sus dimensiones, está íntimamente ligada al bienestar. No puede haber desarrollo social, económico ni humano si vivimos con la sensación permanente de vulnerabilidad. Cuando una comunidad pierde la confianza en sus espacios públicos, en sus caminos o en la capacidad de prevenir tragedias, el tejido social se resiente. No hablamos solo de cifras, sino de calidad de vida que todos merecemos. El Estado tiene un rol irrenunciable en esta materia. No basta con reaccionar después de los hechos, se requiere prevención constante, educación, fiscalización efectiva y políticas públicas que respondan a las necesidades reales de la región. Pero la seguridad no solo depende únicamente de las autoridades y leyes, también es responsabilidad responsabilidad de cada uno de nosotros como ciudadanos. El consumo de alcohol asociado a la conducción no es una estadística aislada; es el reflejo de una cultura que aún debe evolucionar hacia una mayor conciencia colectiva. Necesitamos entender que el bienestar de la comunidad empieza en la decisión individual de actuar con responsabilidad. En un año marcado por elecciones, este tema no puede quedar fuera del debate. Quienes aspiran a liderar nuestras comunas, nuestra región y el país deben entender que garantizar seguridad seguridad no es prometer más controles, sino construir entornos donde la prevención sea parte de la vida cotidiana. Es momento de exigir propuestas claras, planes que vayan más allá del discurso discurso y compromisos que integren a la ciudadanía en la búsqueda de soluciones. La seguridad ciudadana y el bienestar colectivo no pueden ser vistos como tareas separadas. Un territorio donde la vida se cuida, donde las calles son seguras y donde existe confianza en las instituciones, es un territorio donde las personas pueden crecer, trabajar y soñar. Esto es lo que debemos demandar, políticas que pongan a la vida en el centro, autoridades que prioricen la prevención y una comunidad que se reconozca como parte activa del cambio. Magallanes merece ser ejemplo de seguridad y bienestar. Para lograrlo, necesitamos una mirada mirada integral que una Estado, sociedad y cultura en un mismo propósito: proteger la vida. Los hechos recientes nos llaman a actuar hoy, no mañana. Porque cada decisión cuenta, y porque no hay bienestar posible sin seguridad..